Dentro del laberinto

Madera (en la cuarta esquina)

Inician una huelga los guionistas de Hollywood, y los actores se quedan sin saber qué decir; 12.000 de ellos han bajado las manos, con el monitor del ordenador apagado y muerto, aburridos del bajo porcentaje de ingresos que perciben, y de que los ingresos que provienen de las nuevas tecnologías no los incluyan. No piden demasiado, dicen, no exigen más visibilidad, ni siquiera un protagonismo que acaparan los directores o los actores. Quieren, simple y llanamente, más dinero, el que dan los DVD y las descargas.

Los programas de televisión sentirán inmediatamente su ausencia. Las series y el resto de las producciones han revisado qué queda en sus estanterías, y cuántos capítulos pueden rodar, mientras tanto. Ya vivieron algo parecido hace 19 años, y las pérdidas fueron grandes. El gremio de actores apoya la huelga de guionistas, a los que les une, en general, una relación amor-odio. Cuando el escritor ha finalizado con el perfil de su personaje, para el actor sobra. Pero sin ellos, no hay nada en lo que apoyar el gesto, la carne, ni la imaginación.

Parece en ocasiones que los sueños audiovisuales han ocultado la historia que se cuenta, la que se narra en palabras y sirve como camino. Hay muy pocas maneras de contar una historia, porque las tramas que conocemos son limitadas: el talento radica en adaptarlas a medios nuevos, o en rescatar de huellas del pasado un eco nuevo. Bajo las tallas novedosas, son la misma madera sólida y vieja.

Los guionistas llevan razón: el pago para quien cuenta historias es irrisorio, y casi siempre la exigencia de que el porcentaje sea mayor (en libros, en series, en películas, en cómics...) se acoge con sospecha, con acusaciones de avaricia y de abuso. Desde hace siglos se nos ha dicho que las historias eran gratis: se pagaba al poeta con un poco de vino, o con el alojamiento por una noche de la compañía de teatro, con la gloria al morir para el escritor. Ahora, en España, con un 10% de derechos de autor sobre libro vendido, impuestos aparte. Ellos, a quienes se les permite, que lleven a cabo la huelga, que protesten y consigan.

Más Noticias