Paula Dapena, jugadora del Viajes Interrías FF, mostró su rechazo a Maradona durante el minuto de silencio que se guardó el pasado fin de semana para homenajear al futbolista argentino. Ahora, la jugadora de este equipo de la Primera Nacional Femenina ha de soportar amenazas de energúmenos a los que la sesera nos les alcanza a mucho más que berrear 'Gol'.
Cualquier debiera tener derecho a no compartir homenajes sin ser agredid@ o amenazad@ por ello. Eso es algo que no parecen entender un puñado de descerebrados que han arremetido contra Dapena porque ella consideró que quien arrastra una lista de acusaciones y denuncias por maltrato no merece su homenaje. Una postura que desde aquí aplaudo y con la que me solidarizo al cien por cien.
La muerte no borra de un plumazo los malos actos en vida, ni siquiera los disculpa. Tampoco lo hace una faceta o una cualidad si bien es cierto que plantea dilemas complejos ante la supuesta incapacidad de distinguir entre ellas. ¿Se puede admirar al Maradona futbolista y despreciar al Maradona de su esfera privada? ¿Es posible aplaudir la ópera de Plácido Domingo y sentir naúseas por su acoso sexual? Sí es posible, pero no obligatorio.
Más allá de lo sobrevalorados que se encuentran los futbolistas, tanto desde la perspectiva económica como de ídolos, es legítimo pensar que hay muchas personas a las que admirar como para perder el tiempo con quien sentimos indeseable. Puede ser un error, podemos estar perdiéndonos auténticas maravillas, pero creánme, se puede vivir con ello. En otra esfera bien distinta que nada tiene que ver con la violencia machista, a mí mismo me sucede con Vargas Llosa, vetado en mi biblioteca personal. Me estaré perdiendo obras maestras, pero afortunadamente hay tantas obras maestras y tan poco tiempo para leerlas que, ¿por qué le iba a dar a él el privilegio de mi tiempo -que para mí, creánme que lo es, aunque a él le importe un rábano- si tengo tantas buenas obras aún por leer?
Dapena consideró que homenajear a Maradona era incompatible con sus principios feministas. Le honra haber permanecido sentada y no contribuir a la desmesura vivida estos días. Del mismo modo que muchas personas aguantamos el protagonismo social y mediático que se ha dado a Maradona durante días, quienes contribuyen a ello debería soportar que lo veamos absolutamente inmerecido, más aún conociendo sus detalles personales.
Como me recordaba un ser muy querido hace unos días, el maestro Eduardo Galeano tenía sobrados motivos para ser más homenajeado que Maradona... pero vaya usted a explicar a alguno de los descerebrados que amenazan a Dapena quién era Galeano. Imposible... y eso explica muchas cosas.