Dominio público

Ay mamá, paremos la ciudad

Rita Maestre

Portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

Carolina Pulido

Concejala de Más Madrid

Ay mamá, paremos la ciudad
Rigoberta Bandini en el Benidorm Fest.- RTVE

Las familias llevamos años asumiendo la sobrecarga de cuidados, primero derivada de la crisis económica y posteriormente de la pandemia mundial por covid-19. Los whatsapp colectivos de colegios y escuelas infantiles son un no parar de mensajes sobre positivos y confinamientos, sobre duración de cuarentenas y sobre los problemas que para las familias se derivan de ellos.

Cuando confinan la clase de tu hijo, en la llamada de rigor de ‘seguimiento covid’ se da, indefectiblemente, la surrealista conversación:

- "Usted trabaja?".

- "Sí, por suerte, sí.

- "Bueno, pues no pasa nada, ustedes pueden ir a trabajar, a hacer la compra... No se tienen que confinar".

- "¿Pero, -preguntas tímidamente- y los niños? ¿Los niños, con quién se quedan?"

Silencio... Apáñate como puedas.

Hay gente que a esto le ha llamado "autocuidado", pero nosotras consideramos más acertado llamarlo abandono institucional a las familias. Cuando revisamos las medidas que se han adoptado durante estos dos años para facilitar la conciliación, lo que encontramos es un páramo, nada.

Apenas un programa municipal, el grandilocuentemente llamado "Plan B concilia", que se suponía venía a paliar las necesidades de las familias durante los confinamientos de aulas de las escuelas infantiles mediante un servicio de canguro a domicilio que las familias podían solicitar a través de Servicios Sociales. Pues bien, este programa, mal diseñado para la necesidad que pretendía cubrir y mal comunicado a las personas interesadas, se ha concretado en un servicio del que se ha beneficiado 1 familia de las más de 2.100 familias que han sufrido el cierre de 175 aulas cerradas, al menos en una ocasión, desde octubre de 2020.

Y si buscamos medidas en la Comunidad de Madrid o en el Estado, lo mismo, la nada. Ni un permiso que contemple las situaciones de confinamiento de aulas, ni una ayuda económica vinculada a estas situaciones, ni un acuerdo entre patronal y sindicatos para avanzan en esta vía, nada relevante.

Cuando hablamos de políticas de conciliación nos referimos a los instrumentos que las Administraciones ponen en marcha para facilitar que podamos compaginar de manera adecuada empleo y vida personal/familiar. La mayor parte de autoras que han escrito sobre este asunto hablan de tres tipos de medidas: las políticas que facilitan el acceso al tiempo para cuidar (diferentes tipos de permisos de cuidados como  por nacimiento de hijo o cuidado por enfermedad, reducciones de jornada, flexibilidad horaria en el empleo...), las que facilitan recursos económicos (prestaciones monetarias, deducciones fiscales) y las que ofrecen servicios complementarios (escuelas infantiles, recursos de ocio...).

Las políticas de conciliación, en España y en Madrid, son escasas comparándolas con el resto de Europa, a lo que hay que sumar un contexto de jornadas laborales más largas, salarios bajos y gran precariedad/temporalidad en el empleo. España es de los pocos países europeos que carece de prestaciones universales por hijo o hija a cargo menor de 18 años -Francia, Alemania, Reino Unido, Dinamarca y Suecia lo tienen- y que no reconoce el permiso para el cuidado de enfermedades leves.

Y en este contexto, las Administraciones están dejando escapar la oportunidad de desarrollar medidas concretas como la renta universal por cuidado de hijos y un permiso de cuidado de enfermedades leves, que ya era imprescindible antes del coronavirus y que seguirá siéndolo cuando la pandemia termine. El sistema laboral español no reconoce el derecho de los menores a ser cuidados por sus progenitores, en caso de enfermedad leve. Si una pequeña se despierta con fiebre y faringitis leve, igual que en el caso de los confinamientos por contacto estrecho, la Administración no prevé ningún tipo de opción que canalice ese derecho. Por ello, desde Más Madrid-Más País-Equo hemos iniciado una campaña para que este tipo de permisos, imprescindibles para avanzar en la calidad de la conciliación, se reconozcan en el Estatuto de los Trabajadores.

En las noches del BenidormFest, muchas madres encontraron la banda sonora de estos tiempos pandémicos. Escuchamos a Rigoberta Bandini con los brazos en alto haciendo un sentido homenaje a las madres que siempre tienen caldo en la nevera y que son capaces de parar guerras y le pedimos en ese grito unánime que se unan en lucha y entre todas "paremos la ciudad".

Porque eso es lo que necesitamos: parar de una vez y ponernos en serio a desarrollar políticas públicas de apoyo a los cuidados. Esos cuidados que ya todo el mundo tiene claro que sostienen la vida, pero que no somos capaces de que se trasladen en medidas estructurales que solucionen de una vez los problemas de conciliación de las familias.

Más Noticias