Posos de anarquía

Volvamos a la lucha obrera

Esta mañana escuchaba a un líder sindical sacar pecho porque han llegado a un acuerdo con la patronal para que en 2020, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) sea de 850 euros. Hasta entonces y considerando que esa cantidad continúa siendo insuficiente, ¿cuántas personas se habrá quedado por el camino?

El Estado de Bienestar se resquebraja a pasos agigantados. Hemos perdido la lucha obrera, se ha esfumado, y cuando eso sucede y el Gobierno te desampara cada vez más, la desigualdad a todos los niveles se dispara.

Recuerdo los primeros de mayo cuando era pequeño, las masivas manifestaciones recorriendo las calles, las casetas de los sindicatos en las ferias, el miedo que éstos generaban en la patronal. Todo eso ya no existe, hemos perdido esa batalla.

Tendemos a poner el foco en los dos sindicatos mayoritarios, a sacudirnos las culpas mirando a CCOO y UGT, responsabilizándolos de la sumisión obrera. Esa visión está parcialmente fundamentada, es cierto, pero olvidamos que por encima de eso está nuestra conciencia de clase obrera. ¿La conservamos? L@s más jóvenes, ¿la han tenido alguna vez?

Los sindicatos no son los trapecistas, sino nuestra red de protección para no caer, estamparnos contra el suelo y que nos devoren los leones. Por muy tensa que esté la red, sino no ponemos de nuestra parte, el número no sale adelante. Nosotras y nosotros somos parte del problema, no sólo los sindicatos. Con las mareas del 15-M y ahora, más recientemente, con las movilizaciones de l@s pensionistas hemos podido comprobar el poder que tiene la unión.

En lugar de resignarnos o eludir nuestra responsabilidad, va siendo hora de que volvamos a la lucha obrera, de que nos plantemos ante este sistema capitalista patriarcal e invirtamos los papeles. Hemos de ser capaces de someterlo, de que la solidaridad obrera haga a la patronal clavar la rodilla en el suelo, de acabar con esos argumentos falaces de que son los empresarios quienes generan riqueza para el país: nos roban hasta el alma para llenar sus bolsillos y consiguen que nos conformemos por migajas, que nos peleemos entre nosotr@s por un mendrugo de pan.

Hoy, aunque no vea las calles tan llenas como cuando era pequeño, es un buen día para recordar lo que perdimos, es una magnífica ocasión para no dar más pasos atrás y, junt@s de la mano, arrinconar a quienes llevan ya demasiado tiempo vampirizándonos. Volvamos a la lucha obrera.

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