Cerraba las fiestas del PCE ante miles de personas teloneando, nada más y nada menos, que a Silvio Rodríguez el pasado domingo. Abría la jornada política del jueves 30 marcando la agenda mediática con su entrevista en la Cadena SER. Dos portadas en una semana en el diario conservador ABC. Y su careo semanal con el secretario general del PP, Teodoro García Egea, se ha viralizado hasta el punto de que se imprime en camisetas la frase "Señor García Egea, le voy a dar un dato".
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, está en un momento de plenitud política. Lo reconocen cercanos y extraños, afines y rivales. Es objeto del análisis de las tribunas de directores de periódicos y columnistas madrileños conservadores, el CIS de José Luis Tezanos la sitúa como la política mejor valorada y en La Moncloa escuchan cómo se habla tanto de ella y tan poco de algunas de las nuevas caras socialistas que se sientan en el Consejo de Ministros desde el verano.
Si hasta el parón vacacional, Díaz era una ministra de Trabajo con una gran valoración en la ciudadanía y, sobre todo, en el ámbito sindical y las izquierdas, desde que el ajetreo político ha regresado, se ha destapado un perfil político que va mucho más allá de su gestión, sorpresivo para muchos, no tanto para quienes siguen su trayectoria desde hace años. La vicepresidenta departe con el presidente Pedro Sánchez los temas que incumben al Ejecutivo.
En las disputas en el seno gubernamental, la voz de Díaz, sin ser gritona, resulta contundente y va marcando el ritmo de los desencuentros y los aciertos entre socios de coalición. Las últimas victorias de Díaz desde su cartera, con la sutil subida del SMI o la nueva prórroga de los ERTE, la confirman como una gran negociadora, una cualidad que ella misma no se cansa de subrayar ante cualquier oportunidad. Unidas Podemos espera apuntarse en el marcador dos tantos más, fijando la tasa de Sociedades en el 15% y consiguiendo alguna medida regulatoria para los mercados del alquiler tensionados, antes de que se cierre la negociación de la nueva partida presupuestaria.
Si en el escenario del centenario del PCE anunciaba, la semana pasada, que "el proyecto empieza ya", en los micrófonos matutinos de la Cadena SER se erigía como la líder del mismo. Si en el escenario de Rivas jugó con el sentimiento al denominar "Frente Amplio" a su proyecto, trayendo al imaginario colectivo el recuerdo de las experiencias uruguayas o chilenas, en la radio se permitía advertir de que se marcharía si los egos y ruidos se convertían en protagonistas.
Una semana en la que Díaz se consolida como líder de un espacio que todavía está por determinar. Se convierte en el centro de gravedad de las izquierdas estatales. Es la pieza central de un proyecto que todavía ha de definirse, pero del que será muy difícil mantenerse ajeno conforme las contiendas electorales lleguen. Por ello, surgen las tensiones, pues quien estaba ya bien situado dentro de Unidas Podemos se estresa ante la sensación de no saber a dónde va el nuevo barco; quien estaba fuera y quiere entrar a lo nuevo ha de encontrar motivos para convencer a los suyos.
Tras varios encuentros con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, una de las líderes de En Comú Podem, y tras algún agasajo compartido con la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y dirigente de Compromís, Mònica Oltra, con quien tiene previsto volver a reunirse pronto, Díaz se ha repartido entre los escenarios de la Universidad Popular de Podemos Asturies (una de las federaciones moradas más heterodoxas) y el escenario central del PCE. No asistirá, que se sepa en este momento, a la Universidad de Otoño de Podemos que se celebra también en Rivas, la aldea gala de la izquierda madrileña, el próximo fin de semana.
La expectación en la sede de Podemos es evidente. El partido que dirige Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, ha sido el que ha liderado las confluencias con IU en los últimos años, en buena medida porque era Pablo Iglesias, ex secretario general, el centro de gravedad de la izquierda. Ahora, con el peso desplazado hacia Díaz, la joven formación morada no quiere perder influencia. Aseguran que es su opción, pero que Podemos debe seguir siendo el motor principal del nuevo proyecto.
Por otro lado, desde IU, formación encabezada por el ministro de Consumo Alberto Garzón, ven oportunidad para recuperar influencia y capacidad de decisión en el espacio confederal y le dan mucha importancia a su organización para conformar las candidaturas municipales por su tradicional implantación territorial, unos comicios que se celebrarán en la primavera de 2023.
El PCE (integrado en IU) con el secretario de estado de Agenda 2030, Enrique Santiago, a la cabeza es ahora buen pegamento de la tríada Díaz-Belarra-Garzón. Sin embargo, los comunistas celebran un Congreso Federal la próxima primavera y hay voces descontentas con la dirección de Santiago, críticas con la relación con Podemos (creen que su partido ha quedado subordinado al morado) y favorables a darle más relevancia a la movilización social a lo que se le da en la actualidad, en contraposición con lo institucional. En esta línea fue el discurso de Álvaro Aguilera, secretario general del Partido Comunista de Madrid, en la fiesta del PCE. Todas estas partes, que pese a las diferencias conforman un mismo sujeto político, asumen que Díaz es el referente político en la actualidad.
Por su parte, los comunes, encabezados por Colau y Jéssica Albiach, muestran entusiasmo hacia las nuevas maneras de Díaz y reconocen en privado que concuerdan mejor que con el estilo más beligerante de Iglesias. Además, la vicepresidenta ha señalado que la estrategia es ampliar el espacio, salir del ámbito tradicional de la izquierda para explorar otros terrenos, como el espacio verde. Los comunes, hoy en día, herederos de ICV, intentan no perder su hilo rojo mientras se sitúan sin frivolidades en el Partido Verde Europeo.
En lo verde se encuentra uno de los principales retos para el espacio de Díaz. Más Madrid es el actual referente progresista en la capital y la Comunidad, liderando la oposición a José Luis Martínez Almeida y a Isabel Díaz Ayuso, y su referente estatal, Íñigo Errejón, ansía la consolidación de un partido verde en España. Que Errejón no quiere oír hablar de entendimientos con sus excompañeros de la dirección de Podemos es una evidencia. También lo es que desde Más Madrid trabajan un proyecto propio con la mirada puesta en las municipales y autonómicas del 2023. Sin embargo, si el proyecto de Díaz consigue apelar a grandes mayorías, no compartir foto puede ser algo complicado de explicar.
El liderazgo de Díaz está consolidado en octubre del 2021. La gallega se convierte en el centro de gravedad de las izquierdas estatales. Y el resto de elementos se resitúan en un mapa que les es ajeno, las órbitas han cambiado. Las tensiones internas en la izquierda vendrán, ya existen. Pero esto no es nada nuevo.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>