Del consejo editorial

Ferrocarril y mercancías

CARME MIRALLES-GUASCH

Profesora de Geografía urbana

Una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra política de transporte es la utilización del ferrocarril para mercancías. El tren sólo realiza el 4% del transporte total de mercancías. Una asignatura que suspendimos hace años y que nos resta competitividad y eficacia, especialmente en los sectores exportadores.

Francia, uno de los países conectores de las diversas redes nacionales de infraestructuras terrestres europeas, hace tiempo que lo tiene claro y ha puesto en funcionamiento una autopista ferroviaria. Con un itinerario de 1.060 km que conecta Le Bolou (en la frontera francoespañola) con Bettenbourg, en Luxemburgo. Unos trenes que transportan camiones minimizando las rupturas de carga, bajan los índices de accidentes, reducen el tiempo de viaje en un 15% y las emisiones de CO². Además, las inversiones requeridas para su funcionamiento son mucho menores: la totalidad de la autopista ferroviaria francesa costó al presupuesto público 36 millones de euros, lo mismo que cuatro kilómetros de autopista.

Parece que este tipo de iniciativas toma cuerpo en nuestro país. Algunos organismos públicos autonómicos, ciertos puertos del litoral mediterráneo, empresas privadas y RENFE están impulsando la primera autopista ferroviaria española en el corredor del Mediterráneo, desde Algeciras a la frontera francesa.

Además, el Ministerio de Fomento ha anunciado que el impulso del transporte ferroviario de mercancías es prioritario y no puede verse afectado por los recortes presupuestarios. Dicho ministerio está ultimando un plan para dinamizar este tipo de transporte con el objetivo principal de aumentar la cuota de transportes de mercancías. Un objetivo que sólo puede ser creíble si se mejora la conexión ferroviaria con los puertos y se utilizan las redes de ancho ibérico e internacional.

Los días 8 y 9 de junio se celebrará una reunión en Zaragoza de la Comisión Europea para hablar de la Red Transeuropea de Transporte en la que es importante que se aborde el papel del ferrocarril en el transporte de mercancías y su necesaria conexión con los puertos del Mediterráneo. Y que ello sea prioritario para Europa. Sólo así serán creíbles las palabras del ministro cuando habla de conectividad, intermodalidad, tiempo de viaje y seguridad, como los nuevos parámetros que tienen que definir las políticas de transporte en tiempos de recortes presupuestarios.

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