Dominio público

El papel de España en Kósovo

José Antonio Alonso

JOSÉ ANTONIO ALONSO

09-12-07.jpgMañana, la troika formada por los representantes de la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia presentará al Secretario General de las Naciones Unidas su informe de conclusiones sobre el estatus definitivo de Kósovo. Concluirá así un proceso de cuatro meses, iniciado después de que el verano pasado, el Consejo de Seguridad no llegase a un acuerdo en torno al plan presentado por el enviado especial del Secretario General, Martti Ahtisaari. Durante este periodo se han hecho grandes esfuerzos por tratar de acercar las distintas posiciones. Esos esfuerzos diplomáticos se suman a la labor realizada en los últimos ocho años por la comunidad internacional, que ha invertido importantes recursos materiales y, sobre todo, humanos en la estabilización y desarrollo de esa región del corazón de los Balcanes, que es Kosovo para los serbios y Kosóva o campo de los mirlos para los albaneses. En este sentido, deseamos que su estatus final se logre con el mayor grado de consenso posible entre las partes y cuente con un respaldo amplio de la comunidad internacional.

España permaneció al margen de los acontecimientos históricos en los Balcanes durante el siglo XIX, así como de las guerras balcánicas de principios del XX y de los procesos políticos que condujeron a la formación de la antigua Yugoslavia. Pese a ello, nuestro país ha asumido una importante responsabilidad en la estabilización y garantía de la seguridad en la región en los últimos quince años. Más de 40.000 soldados españoles han participado en las sucesivas operaciones de las Naciones Unidas, la Alianza Atlántica y la Unión Europea en Bosnia-Herzegovina, donde el pasado 4 de diciembre un general español asumió el mando de EUFOR-ALTHEA. Asimismo, España ha tenido contingentes desplegados en las misiones de la OSCE y de la OTAN en Albania y en la operación de la Alianza en la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM).

En Kósovo, nuestro país participó con los demás aliados en la operación de la OTAN en 1999, para detener la campaña de limpieza étnica puesta en marcha por el régimen de Slobodan Milosevic contra la población albanesa de Kósovo. Desde entonces hemos estado presentes en la operación KFOR, dirigida por la Alianza Atlántica bajo el mandato de las Naciones Unidas, con el fin de ayudar a crear un entorno estable y seguro, que hiciese posible la vuelta de los refugiados y los desplazados internos, facilitase la convivencia y permitiese la negociación de un estatus definitivo.

En conjunto, más de 20.000 hombres y mujeres de nuestros ejércitos han servido en Kósovo, donde en la actualidad tenemos desplegado un contingente de 640 efectivos al Oeste del territorio. La presencia de nuestras tropas ha permitido, entre otras cosas, el retorno de más de 800.000 refugiados albaneses a sus hogares y el regreso de la población serbia a la comarca de Istok, la protección de lugares de especial valor cultural y religioso y la garantía de la libertad de movimientos de todas las minorías étnicas. Al igual que en otros escenarios, las tropas españolas han destacado por su profesionalidad en la búsqueda y requisa de armamento y por su eficacia en el control de las fronteras. En estos últimos ocho años, España ha destinado más de 715 millones de euros al sostenimiento de la paz y la seguridad en Kósovo y sólo en el presente año, el Ministerio de Defensa ha invertido cerca de 300.000 euros en proyectos de impacto rápido para la mejora de las infraestructuras sanitarias, educativas y de carreteras. Pero sobre todo, nuestro país ha pagado el tributo más alto que puede existir a la hora de llevar la estabilidad y el desarrollo a una zona en conflicto: siete militares españoles han fallecido mientras desarrollaban su misión de paz en Kósovo, dando su vida para que otros pudiesen vivir en paz y con progreso. A través de estas líneas quiero recordarles y rendirles a ellos y a sus familiares mi más sentido homenaje.

Durante la actual fase de transición hasta la declaración del estatus definitivo, España ha mantenido una presencia robusta en Kósovo, a fin de garantizar un entorno estable y seguro que permitiese el desarrollo de las conversaciones. Cuando se defina el estatus final, deseamos poder seguir presentes sobre el terreno, en parte por solidaridad con nuestros aliados y con nuestros socios de la Unión Europea, pero sobre todo, por coherencia con la estrategia de apoyo a la paz y la estabilidad que hemos venido desarrollando desde el principio en una zona que resulta de gran importancia para nuestra propia seguridad. Para que ello sea posible, esperamos que la definición del estatus final de Kósovo cuente con una suficiente legitimación que permita la continuidad de la comunidad internacional. En particular, resultará importante la presencia de los dos organismos que más van a influir en el futuro de la región, a saber, la OTAN, para seguir garantizando la seguridad del proceso, y la Unión Europea, mediante una misión civil de fortalecimiento de las instituciones.

En España esperamos que, pese a los rumores de desestabilización que insisten en devolvernos al pasado, la responsabilidad de las autoridades de Prístina y Belgrado, los esfuerzos de unidad de la comunidad internacional, junto al trabajo de las tropas y de los funcionarios internacionales allí desplegados, permitan asegurar el futuro de paz, convivencia y desarrollo que los españoles anhelamos para los Balcanes.

José Antonio Alonso es Ministro de Defensa

Ilustración de  Javier Olivares

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