Posos de anarquía

Vuelve a casa por funeral

Vuelve a casa por funeral
La familia real se reúne de funeral en funeral. - Casa de S.M. el Rey

Este pasado lunes, Grecia se empapó de un pegajoso olor a naftalina. La Catedral Metropolitana de Atenas reunió a miembros de cerca de 20 monarquías como las de España, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Luxemburgo, Mónaco, Liechtenstein, Noruega, Inglaterra o Jordania; así como a otros tantos personajes que, sin reinar, se aferran a su dudoso noble abolengo, como son los de Rusia o Bulgaria. El mérito de la escena a lo 'Sisi emperatriz' fue del funeral de Constantino II, que consiguió reunir a la familia desestructurada del Felipe VI, al menos en el mismo espacio, porque la bochornosa imagen de sus miembros evitándose unos a otros retrató el estado de la monarquía española.

La monarquía pasa por ser unas de las instituciones más caducas y obsoletas de cualquier sistema político, incluido el español. Sin embargo, la máxima de guardar las apariencias hace ya mucho tiempo que fue abandonada por la familia real, salpicada de pleno por la corrupción, los escándalos de vida disoluta y las relaciones fracasadas que terminaron con alguna que otra figura de cera convertida en vela.

La excepción a este descaro viene encarnada por doña Sofía, pero tan forzada es su rectitud que termina por ser tan ridícula como humillante. Conocidos los continuos escarceos del emérito Juan Carlos con otras mujeres, incluso sus delitos de los que sólo ha podido escapar por su inmunidad real, seguir ligada al Borbón es un acto contra natura. Sin embargo, lo está, al menos legalmente porque hace muchos años que el matrimonio naufragó... sus razones tendrá Sofía para mantener tal condición, pero a un servidor tan solo se le ocurre una con forma de seis cifras, esto es, los más de 116.000 euros que recibe de asignación. Ser víctima de memes -el último a cuento de la canción de Shakira- ya es un clásico.

Si doña Sofía se divorciara, ¿qué papel ocuparía, más allá de princesa de Grecia -que no es monarquía desde 1974-y Dinamarca? ¿Pasaría únicamente a cobrar su pensión? Son preguntas menores para un republicano confeso cuya mayor preocupación en esta cuestión es acabar con la raíz del problema que genera todo eso: la misma monarquía. Algo, por otro lado, en lo que Grecia lleva décadas dando una lección democrática a España, pues en 1974 dio la oportunidad a su ciudadanía a elegir si quería o no un rey, con un 69% del pueblo dando la espalda al monarca en el referéndum. La situación era muy parecida a la española, pues también se salía de una dictadura; sin embargo, en nuestro país se optó por imponernos al rey propuesto por Franco. De aquellos polvos, estos lodos.

La familia real se ve al completo -con excepción de los padres de la prole de las hermanas del rey- de funeral en funeral. No compartían espacio desde 2020, en el funeral de Pilar de Borbón, hermana del emérito con quien compartía su gusto por las sociedades opacas en paraísos fiscales como Panamá. Las hijas han visto algo más a su padre huido a Abu Dabi, con episodios sonrojantes como el de las vacunas COVID o el 'empaquetamiento' del conflictivo Froilán tras su afición a las reyertas navajeras.

Padre e hijo no tuvieron más remedio que coincidir en el funeral de la reina Isabel II, cuyo protocolo imponía proximidad. No ha sucedido en el de Constantino de Grecia, en el que han permanecido separados al no tratarse de un funeral de Estado, en primer lugar por protocolo y, en segundo, por una reina Letizia que, ojo avizor, ha apartado a su marido del intento del emérito de siquiera estrechar la mano a su vástago.

La imagen de una familia real que no es tal puede llegar a ser bochornosa para las personas monárquicas y ridícula para quienes no lo son. En todo caso, da una idea muy clara de la calaña que se destila en 'palacio', de los intereses cruzados que poco o nada tienen que ver con el bien de España más allá de que su estado de salud define al de la misma institución y al suyo propio.

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