Anda la hinchada de la educación concertada un poco revuelta estos días porque en el horizonte comienza a vilumbrarse, quizás, el fin de su chollo. La negativa a seguir soltando chorros de dinero público para que unas pocas personas, muchas de ellas crucifijo en mano, se llenen los bolsillos ha producido cierto escozor en quienes sacaban tajada de ello... y, tan católic@s ellos y ellas, no han dudado en llenar las redes sociales de bulos. Derechit@s a su infierno cristiano van a ir.
"La confederación de padres católicos pide al Gobierno ayuda para financiar la educación privada de sus hijos". Parece el principio de un chiste... o un chiste en sí mismo, pero no, se trata de un titular real que evidencia la calaña de esta gente. Quien quiera educación privada, que se le pague. Si no quiere o no puede pagársela, tiene a su disposición una Educación pública que entre todas y todos tenemos que hacer mejor, porque no se equivoquen, no es menos importante que la Sanidad pública, tan olvidada siempre y de la que nos hemos acordado tanto estos meses.
Escuchar a los señores con sotana hablar de "ataque a la libertad" por no querer financiar la educación con la que se lucran es esperpéntico. La libertad no está en cuestión: cualquiera que quiera recurrir a la educación concertada puede hacerlo, pero con su dinero. Del mismo modo que parece absurdo exigir al Estado que nos pague nuestra sociedad médica privada, sucede lo mismo con la educación.
La derecha, con el PP a la cabeza, suelta la retahíla de "sectarismo" con la misma carrerilla con que entona su 'padre nuestro', esto es, sin reparar siquiera en lo que dice. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la misma que dice que no es hora de hablar de los derechos LGTBI porque es hora de hablar solo de economía, afirma rotunda que defenderá la educación concertada ante cualquier ataque. Ya lo hace, subvencionándola, mirando para otro lado ante las irregularidades que se cometen y cerrándose en banda y tirando de opacidad ante los requerimientos de Público por conocer el resultado de las inspecciones de Educación realizadas en la concertada católica tras las denuncias de supuestas infracciones.
El único ataque que se produce es el que sufrimos quienes defendemos la Educación pública: inyectar dinero del Estado para el negocio de la educación, mientras continuamos precisando más recursos humanos y manteriales en la Educación pública, es atacarnos, es privarnos de un derecho constitucional y eso, tan constitucionalista que es la derecha, incluso la más rancia, no debería permitirlo... pero, como hacen con la democracia, defienden la Constitución únicamente mientras beneficia a sus intereses que, por lo general, van ligados a sus bolsillos.