Supongo que a estas alturas nadie pensará que cuando Pedro Sánchez decidió convocar elecciones anticipadas tras las autonómicas y municipales del pasado mayo no entraba en sus cálculos que éste que se ha producido (o uno muy similar) podía ser el resultado. De hecho, el que se ha configurado es uno de los mejores escenarios que cabía esperar dentro de los parámetros del realismo político y dejando a un lado la política ficción que maneja hipótesis del estilo de que a Sumar podría haberle ido mejor si Podemos hubiera visto satisfechas todas sus demandas y exigencias.
El adelanto electoral perseguía parar el deterioro que estaban sufriendo el Gobierno y los partidos de la coalición así como el desprestigio de la persona política de Pedro Sánchez. El adelanto electoral buscaba generar las condiciones para revalidar el Gobierno y evitar un mayor desgaste de las instituciones y la democracia a las que el PP, Vox y los medios afines a las derechas han maltratado y vapuleado desde hace cerca de cuatro años. El adelanto electoral forzaba y, por la misma razón, le daba al espacio a la izquierda del PSOE la oportunidad de reorganizarse tras el batacazo electoral de Podemos en mayo, confluir y sumar.
Todos estos objetivos se han conseguido desde el momento en que se ha evitado lo que hace apenas tres semanas parecía imposible controlar: el ascenso de las derechas, la ofensiva reaccionaria; la celebración de un acuerdo de gobierno a escala nacional del estilo de los que se han alcanzado en autonomías y municipios de toda España. Acuerdos ignominiosos en los que un Partido Popular al que no le ha importado socavar la legitimidad de las instituciones (desde el Consejo General del Poder Judicial hasta Correos) y abrazar el programa involucionista y neofascista de Vox, apostaba su alma y su futuro a una única carta: la de la mentira.
El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo ha ganado las elecciones pero ha perdido la posibilidad de gobernar en esta legislatura, y no solo porque no le dan los números en el parlamento (algo que Feijóo finge no terminar de entender por pura mala fe) sino porque ha salido derrotada moral y políticamente su devastadora estrategia de años: la que ha insistido en cifrar su llegada al poder en el desprestigio del adversario, a quien le han negado el pan y la sal renunciando a asumir el papel que a la oposición le corresponde en democracia: criticar, cuestionar y eventualmente mejorar las políticas del Gobierno.
El fracaso, por tanto, es mayúsculo para los populares que estaban dispuestos a tirar el agua sucia con el niño dentro. El niño está limpito y lozano y el agua se ha renovado. Por eso es el momento de que los partidos de la izquierda exhiban astucia, dejen a un lado los complejos y sobre todo eviten caer en debates que plantean dilemas extemporáneos que nos colocan en situaciones que no son las que hoy por hoy tenemos. Sumar será un partido fundamental para negociar un nuevo acuerdo de gobierno. No va a ser fácil porque hay que jugar a varias bandas, con premura y ligereza pero, insisto, sin complejos.
Las derechas tardarán muy poco en poner el grito en el cielo, en denunciar que España se rompe, que Sánchez entrega la patria al separatismo, al comunismo y al mismísimo Belcebú, como ya hicieron. La diferencia de ahora con lo sucedido hace cuatro años es que no les ha funcionado por lo que así como probablemente tendrán que amortizar a Feijóo, muy seguramente se verán en la obligación de enjuagar el discurso y confeccionar uno nuevo; uno que tal vez se ajuste a la personalidad de una nueva lideresa que, como muchas sospechamos, está esperando que llegue su momento. Ya veremos.
Dentro de Sumar, como acostumbra a ocurrir en la izquierda, habrá quien defienda que se traicionan y malbaratan proyectos y esencias. Ojalá el PSOE y Sumar logren, en las próximas semanas, centrar la energía en anticiparse a las críticas, los insultos y cabildeos para pactar veloces, raudos, un acuerdo presentable de gobierno. Hay que iniciar una nueva legislatura sin incurrir en los errores de la anterior, sin ir a rebufo de los marcos y la agenda de la derecha, sin dejarse arrastrar por la dinámica fraticida del espacio de la izquierda. No hay tiempo, no hay fuerzas y no es lo que la mayoría de quienes hemos votado para que se garantice un gobierno progresista de mínimos merecemos. Que sumen deprisa y sin complejos, con firmeza. Hay que gobernar en favor del medio ambiente, garantizar derechos y sanear la política institucional de manera que, primero de todo, la ciudadanía deje de percibirla como un problema. La gente tiene que ver que su voto cuenta, suma.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>