La situación sanitaria en Andalucía comienza a ser insostenible. No ha llegado aún el Plan de Verano del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que el año pasado dejó a ciudades como Málaga con tan sólo seis centros de salud abiertos por las tardes, y los recortes que ponen en peligro las vidas de las personas se dejan notar. El último tajo a la Sanidad Pública por parte de Juan Manuel Moreno Bonilla ha sido dejar a municipios sin su servicio de urgencias en los centros de salud. Votar determinadas opciones perjudica seriamente la salud.
En localidades que superan los 50.000 habitantes, como Rincón de la Victoria (Málaga), sus vecinas y vecinos se han quedado sin servicio de urgencias. Así lo ha determinado la Junta de Andalucía, que impone la eliminación de este servicio hasta las 20:00 horas, horario en el que las consultas de Atención Primaria (AP) finalizan. Y es que el nuevo plan de deterioro de la Sanidad Pública de Moreno Bonilla obliga a que quienes sufran una urgencia deban de ser 'colados' en la lista diaria del médico de AP, ya de por sí saturada. El resultado son aumento de los tiempos de espera y urgencias que no se atienden durante varias horas.
La altanería y falta de diálogo y escucha por parte del gobierno andaluz son absolutas. Hace apenas unas semanas los propios trabajadores y trabajadoras de las urgencias extrahospitalarias salían a las calles andaluzas para protestar por la inactividad de la Junta ante sus pésimas condiciones laborales. La Marea Blanca hacía lo propio, evidenciando un clamor popular de denuncia ante el deterioro salvaje que ha sufrido la Sanidad Pública, en la que ya es imposible obtener una cita de AP en menos de 10/15 días.
Esta situación, sumado ahora a la eliminación del servicio de urgencias en los centros de salud, dispara la saturación en los hospitales, a los que llegan quienes pueden hacerlo, puesto que colectivos más vulnerables, como son las personas mayores tienen ahora más difícil ser atendidas a tiempo antes una emergencia. El modo en que el gobierno de Moreno Bonilla ignora las denuncias del personal sanitario y el resto de la ciudadanía se ver reforzado con su cuadrilla de alcaldes del PP que se limitan a mirar para otro lado.
Este es el caso, por ejemplo, del alcalde de Rincón de la Victoria, Francisco Salado, que también es presidente de la Diputación de Málaga. Los rinconeros y rinconeras, ahora sin urgencias, asisten decepcionados a cómo su alcalde montaba ruedas de prensa ante la puerta de Urgencias para protestar por los Planes de Verano cuando gobernaba el PSOE en la Junta y ahora calla. Es un fenómeno generalizado por parte de los regidores populares, convencidos de que arreglar un par de aceras y asfaltar dos avenidas compensa no defender la Sanidad Pública en plena precampaña electoral.
Como apuntaba en la entradilla de esta columna, votar determinadas opciones políticas perjudica seriamente la salud, pone en riesgo nuestras vidas y eso no hay una nueva escultura dedicada a víctimas de una pandemia que lo contrarreste, porque llegarán más muertes y no habrá espacio para tanta escultura, pagada además a precio de oro al artista amiguete de turno.