Posos de anarquía

Quiénes nos gobiernan realmente

Quiénes nos gobiernan realmente¿Es compatible una democracia real con el capitalismo? La cuestión no es sencilla, porque a pesar de que la primera reacción es asentir, si uno analiza con detalle la realidad no tarda en constatar, no sin poca desazón, que la democracia está herida de muerte. El poder de los mercados ha superado al de las instituciones, al de la soberania popular. ¿Se vive mejor que en una dictadura convencional? Sí, pero que nadie obvie que el hecho de que a nadie le den ya el paseo no quiere decir que no se esté excluyendo, explotando y precarizando la vida de millones de personas.

Hay datos que son innegables y que cuestionan la viabilidad de este modelo. Mientras los salarios de la clase trabajadora se desploman, los sueldos de los altos directivos del Ibex 35 subieron el año pasado un 11,5%. Esos son los directivos que no tienen problemas para pagar la luz o el agua, que no padecen el encarecimiento de la vivienda, que comen más de tres veces al día y, además, comida de calidad que no está al alcance de cualquier bolsillo.

Estos son los directivos también al frente de un grupo de empresas que conformaron un cartel para amañar concursos públicos ferroviarios y a los que la Justicia ha tenido a bien dictar una sentencia ridícula de 118 millones de euros cuando el botín de la tropelía superó los 1.000 millones de euros. ¿Qué sentido tiene todo esto? Curiosamente, en los informativos de TVE, ni siquiera se citaron los nombres de las empresas involucradas, en las que se encontraban filiales de grandes constructoras como ACS, Sacyr y OHL, y multinacionales como Siemens y Alstom. También resultaron implicados Elecnor, Inabensa (Abengoa) Cymi, Isolux, lectren, Comsa, Indra, Telice, y Citracc. Nada es casual.

La pregunta en este punto es: ¿es posible parar, no ya de golpe, sino al menos poner límites a esta perversión democrática? El miedo que se ha percibido en la élite económica nos dice que sí, aunque se trate de una carrera de fondo. El nacimiento de un partido como Ciudadanos o el resurgir de la extremaderecha con Vox -a fin de cuentas, buena parte de la cúpula directiva de esas empresas son herederos directos del Franquismo- son síntomas de esta democracia enferma, cuya fiebre sigue subiendo. Las mismas cloacas del Estado señalan en dos direcciones: a las marionetas de esos mercados y a quienes más los amenazan con principios que resquebrajan ese capitalismo.

Históricamente hemos visto cómo los gobiernos del PSOE también se han plegado a los mercados porque éstos son los que quitan y ponen presidentes en La Moncloa. La condonaciones de deuda, los guiños a la patronal con reformas laborales que ponen contra las cuerdas a la clase trabajadora, el congelador de exigencias de devolución del rescate bancario o de los privilegios de la Iglesia católica... todo ello son más síntomas de una enfermedad cuyo antídoto tiene forma de papeleta. Quizás es el momento de dar una oportunidad a l@s únic@s que realmente han hecho sudar frío a los mercados porque, cada vez que éstos tiritan, nosotr@s estamos más calientes.

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