Posibilidad de un nido

¿Cómo que no hablemos del fascismo de Vox?

¿Cómo que no hablemos del fascismo de Vox?
El líder de Vox, Santiago Abascal, durante la clausura el acto de cierre de campaña, en la Plaza del Ayuntamiento, a 26 de mayo de 2023, en Toledo, Castilla-La Mancha (España). Mateo Lanzuela / Europa Press 26/5/2023

Una de las características de la última campaña electoral de la que nadie habla es el silencio. Los silencios son más reveladores que las voces, y mucho más peligrosos. Esto va de silencios. Los de la extrema derecha antes y durante los pasados comicios. Y ahora de nuevo. ¿Cuánto hace que no oyes unas declaraciones de Iván Espinosa de los Monteros, una salida de tono de Rocío Monasterio, una bravuconada de Javier Ortega Smith? ¿Cuánto hace que no sientes los cascos de la montura legionaria de Santiago Abascal? Han desaparecido de las televisiones y de sus propios medios de propaganda. Callan.

Cuando la fiera del fascismo calla, será porque anda en algo, porque le conviene. Taimado el lobo avanza, taimada la bestia da el siguiente paso, emboscada. Así sucede siempre. Como con los tsunamis, una calma dura de piedra seca antecede al zarpazo. El sigilo multiplica, conspira, ¿o es que alguien piensa que permanecen quietos? A la vista están las pruebas de que no es así, en la mitad de los gobiernos autonómicos de España. 

Ahora cunde aquí y allá la idea de que no hay que hablar de ellos, de los ultras, los violentos, de Vox. Se expande la consigna de que no hay que hablar de la extrema derecha porque los alimenta. ¿Más? ¿No ha quedado suficientemente claro lo que les ha engordado el silencio? Hasta tal punto que ellos, machotes de sacar pecho y enarbolar banderas, han pasado a las sombras. Ellos sí saben lo que les viene bien. Nosotras lo pagamos. 

Cada día me pregunto por qué nadie está hablando de Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de la República de Italia. Cada paso, cada medida, cada mirada de una fascista, de un fascista, en una presidencia europea debería ventilarse, conocerse. Deberíamos repetirnos sin descanso que está allí, que en Italia han llegado al poder. ¿Qué hacen? ¿Acaso siguen también agazapados a la espera de que el virus se multiplique, siga infectando?

Tengo el convencimiento, y sobre todo la experiencia, de que ningún silencio es bueno. En ningún ámbito. Nos venden la disparatada idea de no hablar de Vox como una estrategia política para que no crezca. Lo dicen desde el PSOE, en las tertulias, en artículos periodísticos y análisis. Que nos callemos la evidencia de que una parte importante de la gobernabilidad en España va a depender de ellos. ¿A qué fin? ¿Por qué y para qué deberíamos callarnos de este lado? Si ellos mismos permanecen mudos, ¿no será que es precisamente eso lo que más les conviene? Y, en cualquier caso, no se debe tapar, silenciar, el fascismo ni como táctica ni como estrategia. ¿Qué locura es esta que estamos viviendo? 

Me dicen los "analistas" que yo no entiendo de qué se trata, que no sé de eso. Probablemente. Yo lo que sí sé es que ningún silencio es bueno. Mucho menos el que alerta de que allá, entre las sombras, la bestia sigue avanzando, y cada vez mayor y cada vez peor. 

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