El Círculo de Empresarios ha emprendido una cruzada para prolongar nuestra vida laboral. Con el pretexto de equilibrar el sistema de pensiones, su propuesta pasa porque trabajemos con 72 años. Así lo expone hoy de nuevo el presidente del Círculo de Empresarios, Manuel Pérez-Sala, en una entrevista en El Mundo, con la que vuelve a la carga con ese afán del empresariado por imponernos una cadena perpetua a la precariedad.
Existe un discurso interesado por hacernos trabajar más de la cuenta, por enterrar en el olvido aquella época en la que la gente se jubilaba con 60 y 65 años. Bien es cierto que la esperanza de vida se ha incrementado desde entonces y que el número de cotizantes por pensionista se ha reducido, ¿pero la única solución es hacernos trabajar más?
De los casi 3,2 millones de personas desempleadas que tenemos, más de medio millón corresponde a menores de 30 años, muchos de los cuales no han tenido ni siquiera su primera oportunidad laboral. Si incluimos a la franja comprendida entre los 30 y 44 años, el porcentaje de parados y paradas escala hasta más del 46% del total. No deja de ser curioso cómo Pérez-Sala y sus secuaces no ponen el acento en dar un empleo digno a ese casi millón y medio de personas que, sin duda alguna, contribuiría a equilibrar el sistema de pensiones.
Pareciera que más vale precario en mano que ciento volando... porque otra realidad en la que ni a los amiguetes del Círculo de Empresarios ni de la CEOE les gusta incidir es en que si cotizáramos más, más equilibrada estaría la hucha de las pensiones. Sin embargo, para eso es preciso tener salarios dignos, algo que no sucede en España, en los puestos de cola de sueldos de Europa.
El salario medio ronda los 27.000 euros, pero tal cifra es una falacia, pues el salario más habitual es muy inferior, apenas superando los 18.000 euros. De hecho y según datos del INE del pasado mes de junio, casi el 20% de las personas que trabajan cobraron menos del salario mínimo, con las mujeres como las más perjudicadas, pues el 25% de ellas no superó los 900 euros mensuales.
Dicho esto, en lugar de ese discurso tóxico con el que personajes como Pérez-Sala siembran los medios de comunicación abogando por concienciar a la opinión pública de que cada ciudadano sepa cómo ha contribuido al sistema de pensiones, quizás la campaña ha de ir dirigida al empresariado para que deje de promover y perpetuar la precariedad... por no hablar de cómo la Inspección Laboral se ha 'hartado' de imponer sanciones por irregularidades en cuanto ha estrechado un poco el cerco al empresario defraudador.
Prolongar la vida laboral es contraproducente, incluso, para la productividad. En una coyuntura como la actual, en la que la salud mental está cobrando más importancia y tiene más calado entre la ciudadanía, parece obviarse esta cuestión a la hora de abordar las pensiones. ¿Qué nivel de motivación será mayor, el de un veinteañero que arranca su andadura en el mercado laboral o el de una persona con 70 años, mayores responsabilidades familiares y una salud física diezmada?
Combatir el discurso del empresariado es, en realidad, muy sencillo. Las cifras hablan por sí solas. Sin embargo, su voz tiende a resonar más en los medios de comunicación, muchos de ellos bajo su control. Ante eso, ni resignación ni convencimiento por parte de la clase obrera.