Dominio público

24 de septiembre de 2017: diversidad, pluralismo y federalismo

Pedro Santisteve

Exalcalde de Zaragoza y portavoz de Zaragoza en Común

24 de septiembre de 2017: diversidad, pluralismo y federalismo
Ultras protestando contra la asamblea que dirigentes de diferentes partidos celebraron en Zaragoza en septiembre de 2017 para hablar sobre modelo territorial.- EFE

Estos días, con ocasión de la aprobación de los indultos a los presos del procés se ha hablado del acto realizado en Zaragoza el pasado 24 de septiembre de 2017, que autoricé siendo alcalde, al que acudieron más de 400 cargos electos de un variado espectro ideológico: democristianos, liberales, republicanos, socialistas, comunistas, municipalistas o federalistas.

Uno de los actos de representantes electos más trascendentes de la últimas décadas que suponía un serio intento por introducir un poco de racionalidad en un debate, el del modelo territorial, que el PP y la ultraderecha siempre han querido llevar al terreno de los sentimientos, aireando para ello el fantasma de la hispanofobia del que solo te podías defender demostrando que tu bandera de España era la más grande.

Racionalidad que hablaba de una España plural y diversa, de la importancia de la política, de las vías de diálogo a la hora de afrontar esa tarea siempre postergada que es la reforma territorial del estado.

Los grandes medios de comunicación no sólo obviaron la trascendencia de dicha reunión sino que en línea de blanquear la ultraderecha, ocultaron el cerco e intento de boicot de esa reunión llevado a cabo por unos pocos cientos de ultraderechistas, con presencia de conocidos militantes del PP.

De nuevo, una doble vara de medir de fuerzas policiales y de los tribunales ante hechos similares: ningún detenido de los concentrados pese a haberle lanzado una botella a la Presidenta de las Cortes de Aragón (un claro delito de atentado a la autoridad) y que se contrapone a la reciente condena de seis jóvenes zaragozanos, dos de ellos menores, a penas de seis años de cárcel por su presencia crítica ante un acto de VOX en nuestra ciudad.

Los allí presentes intentábamos rescatar para la política lo que desde la derecha, a la que se sumó el PSOE, se pretendía afrontar desde la dura legalidad penal. Desde luego, no era la aplicación de un artículo de índole coercitiva como el 155 de la Constitución el que iba a dar respuesta a este conflicto, tampoco el Código Penal. Pero el PP sabía de los réditos electorales (en este caso fuera de Catalunya) de ese populismo punitivo que puso en boga Aznar y que, en este caso, fue utilizado para reprimir a la disidencia como antes lo había hecho Rajoy con los raperos.

La historia nos ha demostrado que la respuesta a un conflicto, más bien de carácter constituyente, como el que plantea ahora la integración de Cataluña en el Estado, sólo podía manejarse mediante el pacto y referéndum como así se planteó inicialmente en la Constitución de 1978.

El PP, obviando estos elementales principios, lejos de acatar el resultado del referéndum de junio de 2006 aprobado por el 73% de los participantes, inició una furibunda campaña con recogida de firmas y artimañas para alterar las mayorías del Tribunal Constitucional, maniobrando para cambiar sus jueces, causando un daño irreparable a Cataluña y a nuestra democracia.

La posterior sentencia dictada por el TC en el año 2010, laminando el Estatut, al obviar el principio democrático de que la última palabra la tiene el pueblo mediante referéndum, determinó que en Cataluña, en palabras del constitucionalista Pérez Royo, "la constitución territorial hubiera desaparecido". Dato éste, a sumar a ese "altísimo déficit de legitimidad democrática" con el que nació la Constitución de 1978, en palabras de dicho experto, por las tres grandes decisiones que se adoptaron en el momento constituyente y que le fueron hurtadas al pueblo: una Constitución monárquica, bipartidista y antifederal.

El estado de derecho no podía por menos que acudir a los indultos para restablecer las exigencias del principio de proporcionalidad en la aplicación de las penas al que aluden jueces del propio Tribunal Constitucional, adelantándose al cuestionamiento del fallo del TS por parte del Tribunal de Estrasburgo. Son los indultos los que pueden contribuir a enmarcar una estrategia de futuro que permita restaurar la convivencia, el diálogo y traer a un importante sector de la población catalana al debate sobre un proyecto común.

Es en este contexto donde el federalismo puede ser un instrumento para construir una mejor democracia, porque su visión de la política está basada en la voluntad de acuerdo desde la idea de poder compartido y confianza recíproca; como marco discursivo de composición de intereses, como reflexión permanente acerca de la distribución, reparto o anulación de poderes entre sí.

La muerte del bipartidismo certificada en los últimos procesos electorales debería llevar a una profunda reflexión tanto en la izquierda como en la derecha acerca de cómo institucionalizar democráticamente el pluralismo ideológico, cultural, lingüístico y territorial.

Reflexión necesaria para que esa visión que ahora practica la derecha reaccionaria de este país y en la que hace suya una tradición absolutista del poder, de persecución de todos aquellos que no compartan sus ideas, del odio, el desprecio o la negación hacia el otro como práctica política, de paso, a una derecha más civilizada, más propia del Siglo XXI.

Y reflexión también para la izquierda, para que cesen esas prácticas cainitas, de sectarismo, desunión, prepotencia, clientelismo, cooptación, hiper liderazgos machistas que dejan entrever que, en materia de pluralismo, de abrazar la diversidad y de practicar el valor de la fraternidad aún hay un cierto trecho que recorrer.

Desde Zaragoza en Común entendemos el municipalismo como un proceso en torno a la decisión y compromiso políticos colectivos, democráticamente generados desde el pluralismo, la participación y la deliberación, el cultivo institucional, cultural, de las emociones, de la empatía y la solidaridad.

Valdría la pena que nos pusiéramos a explorar las posibilidades que un federalismo basado en esos mismos principios puede ofrecernos, en esa vía escasamente transitada en nuestra historia como nación de naciones.

Más Noticias