Posos de anarquía

Receta de España para la Selección regalando nacionalidades

Receta de España para la Selección regalando nacionalidades
Lorenzo Brown

España se dedica ahora a importar jugadores para sus selecciones nacionales. La nacionalización a contrarreloj del estadounidense Lorenzo Brown para que pueda jugar el próximo Eurobasket con España ha generado un gran revuelo y  no es para menos. Desde la Federación Española de Baloncesto (FEB) aseguran que forma "parte de su estrategia de ampliación de la base de jugadores y talento disponibles para las Selecciones". Así, con "Selecciones" con mayúscula, aunque su proceder precisamente hace que el valor del equipo pierda valor.

No se trata de una cuestión personal ni de tener nada en contra de Lorenzo Brown. A efectos de esta argumentación, podría tratarse de Peppa Pig, las conclusiones serían exactamente las mismas. No es ni lógico ni legítimo importar jugadores extranjeros para la selección nacional, por mucho que el Consejo de Ministros tenga la potestad de dar la nacionalidad por la vía exprés, a petición del Consejo Superior de Deportes.

No sólo se trata de una anomalía administrativa, sino  que supone un agravio comparativo para quienes pasan años luchando por el mismo objetivo, tanto o más que la vía impuesta por Rajoy por la que cualquier ricachón extranjero que compre dos millones de euros de deuda pública de España, acciones y fondos por un millón o inmuebles por 500.000 euros se convierte en español.

Esa es la circunstancia más indignante, cómo este gobierno progresista se ha alineado al mismo nivel que la derecha a la hora de conceder privilegios a un grupo selecto de personas, menospreciando con ello a quienes más lo necesitan, a quienes aportan, contribuyen y llevan años conviviendo entre nosotros, porque ni siquiera en todos los casos los hijos o hijas de migrantes nacidos en España obtienen la nacionalidad de manera automática.

Brown ni tiene vinculaciones con España, ni ha residido diez años en nuestro país de manera continuada -ni siquiera durante el proceso de nacionalización- . Su único mérito para la nacionalidad es que la selección española de baloncesto necesita un base y parece ser que no hay ninguno bueno en España. La retirada de Sergio Rodríguez y la lesión de Ricky Rubio han dejado al equipo huérfano de un buen base, que ha salido de compras al extranjero con un cheque de nacionalización.

Esa es la otra lectura de la aberración cometida por la FEB con el aval del Gobierno y ante la cual la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) no ha tardado en manifestarse, calificándola de "éticamente reprobable". La ABP señala que "con la obtención de la nacionalidad española exprés de un jugador sin ningún arraigo en España, el mensaje que se hace llegar a los jugadores nacionales es muy nocivo y tiene un impacto negativo tanto sobre el presente como sobre el futuro".

El fondo de la cuestión ni siquiera es el patrio, no al menos para mí. Quienes protestan ante la decisión de nacionalizar a Brown porque indican que éste no representa a España están en su derecho, faltaría más, pero desde mi óptica cualquier selección nacional representa mucho más que al país en abstracto. Lo que realmente representa son las políticas deportivas de ese país, el verdadero apoyo y fomento del deporte que se despliega a nivel nacional y que como resultado generar mejores o peores deportistas.

Por este motivo, cuando en otras ocasiones otros deportistas de doble nacionalidad por ser hijo de español o española han representado al país, a pesar de haberse formado en otro país, entrenar fuera de España y a duras penas hablar  un español entendible me han chirriado todos los engranajes del cerebro. Con la nacionalización de Brown, tanto la FEB como el propio Gobierno asumen que el apoyo al deporte base y a las políticas deportivas en general hacen aguas, no son capaces de crear las condiciones para crear lo que a sus ojos son deportistas competitivos.

Esa es su visión, utilizando sus argumentos para haber nacionalizado a Brown. Obviamente, tanto la ABP como tantas otras muchas personas tenemos una visión muy distinta, entendiendo que este acto administrativo es tan despreciable como innecesario. Y con todo, insisto, es lo que menos preocupa o indigna: lo que más es el trato de favor dado a Brown por el único hecho de que bota bien la pelota. Si finalmente fichara por algún equipo español tras el Eurobasket, viviera en Madrid y ganara más de 100.000 euros al año, también podrá acceder a becas cuando sus hijos quieran estudiar el bachillerato en centros concertados o privados. Y entonces el gobierno progresista pondrá el grito en el cielo. Qué país.

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