Dominio público

Un nuevo espacio para la izquierda

Jordi Guillot

JORDI GUILLOT

Pocos partidos del perfil de ICV participan hoy en Europa en gobiernos progresistas de coalición. A pesar de las dificultades que existen para el desarrollo de proyectos políticos de la izquierda transformadora, en la próxima asamblea nacional no vamos a incurrir en el error de este eterno interrogante sobre la viabilidad de nuestro espacio político. Hoy disfrutamos de un proyecto político bien definido y contamos con la masa crítica suficiente, tanto política como social, electoral y organizativa, para ser por nosotros mismos un sujeto político. En este último periodo, muchas cosas nos han ido bien. Seguramente, la más importante es el haber derrotado a CiU y conseguir en el año 2003 una mayoría de izquierdas en Catalunya después de 23 años de pujolismo, revalidada en 2006 con nuestro crecimiento electoral. Pero debemos también analizar aquello que no nos ha ido tan bien y corregir lo que sea necesario.

Lo más importante de este congreso es poner a debate los retos que debemos afrontar, como partido de lucha que hoy gobierna y en medio de una fuerte crisis económica que endurecerá la situación política. Para mí son cinco los grandes objetivos sobre los que deberíamos priorizar nuestros debates y sobre los que habría que conseguir el mayor acuerdo interno.

El primero es que, en los dos últimos procesos electorales, hemos visto cómo parte de nuestro electorado se abstenía, y también cómo perdíamos votos de forma continuada entre los sectores populares que viven en los llamados barrios metropolitanos. Estas son dos de las principales conclusiones de los análisis sobre los resultados de las pasadas elecciones municipales y generales. Por una parte, hemos dejado de gustar a sectores de nuestro electorado y tenemos problemas de visibilidad para sectores del electorado metropolitano.

Las razones se pueden reducir a dos; pérdida de credibilidad y utilidad para los sectores populares.
Por lo que respecta a la pérdida de credibilidad hay que reforzar la capacidad de comunicación de nuestra gestión y evitar errores. Pero la más importante, a mi entender, es la dificultad de construir un relato propio de nuestra acción de gobierno que tenga como primer destinatario la sociedad organizada desde un pensamiento alternativo, aquella de la que nos es indispensable su complicidad crítica, en esta nada fácil singladura de fuerza de gobierno.

Respecto a la utilidad para los sectores populares, no podemos ignorar que amplios sectores populares, marginados de los beneficios habidos en los años de crecimiento económico, están sufriendo con especial dureza la crisis. Nuestras políticas sociales, ecológicas y de género deben ser aún mucho más efectivas para la mejora de sus condiciones de vida y de trabajo.

Un segundo reto es el Gobierno de Catalunya. No es fácil para un partido como el nuestro estar en un gobierno a tres siendo la fuerza minoritaria. Somos plenamente conscientes de las dificultades de casar nuestro programa con los del PSC y ERC, pero somos aún más conscientes de la oportunidad histórica que representa para Catalunya, y me atrevo a decir para España, este gobierno de la izquierda plural.

El principal problema de hoy es la crisis económica. Es una crisis en toda regla del modelo neoliberal y a escala planetaria. Nos coge en uno de los peores momentos de la izquierda europea alternativa, sólo hay que ver la situación en Francia o Italia, por no hablar de España. Pero, a pesar de las dificultades, la crisis debe ser una oportunidad para relanzar un discurso de izquierdas y ecologista. Para realizar un esfuerzo de concreción de alternativas reales a la crisis, especialmente por parte de los partidos que gobernamos. Es el momento de demostrar que hay soluciones de izquierdas, que tengan como primer objetivo proteger a los sectores más vulnerables y apostar por un nuevo modelo económico que sea sostenible humana y ecológicamente.

Un tercer reto es repolitizar y reorganizar ICV. A pesar de que comparativamente con otros partidos de izquierda gozamos de una buena salud organizativa, debemos empezar a redefinir el significado de militar en un partido político. Una militancia reducida, en el mejor de los casos, a valorar lo bien o mal que lo hacen los dirigentes o cargos institucionales tiene muy poco atractivo. El objetivo debe ser dar protagonismo político al militante de base. Y para ello, en primer lugar, hay que recuperar el estímulo primario que justifica el militar en la izquierda, que es el de participar, estar atentos a los conflictos de todo orden presentes en nuestra sociedad. Para denunciarlos y reivindicarlos, para proponer soluciones y alternativas y, si se está en el gobierno, para solucionarlos.

El cuarto reto es abrir nuestras alianzas. En Catalunya, apostamos por ensanchar las fronteras de ICV, federándonos con las candidaturas municipales progresistas independientes (EPM) y reforzando nuestra coalición con Esquerra Unida (EUiA). Nuestra propuesta a nivel de Estado es ir articulando, poco a poco, un nuevo espacio político y conseguir liderarlo. Existe el PSOE, el PP y Galeuscat, es imprescindible articular el cuarto espacio de las fuerzas de izquierdas y ecologistas, que nos agrupe desde el respeto a la independencia de cada uno. Un espacio en el que cabemos todos y no sobra nadie, que articule la izquierda en España, cada vez más necesario tras la derechización de la presente legislatura.

Finalmente, el quinto reto es el de la renovación. Este será el último mandato de Joan Saura como líder de ICV. Debemos empezar ya en esta asamblea a crear las condiciones para que se consoliden los futuros liderazgos, y esto sólo es posible con la renovación.

Deseo un congreso que nos permita dar respuesta a los anhelos y necesidades de la gente. Estoy convencido de que, si somos capaces de dar alternativas reales, daremos esperanzas a los que nada tienen o lo están perdiendo todo.

Jordi Guillot es secretario general de ICV

Ilustración de Miguel Ordóñez

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