Posos de anarquía

Al carajo el voto útil

Al carajo el voto útil
Moreno Bonilla durante el Debate sobre el Estado de la Comunidad. - María José López / Europa Press

Este lunes es el último día en el que es posible publicar encuestas electorales en Andalucía. Todos los sondeos apuntan a una gran victoria del PP el próximo domingo, pero en ningún caso le otorgan una mayoría absoluta que le permita gobernar en solitario. El PSOE no sólo no remonta, sino que experimenta una fuga de votos... hacia el PP: el llamado voto útil que reclaman las filas de Juan Manuel Moreno Bonilla.

Más allá de optimismos con poco fundamento y asumida la victoria del PP, el objetivo de este voto útil es que Moreno Bonilla gobierne en solitario, prescindiendo de cualquier entendimiento con Vox, que ha convertido entrar en el gobierno como un requisito imprescindible para prestar cualquier apoyo. La cuestión es, ¿realmente es posible una mayoría absoluta del PP? Ningún sondeo ha apuntado en esa dirección.

La siguiente pregunta que debería hacerse una persona que habitualmente vota al PSOE es por qué cuando Moreno Bonilla pide un voto útil se dirige al electorado socialista, excluyendo al que está más a su izquierda. Puestos a pedir, ¿no tendría sentido que solicitara el voto útil a todo el conjunto de la izquierda? Sin embargo, no lo hace, sabedor de que es poco probable que una persona votante de Por Andalucía o Adelante Andalucía cambie de esa manera su sentido del voto... y, con todo, algunas personas se lo han llegado a plantear. Es mucho más factible que el voto útil se dé entre votantes del PSOE, aunque no sea un plato de buen gusto.

Sea del partido de izquierda que sea quien se esté pensando sacrificar su voto en favor del PP, ojo, porque todo indica que no servirá de nada. Este voto útil ya es en sí mismo un muy mal trago, porque por un lado significa asumir el fracaso de la fuerza política propia y, por otro, apoyar a quien ha desmantelado un poco más el estado de bienestar en Andalucía en los cuatro últimos años.

La única justificación, pues, es evitar que la extrema-derecha suba al poder como ha hecho en Castilla y León. Sin embargo, ni un solo sondeo, ni siquiera los que incluyen el trasvase de este voto útil procedente mayoritariamente del PSOE, le otorgan a Moreno Bonilla la mayoría absoluta. Consciente de ello, el líder popular ha ido cambiando su discurso durante la campaña, pasando de ceñirse a que su meta era un gobierno en solitario a abrirse a un entendimiento con Macarena Olona.

A la postre, habrán votado a quien ha dado entrada en el gobierno a la extrema-derecha, porque no les quepa la menor duda de que el PP cederá, como hace cuatro años cedió a condicionar ciertas políticas a cambio del apoyo de investidura de los ultras. ¿Podrá su conciencia de izquierda con eso? ¿Aguantará una legislatura sabiendo que detrás de cada pérdida de un derecho también está su voto?

En lugar de capitular al voto útil, destine esa energía a movilizar el voto de izquierda. Todas y todos conocemos a personas que nutren esa parte del electorado progresista desencantado que se resiste a ir a votar. Hablen con esas personas, convénzalas de que acudan a las urnas, recortemos la abstención. El mensaje que los abstencionistas quieren transmitir a los partidos de izquierda, ese de desaprobación de sus políticas, ya ha llegado sin necesidad de que baje la participación: por eso, de hecho, nos va a gobernar el PP en Andalucía. Y, sobre todo, manden al carajo el voto útil y tengan la conciencia tranquila la próxima legislatura sabiendo que su voto no ha dado entrada a la extrema-derecha a San Telmo.

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