Dominio público

¿Hablamos ya de las reuniones de Dolores Delgado con Inda, Ferreras o Florentino?

Ana Pardo de Vera

Lo escribía este jueves Ignacio Sánchez-Cuenca en CTXT, en un artículo titulado De la impunidad: el escándalo Ferreras: "Las conexiones y las complicidades cruzadas son tan densas entre ciertas élites que pueden permitirse el lujo de no prestar demasiada atención al rugido que viene de la sociedad". El caso de la fiscal general, Dolores Delgado, y su imbricada y nunca aclarada relación con las cloacas, es un caso al que le va que ni pintada la reflexión de Sánchez-Cuenca.

En Público la denunciamos varias veces hasta que el escándalo estalló en todo su esplendor con un encuentro entre Delgado y Eduardo Inda y su segundo, Manuel Cerdán, en un piso propiedad de Baltasar Garzón, a la sazón, pareja de Delgado y socio del despacho de abogados que defiende, entre otros, al que fuera número dos de José Manuel Villarejo, el comisario Enrique García Castaño, el Gordo, o al exnúmero dos de la Policía, también comisario Eugenio Pino, todos ellos integrantes de la llamada policía patriótica, un grupo de dirigentes policiales al servicio del Gobierno de Mariano Rajoy para fabricar pruebas falsas y construir escándalos fake contra adversarios políticos, Podemos o los independentistas catalanes.

Recordarán el episodio: Willy Veleta, reportero de CTXT, descubrió en marzo de 2021 a Inda y a Cerdán saliendo de un céntrico piso de Madrid del que, veinte minutos después, salió la fiscal general, tratando de ocultarse tras uno de sus tres guardaespaldas. Ninguno de los tres contestó a las preguntas de Veleta y al día siguiente, OK Diario, nos sorprendió (un decir) con una breve entrevista a Delgado que, decían, fue el motivo del misterioso encuentro en el piso de Garzón. Podían haberlo dicho antes, pensamos el común de los mortales; incluso, cuando se lo preguntó Veleta y Delgado trataba de pasar desapercibida. Desplegaron, recurriendo al argot más vanguardista, una estrategia muy burda, además, tratándose de una señora jefa de la Fiscalía General con un despacho oficial en el que caben más de tres personas con toda seguridad para hacer una entrevista. Por alguna razón que se nos escapa, o no, había que esconderse. Y de eso queremos hablar ahora, en plena ebullición cloaquera del presunto periodismo.

Porque este episodio que seguramente sus protagonistas podrían -y querrían- tachar de aislado se produjo, por un lado, el día en que Villarejo salía de la cárcel y, por otro, un mes después de que comieran juntos en un restaurante madrileño la misma Delgado, Garzón, el director de La Sexta, Antonio García Ferreras, y el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez (padre de aquel, según cuenta el exvicepresidente Pablo Iglesias que le dijo el propio presentador de Al Rojo Vivo), que, por cierto, dio positivo en covid días después. Insisto en que ahora también queremos hablar de eso, porque Delgado comió en tan agradable compañía justamente cuando la Fiscalía recibía las numerosas denuncias de familiares de las víctimas de las residencias de mayores en Madrid por las muertes trágicas y masivas durante la pandemia y Pérez, ¡oh casualidad!, es el todopoderoso empresario que ocupa el segundo lugar del sector en número de centros (61), según Infolibre.


Así las cosas, y con el escándalo que continúa con las revelaciones de Crónica Libre, parece muy adecuado -y hasta inexcusable- pedir explicaciones a la parte más institucional de este escándalo, la fiscal general del Estado y exministra de Justicia, que tampoco es la primera vez que se ve implicada en escándalos surgidos por la amistad de Garzón (¿y la de Delgado?) con Villarejo, a quien siempre ha defendido el juez, y no en el sentido profesional del término, sino afectuoso. Sí, es el momento de abordar este asunto también e ir deshaciendo esa tenebrosa red de "conexiones y complicidades" que ha estado manejando el poder de este país a su antojo. Y  "¿la Fiscalía de quién depende?". Pues eso.

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