Punto de Fisión

Rigodón con Churchill

"Hasta ustedes lo entenderán" dijo Mariano en plan didáctico cuando se dispuso a dictar su lección magistral en el parlamento. Poco después la dictó sin cortarse un pelo: "Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no ha hecho usted, es engañar a la gente". Es el problema de Mariano con las subordinadas, que en cuanto la frase se le complica un poco, salen el alcalde y los vecinos y el alcalde que quiere que sean los vecinos el alcalde. Aun así, por increíble que parezca, había dicho la verdad, por una vez y sin que sirva de precedente. A Mariano el subconsciente nunca le traiciona, más bien le sirve de película fotosensible.

En su discurso, Mariano se remontó al bálsamo de Fierabrás, a los toros de Guisando, al perro del hortelano y al rigodón, una serie de citas arqueológicas que no están nada mal para un lector a tiempo completo del Marca. No las enumeró en latín vulgar porque el latín no es lo suyo, aunque por un momento dio la impresión de que iba a aparecer el Cid a caballo por la Carrera de San Jerónimo para hacerle jurar que no tenía nada que ver en los papeles de Bárcenas. Mariano siempre ha sido un político en pretérito perfecto, pero ayer podía haber subido a la tribuna con gola en lugar de corbata y después haber vuelto a casa en calesa. Con otros parlamentarios, la chica del lenguaje de signos parece estar bailando los pajaritos, pero con Mariano baila el minué.

Lo más fuerte que le llamó el presidente en funciones al candidato en vísperas fue "tapón". "Usted es el tapón" le dijo, con lo que el discurso descendió al nivel de la fontanería y las aguas fecales en las que anda empantanado su partido. Fue una acusación injusta porque Pdr Snchz, al menos, es alto, tanto que la mano izquierda ya le llega a la derecha y la rosa deviene naranja. En el PSOE ya están acostumbrados a estos malabarismos cromáticos, pero pocas veces se ha visto tan claro como en este ejercicio de esquizofrenia de presentar un programa político neocon e intentar venderlo como socialismo evolucionado. Habría sido mucho más atractivo y más elegante, en aras de la nueva política, que el martes hubieran salido Rivera y Snchz embutidos en el mismo traje y dando el mismo discurso de investidura con dos cabezas. También habría sido más verosímil si lo hubiera dado solo Rivera. Kiko Rivera.

Al final la nueva política se presentó más vieja que nunca, con referencias a Churchill, a Millán Astray y a los muertos en cal viva; aun así, quedó empíricamente demostrado que esa entelequia política denominada centro siempre bascula a la derecha. A la plana mayor socialista le escoció mucho "el pasado en cal viva" que Iglesias le atribuyó a Felipe González, un bajonazo que tocó un punto sensible, tal vez porque entre la cal y los GAL sólo hay un fonema de diferencia. Rivera recordó a Churchill y a Iglesias se le escapó la mejor cita del gordo fumador de habanos para habérsela estampado en la cara a Snchz: "Entre la izquierda y el deshonor habéis elegido el deshonor, y tendréis la izquierda".

 

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