Posos de anarquía

Los tumores de Europa

Si le hiciéramos a Europa una tomografía (TAC), hoy detectaríamos en el Palacio Real de Ámsterdam un tumor cancerígeno. Hoy se dan cita allí todas las Casas Reales del Viejo Continente (y del resto del mundo) para asistir a los actos de coronación de los nuevos reyes de Holanda tras la abdicación de reina Beatriz. ¿No les resulta chocante que nuestros gobernantes no dejen pasar un sólo día para hablar de la democracia y hoy estemos asistiendo a esta celebración de más de siete millones de euros en la capital holandesa? ¿No les resulta extraño que en el mismo periódico puedan leer entremezclados términos como '6,2 millones de parados' o 'austeridad' con 'corona' o 'capa de armiño y terciopelo rojo'?

A mi, desde luego, sí me choca, porque veo en la monarquía  una institución pretérita que atenta contra cualquier valor democrático, que supone un síntoma más de lo enferma que está Europa y, por extensión, España. La naturalidad con que hoy se ven a estas instituciones es pasmosa, como también es asombroso que en España contemos con cerca de 3.000 títulos nobiliarios ostentados por unas 2.000 personas. Y si las Casas Reales son un tumor, estos nobles son su metástasis, incluidos los de nuevo cuño, puesto que ya es una cuestión de principios y, a mi modo de ver, cualquier tipo decente rechazaría un título de marqués.

Esta nobleza, que de noble no le queda más que su denominación, no es sin embargo el único cáncer de Europa. Sus Gobiernos al dictado de los mercados son otro y todos ellos entremezclan sus ramificaciones hasta el punto de que muchos dudan si extirparlos no se llevaría por delante la vida del enfermo, esto es, a la propia ciudadanía. La gran pregunta aquí es si tal y como se encuentra ahora la ciudadanía se encuentra ésta realmente viva. ¿Lo está o por el contrario merece la pena asumir el riesgo de extirpar estos tumores?

Uno no puede dejar de pensar en cómo Dolores de Cospedal habla del PP como del "partido del pueblo" o cómo Rajoy enumera implícitamente los valores que trajo consigo la Revolución Francesa y, sin embargo, por menos de lo que él ha hecho ya habría rodado su cabeza por el cadalso. Son muchos los que ahora llaman a la desobedicencia civil porque al fin se han dado cuenta de que lo legal no es lo correcto. Y es que, Platón ya lo decía, cuando quienes gobiernan se apropian del poder como de hecho lo hace el PP, es necesario eliminarles de inmediato porque a través de ese poder tratarán de legitimar lo que en sí mismo es ilegítimo. Ya lo hemos visto con la reforma laboral, la ley de costas, la eliminación de pagas extras o, ahora, la desindexación de la economía. Es más, ya lo hemos visto con el modo en que se legaliza la violencia policial y se criminaliza la protesta ciudadana.

Es hora extirpar tumores porque, en contra de lo que piensan estos cánceres, las defensas del cuerpo están más fuertes que nunca y son capaces de aguantar la operación. Hoy es más necesaria que nunca una quimioterapia intensiva que arrase de una vez por todas con estas metástasis de corrupción, de desigualdad y elitismo económico. No ha de quedar una sólo célula dañada.

Y todo ello, con Sanidad pública, por cierto.

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