Punto de Fisión

Aznar en campaña

El presidente del PP, Pablo Casado (d), y del expresidente del Gobierno José María Aznar (i), en la Convención Nacional del PP, en septiembre de 2021 en Sevilla. E.P./María José López
El presidente del PP, Pablo Casado (d), y del expresidente del Gobierno José María Aznar (i), en la Convención Nacional del PP, en septiembre de 2021 en Sevilla. E.P./María José López

Visto el traspiés que les auguran las encuestas en Castilla y León, en el PP han decidido soltar a Aznar para que presida algunos actos en la campaña electoral. Jose Mari es material radiactivo y como tal lo tienen guardado en un depósito de Génova, crionizado en carbonita igual que Han Solo bajo un cartel que reza: "Descongelar sólo en caso de guerra". Muy fea debe de andar la cosa si ahora tiene que recurrir a Jose Mari, cuando habían prescindido de sus servicios patrióticos en Madrid, Galicia y el País Vasco.

De lo que se trata, al parecer, es de frenar a Vox y recuperar el voto ultra, que anda bastante dividido entre el señorito de siempre y el señorito de toda la vida, y ahora no tiene muy claro a qué señorito votar. Lo cierto es que resulta muy difícil distinguirlos, por eso los fontaneros de Génova han sacado del banquillo a Jose Mari recordando un viejo anuncio de detergente. No obstante, la jugada puede salirles mal, igual que en aquella parodia de Martes y 13:

-Señora, si me da su señorito de derechas, le ofrezco otros dos.

-No me da la gana.

-Dos por el precio de uno, señora.

-Que no.

-Pero señora, si es el mismo señorito.

-Sí, pero no es igual.

En León la plana mayor de Vox preparó un acto de campaña básicamente textil, un pase de modelos en el que Rocío Monasterio se disfrazó de señorito Iván pidiéndole prestada la milana bonita a Azarías mientras los chavales de Abascal se vestían con gorras, tirantes y pantalones prietos, algo a mitad de camino entre los Peaky Blinders y los Village People. A lo mejor no cayeron en la cuenta de que imitar la vestimenta y la pose de una banda de gitanos ladrones, asesinos y drogadictos que operaban en Birmingham a principios del pasado siglo podía llevar a sus electores a cierta confusión. Menos mal que no fueron de esta guisa a reconquistar Gibraltar.

Frente a este reclamo de chulería made in England, Jose Mari va a ofrecer un producto autóctono cien por cien, con marchamo de denominación de origen y la experiencia de haber sido presidente de la Junta de Castilla y León entre 1987 y 1989. Jose Mari, además, no necesita disfraces de ninguna clase, aunque por aquellas fechas se fotografió con casco, espada y peto, al estilo del Cid -no se sabe si antes o después de aliarse con los moros-, unas fotos en las que algunos despistados creyeron ver a Aznar disfrazado de Superlópez y otros al Cid disfrazado de Aznar.

Hay otro punto de confusión ideológica en la campaña de Vox: la reunión de Abascal prevista para este fin de semana con varios líderes de la ultraderecha europea, entre los que destaca el primer ministro de Hungría, Víktor Orban. Puesto que Orban, aparte de su homofobia y xenofobia rampantes, exhibe una amistad a prueba de bombas con Putin, a quien visitará la próxima semana, y puesto que resuenan tambores de guerra en Ucrania, con la OTAN dispuesta a hacer frente a Rusia, no se sabe muy bien cómo va a cocinar Abascal este apretón de manos a la húngara que puede acabar con un abrazo del oso desde el Kremlin. Aunque de guerras saben un montón, ya que ninguno de los dos hizo la mili, Jose Mari tiene la ventaja de no haberla hecho antes mientras que Santi la compensa poniéndose mucho el chándal militar.

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