Posos de anarquía

Nuevos ataques al derecho de huelga

La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) vuelve a intentar vulnerar el derecho de huelga, un principio básico para la clase obrera sin la que no hubiéramos conquistado derechos laborales esenciales hoy en día. El presidente de CEHAT, Juan Molas, incapaz de garantizar un mínimo de condiciones mínimas para l@s emplead@s en su sector, ahora se revuelve por las huelgas que presumiblemente tendrán lugar en el sector aeroportuario (Ryanair, Iberia, controladores franceses de Marsella...) este verano.

Lejos de centrar sus esfuerzos en garantizar los derechos laborales a las personas que trabajan en el sector que representa -'las kellys', sin ir más lejos-, la CEHAT pretende que no haya lucha de la clase obrera que pueda perjudicar sus beneficios. Molas o no tiene ni idea o no la quiere tener de qué es el derecho de huelga. Así lo evidencia que afirme que la "costumbre de convocar las huelgas en momentos de utilización masiva y alta demanda internacional para tener mayor repercusión pervierte" el objetivo del derecho de huelga.

Pues claro, señor Molas. ¿Qué quiere, que se convoque la huelga cuando a usted le importa un pepino porque tienen los hoteles bajo mínimos? A veces, la desfachatez de algunas personas defendiendo su codicia no sólo los presenta como hipócritas, sino también como superados por hechos arduos para sus entendederas. La huelga, por definición, tiene que ser presión, mandar el mensaje al empresariado de que con bajo ciertas condiciones no se está dispuest@ a trabajar. A Molas eso parece importarle un carajo.

No es la primera vez que la CEHAT se columpia con este derecho constitucional, pidiendo una ley de huelga más "clara y contundente". En 2012 recuerdo cómo, con motivo de una huelga de pilotos de Iberia, también solicitó meterle mano a la ley de huelga. Entonces, ya estaba Molas de mandamás de la patronal y volvió a confundir la velocidad con el tocino al asegurar que esta huelga en Semana Santa vulneraba el derecho a la libre circulación de las personas.

Al empresariado se le atraganta el derecho de huelga. Eso es que funciona, que tiene utilidad, que sirve. Lo vemos estos días con Amazon, envuelta en acusaciones de contrataciones temporales para paliar los efectos de una huelga que, con motivo del Prime Day, ha vuelto a ser un éxito. Lo vemos con el modo en que el portavoz de los trabajadores de Coca-Cola de la planta cerrada de Fuenlabrada, Juan Carlos Asenjo, vuelve a enfrentarse a una pena de prisión por haber luchado pacíficamente por su pan y el de sus compañer@s (ni siquiera la Fiscalía aprecia indicios de delito), pero el empresariado quiere seguir amedrentando a la clase obrera.

Cuantos más empresari@s avaricios@s salgan a la luz intentando vulnerar nuestros derechos socavando nuestras libertades civiles, mayor será la oposición que encuentren. Confío en que toda la clase obrera esté a la altura, tanto desde un punto de vista intersectorial como desde la óptica del consumo. La solidaridad es nuestra mejor arma contra ese puñado de mandamases que sólo piensan en amasar fortunas, por mucho que partidos tan codiciosos como ell@s (como el PP), lelven mucho tiempo coqueteando con cortar aún más las alas a la clase obrera. Confíemos en que lo que se regulen y castiguen sean estos intentos de vulnerar el derecho de huelga. Hoy mismo el presidente Pedro Sánchez (PSOE) ha anunciado su intención de despenalizar los piquetes sindicales. Ese es el camino.

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