Torremolinos es uno de los destinos turísticos preferidos por el colectivo LGTBI. Esta frase, en sí misma, es una auténtica barbaridad, porque esa preferencia viene especialmente determinada por el clima de libertad que respiran las personas. Obvio que el sol y las playas tienen que ver en ese preferencia, pero ¿cuántos otros puntos de nuestro litoral tienen mejores playas y no se sitúan en el top del turismo LGTBI? Muchísimos y eso se debe a que en esos otros lugares no se sienten tan cómodos, no pueden caminar cogiéndose de la mano, parando un instante para besarse... en suma, vivir.
En mitad del desierto, un oasis siempre es bienvenido, pero uno desearía que no existiera ese desierto. Torremolinos es uno de esos oasis para el colectivo LGTBI, especialmente para esas personas que, sea por el motivo que sea, se sienten más vulnerables a esas miradas incriminatorias, casi inquisitoriales, que desde el lado heterosexual o, simplemente, desde el lado de la mezquindad, lanzan algunas personas.
Ayer, la cadena Ritual Hoteles y la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA) Sylvia Rivera firmaron un convenio que hará historia. Esta cadena hotelera, que abrió su establecimiento en Torremolinos el año pasado entre la playa del Bajondillo y la plaza de La Nogalera, ya nació con la etiqueta 'gay friendly' y, además, izando la bandera arcoíris.
Ahora, con la firma de este convenio, Ritual Hoteles se convierte en la primera empresa española que garantiza la formación y contratación de transexuales. ¡Qué falta hacen más empresari@s con una mente así de limpia! A fin de cuentas, ya en 2010 un informe elaborado por la Universidad de Málaga ponía de manifiesto que más del 70% de las personas transexuales, sencillamente, no tienen oportunidades de acceder a un empleo, en especial, las más jóvenes. No hemos avanzado gran cosa en los últimos ocho años.
Las personas transexuales son vistas como bichos raros, sino como viciosos o promiscuos, cuando, en realidad, son personas con los mismos derechos y deberes que cualquier otra. Sin embargo, una parte de la sociedad española continúa cerrándoles puertas, impidiendo que se desarrollen en la comunidad como cualquier otra persona. Ello deriva, en muchos casos, en que terminen viviendo -o malviviendo- en la marginalidad, en un auténtico infierno rodeado de diablos con cara de ángel, que son aquellos que señalan con el dedo, que chismorrean, que ríen y se mofan.
Por eso la firma entre ATA y Ritual Hoteles es un paso de gigante que, ojalá, no hubiera sido necesario dar porque la sociedad española hubiera estado a la altura. No ha sido así y, precisamente por este motivo, el próximo 23 de febrero tendremos que volver a brindar: Se registrará en el Congreso de los Diputados la primera proposición de ley integral de transexualidad e intersexualidad de carácter estatal. Lo hará Unidos Podemos y, de esta manera, se desterrará la disforia de género, abrazando de una vez por todas la diversidad.
Se trata de una ley en la que la Plataforma por los Derechos Trans ha tenido mucho que ver, facilitando el consenso de más de 150 organizaciones a nivel estatal y que persigue acabar con la violencia que sufre este colectivo, con la exclusión laboral que padece. La gran pregunta es si formaciones, como el Partido Popular, volverán a demostrar que están todavía muy lejos de defender los Derechos Humanos más esenciales, como comprobamos el pasado mes de noviembre cuando se opusieron a que la transexualidad deje de considerarse enfermedad mental.