Posos de anarquía

Vivir como ratas

Esta mañana Público ha seguido en directo la paralización de un desahucio, de un acto miserable a manos de la empresa Inversión en Proindivisos S.L. con la connivencia del Estado y la colaboración de la Justicia y Cuerpos de Seguridad. Nadie había dejado de pagar el alquiler ni la hipoteca. Se pagaba como, de hecho, se había pagado durante las dos últimas décadas, pero los vampiros capitalistas quieren más, prefieren vernos vivir como ratas desde su montaña de oro que favorecer la convivencia. Lo llaman libre mercado y yo, terrorismo habitacional.

Lamentablemente, el de Josefa Santiago no es un caso aislado. España está siendo atacada por los fondos buitres y su servidumbre bien pagada, sus Ana Botella e hijo, a los que no tiembla el pulso a la hora de poner en la calle a familias enteras con tal de pillar tajada. La sociedad lleva tiempo revolviéndose, pero no es suficiente. Hoy se ha conseguido paralizar el desahucio unos días, pero volverán. Habrá más casos.

Llenarán las ciudades de turistas y élites adineradas y la mugre como nosotr@s les estorbaremos. Primero nos echarán de nuestros hogares, porque puede que no sean nuestras casas, pero 20 años viviendo en el mismo inmueble lo convierten en nuestro hogar. Después nos echarán de nuestras calles, de las de todo@s, de esos espacios públicos que un día disfrutamos y que nos van arrebatando poco a poco con proyectos comerciales de ricachones que maldita la hora que se fijaron en España.

El gobierno socialista y algunos de sus socios de investidura avanzan que tomarán medidas para resolver con el alquiler lo que nadie intentó con la compra-venta: la burbuja. Unidos Podemos, de hecho, presentó en abril una propuesta de ley para limitar el precio de los alquileres. No olvidemos tampoco que ya a principios de año la PAH llevó al Congreso una renovada Ley de Vivienda para atajar esta burbuja, con el apoyo de Unidos Podemos, Compromís, ERC y Bildu; o que el mismo PSOE, junto a Ciudadanos, dejaron plantada a Ada Colau para hablar de esta cuestión. Es urgente tomar medidas para acabar con este terrorismo habitacional, con esta masacre que están cometiendo por todo el país con la más absoluta impunidad.

No perdonaremos a la izquierda jamás si no toma medidas, pero medidas de verdad y no parches cosméticos. Las listas de espera para alquileres sociales se cifran en miles y miles por todo el país. Desesperación. Las ayudas al alquiler no sirven absolutamente de nada, porque los precios están tan por las nubes que es imposible encontrar lugar donde dar con nuestros huesos.

Por otro lado, ponemos el punto de mira en los fondos buitre y demás holdings inmobiliarios para descargar nuestra ira, nuestra indignación, pero hay más miserables. Todas esas personas propietarias de segundas residencias que, sin precisar tanto dinero, alquilan sus pisos a precio de oro porque "es precio de mercado", son miserables, mezquinos. No son mejores que un fondo buitre, no se equivoquen. Si me apuran, todavía me revuelven más el estómago porque si los primeros se deben a unos accionistas e inversores que les aprietan (más ruindad), las personas propietarias son autónomas, libres de sus actos y se inclinan por la avaricia.

Toda es mezquindad, a todos esos terroristas habitacionales no les importa hacernos vivir como ratas... y una plaga de ratas es peligrosa. Empiezan revolviendo en la basura, a oscuras, sigilosamente; pero más pronto que tarde, corren por las casas a plena luz del día y toman lo que consideran suyo. Llegado un punto, no hay alerta sanitaria que pueda con ellas.

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