Este fin de semana se hacían públicas las pretensiones de l@s fascistas de Hogar Social Madrid de saltar a la política, de crear un partido político con el que llegar al poder. Su líder, Melisa Domínguez, considera que ha llegado el momento, que han conseguido generar el suficiente tejido social para dar ese paso estratégico. Detrás de todo, su miedo a ser declarad@s ilegales por hacer apología del fascismo.
Solo atendiendo al número de extranjeros empadronados en España, alrededor de cinco millones de personas correrían el riesgo de ser expulsados si est@s fascistas llegaran al poder (además de las que no están registradas por esta vía). Su mensaje de "España para los españoles" terminaría por arruinar el país, tanto desde la óptica multicultural como económica, pues en pleno retroceso de la población nacional (en 2017 nacieron menos español@s de los que murieron), las pensiones precisan de esa población foránea.
Atendiendo a su entrevista de El Plural, el fascismo de Domínguez y sus seguidor@s resulta más que evidente: "la inmigración de rumanos de etnia gitana es una lacra a la seguridad y un grave problema". Las estadísticas juegan en su contra -comparando delitos por nacionalidades-, pero su odio y su mezquindad anulan cualquier vestigio de lógica, hasta el punto de considerar inmigrantes, incluso, a l@s hij@s de segunda, tercera o cuarta generación de inmigrantes... y, por lo tanto, deseando su expulsión.
El fascismo juega con la manipulación de las personas, con su necesidad, con su desinformación. Acusar al actual Gobierno de vertebrar toda su política en la exhumación de Franco es simplificar tanto la realidad como simple es su razonamiento en el resto de las cuestiones. Olvida Domínguez la recuperación de la Sanidad Universal, la recuperación de la reproducción asistida para personas homosexuales, la reversión de los recortes en Educación, la renovación del Consejo de Administración de RTVE, la elaboración de los Presupuestos Generales más sociales de la última década (que previsiblemente no serán aprobados por la oposición fundamental de PP y Ciudadanos), la transparencia, habiendo respondido sólo en sus 100 primeros días a la mitad de las preguntas que dejó pendiente de responder Rajoy a su salida (más de 8.000 sin responder).
En cuanto se destapa lo que realmente es Hogar Social Madrid, sale su verdadera naturaleza: amenazas, agresividad, violencia, odio... Hace apenas unos meses se pudo comprobar, cuando tras la publicación de una columna de opinión sus seguidores se dirigían a mí en estos términos: "Guarro de mierda, te deseo que el próximo brindis lo hagas con los ojos en las manos y cagando sangre"... o cuando una pareja gay se besó frente a su manifestación y le gritaron "Sidosos, maricones", siendo imprescindible la presencia policial para que no terminara en una violenta agresión.
Detrás de esta ambición política no sólo se encuentran las ansias de poder de Domínguez, sino también una cuestión de supervivencia al saberse amenazada por la posible ilegalización/penalización de colectivos que hagan apología de fascismo... como es su caso. La buena noticia de este salto a la política, que no le libraría de estar fuera de la ley, es que fragmenta aún más a la derecha: partidos como PP, Ciudadanos, VOX y ese posible Hogar Social Madrid se repartirían a esas personas fascistas convencidas y a las manipuladas... por eso a los tres primeros se les atraganta tanto condenar el franquismo.