Dominio público

¡No pasarán!

Ángel Viñas

Autor de 'El escudo de la República' y 'Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin'. Economista y diplomático.

¡No pasarán!
A la izquierda, la Plaza Mayor de Madrid con el lema 'No Pasarán' y, a la derecha, una imagen de Ferraz del pasado domingo (Europa Press)

En la noche del domingo pasado una multitud entusiasta se agolpó en la madrileña calle de Ferraz ante la sede del PSOE para demostrar su alborozo ante los resultados que anunciaba el recuento de votos en las elecciones generales. Seguí el desarrollo del cómputo a través del programa especial de TVE, que me pareció excelente, y vi la escena objeto de este comentario.

En un momento, espontáneamente, sin seguir instrucciones de ningún tipo, alguien empezó a entonar el ¡No pasarán! de los tiempos de la Guerra Civil y de la oposición contra la dictadura. La multitud lo retomó. Era para entonces evidente que la conjunción PP-Vox, que ciertas encuestas habían dado como más que previsible ganadora, había sido derrotada.

El ¡No pasarán! es todo un símbolo. Su origen se encuentra en la I Guerra Mundial , en Francia. Dicen los expertos que hay que buscarlo en las rotundas afirmaciones del general Robert Nivelle, en Verdún, en junio de 1916. "¡No les dejéis pasar!", dicen que dijo. La frase evolucionó hasta convertirse en el eslogan español y, de alguna manera, universal.

Pero lo que fue un grito de resistencia, y últimamente de victoria en el caso francés, no lo ha sido siempre. Tiene también un significado de tenacidad, de oposición, pero en cierta medida de forma pasiva. Esto no se escapó al diablo que la derecha española sigue pintando con sus colores más horrendos (ciertamente con razón en aspectos varios, pero no para el caso de la guerra española): Josif I. Stalin.

Presa de mitos sobre su propia trayectoria (la guerra se hizo para evitar el peligro rojo, la bolchevización de España y la salvación de Europa impidiendo que los malvados comunistas se 'colaran' por la retaguardia de las naciones cristianas y por ello la gloriosa España prestó un inmarcesible servicio a la civilización occidental) tras la victoria de los franquistas tuvo un gran éxito el chotis que hizo famoso Celia Gámez: del no pasarán, decían los marxistas, al castizo ya hemos "pasao" (los lectores pueden encontrarlo aquí).

Pocos han sido los historiadores, periodistas o camelistas que hayan profundizado, con documentos, en las razones por las cuales Stalin criticó el No pasarán ante el representante en Moscú de la República española, el embajador Marcelino Pascua.

No recuerdo que ninguno se haya hecho eco de sus descubrimientos en tal sentido en el Archivo Histórico Nacional en la madrileña calle de Serrano. En él se encuentran los papeles de Marcelino Pascua que su heredero universal, José Guillén, cedió -por sugerencia de quien esto escribe- al Estado español en los años ochenta del pasado siglo.

Entre ellos figura una nota para recordar a los más altos dirigentes (Azaña, Largo Caballero, Negrín) los resultados más sobresalientes de su entrevista con Stalin el 3 de febrero de 1937. Pascua se apresuró seguidamente, sin solicitar autorización, a trasladarse a Valencia para informar. Ni Azaña ni Negrín consignaron nada por escrito, pero sí lo hizo Largo Caballero en sus memorias, distorsionando el episodio porque el embajador no había solicitado el preceptivo permiso para emprenderlo (¡).

¿Y qué dijo Stalin sobre el "no pasarán"? Le pareció pasivo, a la defensiva. Era preciso adoptar una actitud diferente. Dio consejos sobre la conveniencia de no separar a la República de las democracias occidentales, sus aliados naturales. Misión imposible. Las democracias occidentales (Francia en menor medida) querían el triunfo de Franco y por activa o por pasiva le ayudaron a conseguirlo. Hoy medios extranjeros conservadores aconsejan una "gran coalición" tras las elecciones.

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