Dominio público

Control accionarial, empresas transnacionales y poder financiero

Nacho Álvarez Peralta

Departamento de Economía Aplicada, UVA

El poder siempre ha sido un objeto de estudio de singular importancia para las ciencias sociales, en general, y para la Economía Política en particular. En el ámbito de esta disciplina han sido muchos los trabajos que, desde diferentes enfoques, se han interrogado acerca de la naturaleza, la estructura y las fuentes del poder.

Destacan especialmente aquellos autores que –como Susan Strange, Stephen Gill o Ulrich Beck– han abordado un fenómeno de enorme importancia para entender las relaciones de poder hoy día: el desarrollo de actores transnacionales privados que trascienden el marco del Estado nación y determinan la propia reconfiguración de este.

La liberalización e integración trasnacional de los mercados y capitales habría propiciado, según estos autores, una profunda asimetría entre la expansión del poder económico, por un lado, y el infradesarrollo, por otro, de las instancias políticas e institucionales que debieran controlar dicho poder.

Estos autores han desarrollado, en este sentido, un importante esfuerzo por identificar y caracterizar el desplazamiento de las fuentes y estructuras de poder hacia los actores privados transnacionales.

Estos estudios han sido habitualmente desarrollados por especialistas provenientes del campo de la Ciencia Política, a partir de metodologías eminentemente cualitativas. Más escasos son sin embargo los trabajos centrados en el ámbito empresarial, así como aquellos desarrollados mediante metodologías empíricas y cuantitativas.

En este sentido destaca un trabajo relativamente reciente, "The Network of Global Corporate Control", publicado por el prestigioso PLoS ONE, y que ha recabado rápidamente la atención de investigadores, científicos y medios de comunicación de todo el mundo debido al importante avance que supone a la hora de cartografiar la estructura del poder económico transnacional.

Este trabajo de Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston (2011), especialistas en diseño de sistemas del Swiss Federal Institute of Technology de Zurich, parte de una serie de preguntas esenciales a la hora de analizar el poder empresarial transnacional: ¿Cuál es la arquitectura mundial de la propiedad accionarial? ¿Cómo se distribuye el control económico en esa red de propiedad accionarial? ¿Cuáles son los actores económicos más relevantes de la red?

Es sobradamente conocido que las empresas transnacionales ejercen control sobre otras empresas filiales a través de una red de participaciones directas e indirectas que se extiende por múltiples países. Sin embargo, la arquitectura de dicha red no era bien conocida hasta el momento, así como tampoco la distribución global del control ni la identidad de los principales nodos. Por ejemplo, ¿las empresas transnacionales se agrupan entre sí formando grupos relativamente aislados unos de otros, o forman una red densamente conectada con un centro y una periferia? ¿Qué influencia tienen unos actores sobre otros? A pesar de la enorme importancia que todo esto tiene para la política económica, la investigación al respecto ha sido relativamente limitada hasta la fecha.

A partir de la base de datos Orbis, comercializada por la consultora Bureau van Dijk's, y con datos de 2007, Vitali, Glattfelder y Battiston analizan los vínculos de propiedad accionarial de más de 43.000 empresas transnacionales de 116 países, definiendo una inmensa red de 600.500 nodos y más de un millón de vínculos accionariales.

Aunque otras investigaciones habían desarrollado previamente trabajos económicos similares, utilizando métodos científicos procedentes del análisis de redes complejas –aplicados por ejemplo al estudio de redes comerciales (Fagiolo et al., 2009) o de redes de propiedad accionarial (Glattfelder y Battiston, 2009)– nunca antes se había desarrollado un análisis empírico de la estructura de propiedad accionarial a nivel mundial.

Dos son los resultados principales de "The Network of Global Corporate Control". En primer lugar, Vitali, Glattfelder y Battiston cartografían la forma que toma la red del poder corporativo. La red presenta numerosos clusters de empresas. No obstante, el mayor de ellos, integrado por 15491 firmas, acumula el 94% de los ingresos por ventas del total de transnacionales analizadas. En el centro de dicho cluster nos encontramos con un pequeño núcleo de corporaciones (el 0,7% del total de la muestra, apenas 295 transnacionales con sede especialmente en países anglosajones). Las transnacionales que integran este pequeño grupo (que genera el 18,7% de los ingresos por ventas del conjunto de la muestra) están muy intensamente conectadas entre sí mediante vínculos accionariales cruzados, dando lugar a un subconjunto de empresas en donde cada miembro posee acciones –directa o indirectamente– de todos y cada uno de los restantes miembros del grupo. Como resultado, el 75% de la propiedad accionarial de las empresas de este núcleo permanece en manos de otras empresas del propio núcleo.

Además, en segundo lugar, los autores identifican la distribución global del poder en dicha red así como la identidad de los principales accionistas. Únicamente 737 empresas acumulan el 80% del control económico de las restantes transnacionales de la red. El control económico se computa mediante el control potencial sobre los ingresos por ventas del resto de transnacionales. De este modo, los autores encuentran que el control accionarial en la red estudiada se distribuye mucho más desigualmente que la propiedad. En concreto, los principales accionistas de la red detentan un control diez veces superior de lo que cabría esperar de acuerdo a su riqueza patrimonial.

Estos dos importantes resultados se conectan entre sí, de forma que al combinar la descripción topológica de la red con el control accionarial los autores proporcionan una caracterización completa de la estructura de poder empresarial. Como cabía esperar, las transnacionales más poderosas en términos de capacidad de control tienen a situarse en el núcleo de la red. A pesar de su pequeño tamaño, este núcleo acumula un alto porcentaje de control económico: casi el 40% del control sobre los ingresos por ventas del conjunto de empresas transnacionales es detentado, a través de una intrincada red de participaciones accionariales, por un subconjunto de 147 empresas del núcleo de la red, que además tiene pleno control accionarial sobre sí mismo. Además, un elemento especialmente relevante de esta caracterización de los actores que ocupan el centro de la red es que aproximadamente el 75% de ellos son instituciones financieras.

Pareciera por tanto que las investigaciones de comienzos del siglo XXI, mediante los métodos científicos más avanzados, vienen a confirmar las teorías del economista alemán Rudolf Hilferding, quien ya señalaba un siglo atrás en su principal obra que "el capital financiero significa la unificación del capital. Los antiguos sectores separados del capital industrial, comercial y bancario se hallan bajo la dirección común de la alta finanza" (Hilferding, 1910: 337).

 

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