Punto de Fisión

Alvise y la década de la ardilla

Captura de video de la comparecencia ante los medios este domingo en Madrid del líder de la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta, Luis ‘Alvise’ Pérez.- EFE
Captura de video de la comparecencia ante los medios este domingo en Madrid del líder de la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta, Luis ‘Alvise’ Pérez.- EFE

De los muchos reporteros de ficción con que nos ha regalado el cine, siento una afinidad muy especial con Phil Connors (Bill Murray en Atrapado en el tiempo), un tipo desengañado y hosco que tiene que ir cada año a un pueblecito de Pensilvania donde tienen la tradición de predecir cuánto se alargará el invierno según le apetezca desperezarse o no a una marmota. Connors piensa, con razón, que el evento no es más que una gilipollez folklórica y, cuando una guapa productora (Andie MacDowell) le dice que puede ser divertido y que a la gente le gusta mucho, responde con una de las frases más profundas y auténticas que jamás he oído en una pantalla: "Oye, a la gente también le gusta la sangre frita. La gente es imbécil".

El resto de la película no es más que el intento de subvertir este poderoso principio metafísico mediante bromas repetitivas, romanticismo dulzón y mística de grandes almacenes. El reportero pesimista y veraz del primer rollo acaba transformado en un bobo manso y acaramelado, un amigo de las marmotas, un imbécil al que le gusta la sangre frita. No es que Alvise Pérez tenga algo que ver con Phil Connors, menos aún con Bill Murray, y está a años luz de un periodista de verdad, pero no deja de llamarme la atención el paralelismo entre su animal totémico, la ardilla, y la marmota de Pensilvania. Alvise empezó haciendo el tonto en las redes sociales, propagando bulos, inventándose noticias, recibiendo multas y ha terminado su evolución con tres eurodiputados y la gestión de cinco millones de dinero público.

A la inevitable pregunta de cómo es posible que más de 800.000 españoles hayan depositado sus esperanzas en este esperpento político recién parido, no se responde únicamente con las clásicas respuestas del populismo, la antipolítica, las subvenciones bajo cuerda, las puñaladas traperas de Yolanda Díaz o el auge de la ultraderecha. La verdad, yo creo que no se responde de ninguna manera. El votante cabreado con Pedro Sánchez, con la izquierda de La vida de Brian, con el sistema y con la Unión Europea, tenía a su disposición varias opciones serias para mostrar su descontento. Con lo de serio quiero decir que, al lado de Alvise, Jorge Buxadé parece Winston Churchill.

Tal vez el único aspecto positivo del sorprendente triunfo de Alvise es que le ha restado casi un millón de votos a Vox. Es significativo que hayan bautizado este novedoso engendro político con el sonoro sintagma de "Se acabó la fiesta", cuando está claro que entre Alvise, Vito Quiles, los neonazis de Desokupa, los franquistas de Hazte Oír y demás mariachis con esvástica, la fiesta no ha hecho más que empezar. Va a ser todo un espectáculo ver a estos botarates representándonos en el Parlamento Europeo, diciendo cosas como que los tomates necesitan más papeles para salir del huerto que un inmigrante ilegal para entrar en el país. Qué le vamos a hacer, a la gente le gusta la sangre frita.


He leído por ahí que Alvise recupera la figura de Ruiz Mateos disfrazado de Superman e incluso la de Jesús Gil disfrazado de Jesús Gil, pero a quien de verdad ha recuperado Alvise es a Carmen de Mairena el día en que se presentó a las elecciones en Catalunya. Por aquel entonces, el tinglado no estaba lo bastante maduro como para que un espontáneo con el logo y el programa de una ardilla arrasara en las urnas. Da mucha lástima recordar aquel especial de Inocente, inocente en el que ofrecieron a Chiquito de la Calzada la jefatura de un partido político donde, si ganaba las elecciones, sería presidente del gobierno y podría nombrar fistros en lugar de ministros. Sin embargo, mientras que Alvise no tiene ni puta gracia, Chiquito era un humorista serio y no quiso aceptar ni en broma. Puede que mucha gente haya votado por reírse, pero lo mismo se les hiela la risa en la cara cuando la ardilla salga del árbol y anuncie otra década de invierno fascista en Europa.

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