Posos de anarquía

Las verdades de Sálamo que irritan

Sara Sálamo durante el estreno de ‘Discovering Canary Islands’ en la 70 edición del Festival de Cine de San Sebastián, a 19 de septiembre de 2022. -RAÚL TERREL / Europa Press
Sara Sálamo durante el estreno de ‘Discovering Canary Islands’ en la 70 edición del Festival de Cine de San Sebastián, a 19 de septiembre de 2022. -RAÚL TERREL / Europa Press

Esta semana la caverna ha vuelto a regurgitar su bilis en redes sociales. En esta ocasión, un tuit de la actriz Sara Sálamo ha provocado que el machismo rezume por los cuatro costados de Twitter ante la incapacidad de la jauría de aceptar un dato objetivo: "Los machistas españoles matan más que ETA". Cuanto antes encajen esa realidad, más sencillo resultará acabar con los asesinatos, con el terrorismo machista que, a diferencia de ETA, sigue vivo.

Hablamos de negacionismo constantemente, del climático, del de violencia de género... siempre, curiosamente, ligado a la derecha, que parece empeñada en retorcer la realidad para tratar de amoldarla a su gusto. Se habla menos del negacionismo del machismo en sí, sobre todo del propio, aún más extendido y que es absolutamente transversal, independientemente de la corriente política que se defienda -aunque en la derecha es más evidente y pronunciado-.

Aunque enseguida se percibió el apoyo al tuit de Sálamo en forma de miles 'me gusta' y retuits, no tardó en producirse un bombardeo de exabruptos fuera de lugar e intentos de reflexiones que se quedaban en la mera intención. Es el caso de quien debió creerse sesudo al escribir "cuando comparas, inevitablemente estas enfrentando dos cuestiones, que NADA tienen que ver, para resaltar una sobre otra. [...] ¿No es más sencillo condenar el machismo? Efectivamente no pretendías eso, sino enfrentar y confrontar". No debió de darle de sí la materia gris para ver que la relación entre unos y otros asesinatos es evidente, directa  y su nexo es la derecha.

Implícitamente, Sálamo venía a exponer la incoherencia -por no decir mezquindad- de PP y Vox al instrumentalizar constantemente a las víctimas de ETA, desaparecida hace más de una década, y no mostrar empatía alguna con la matanza de mujeres que están llevando los machistas.  Si comparamos magnitudes, mientras la banda terrorista acabó con la vida de 850 personas, los machistas lo han hecho con más de 1.200 mujeres. La desproporción es significativa, especialmente si consideramos que los asesinatos por violencia machista únicamente se contabilizan desde 2003 y que las cifras oficiosas son mayores.

No se trata enfrentar, como algún lumbreras cavernario acusaba en Twitter a la actriz, sino de exponer la hipocresía de resucitar algo vencido mientras se oculta una atrocidad de la que indirectamente se forma parte. Esa indignación impostada resulta ridícula y motiva a establecer otras comparaciones objetivas, como el hecho de que el "Protocolo de la Vergüenza" establecido por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso en las residencias durante la pandemia mató cerca de un 750% más que ETA, llevándose por delante la vida de alrededor de 7.300 personas.

La respuesta por parte de Sálamo volvió a dejar a sus agresores a la altura del betún, ironizando al apuntar que "siento haber comparado víctimas de asesinatos con víctimas de asesinatos... Se me ha ido la olla", algo que tampoco entendieron los cabezas huecas, cuya simpleza se retroalimenta entre ellos. La actriz llegó a borrar su tuit de ETA, algo que yo no habría hecho, pero que evidencia que en esta cuestión ella hace lo que quiere, cuando quiere, sin arrugarse, como prueban sus posteriores mensajes que empequeñecieron a los deslenguados retrógrados, pese a su abultado número. Siempre lo ha hecho, especialmente a la hora de defender el feminismo que la ha convertido en diana de los despreciables machistas.

Exponer realidades objetivas, en esta y otras cuestiones, como recientemente hizo el delegado del Gobierno en Madrid al hablar de "los patrioteros de pulsera", molestan, irritan a la hinchada más casposa. Enfrentarla a la realidad con datos despierta sus instintos más primarios que tratan de suplir sus carencias intelectuales. Puede comprobarse a pie de calle o en el atril y el 'canutazo' al político, cada vez más a la altura de la barra de bar cuando es un dirigente de PP y Vox quien habla. Hay que prepararse para esta próxima campaña, porque la cohorte de cazurros que van a buscar en las redes el reconocimiento del que carecen en la vida presencial va a ser de aúpa. Rebatirlos no es difícil, lo complicado es dejar claro que, aunque quienes defendemos la igualdad -como Sálamo- destapamos su ridículo, nos los tomamos muy en serio.

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