A mi bola

Mourinho, la ironía por la culata

Mourinho eligió un mal día para ironizar. "Nuestro objetivo es la permanencia", dijo el portugués para quedar por encima de Guardiola. Y lo hizo en la víspera de visitar al Levante, que un año más sí tendrá que luchar por seguir en Primera y ayer sumó tres puntos con los que a buen seguro no contaba.

Sin Cristiano y Özil en su once inicial, es de suponer que Mourinho no pidió a los suyos que jugaran como un equipo menor y regodearse aún más en su ironía. El caso es que el Madrid, siendo superior al Levante por jugadores, no lo fue por juego. Aglutinó la posesión, se asomó con asiduidad (que no claridad) al área de Munúa, pero nunca tuvo el partido bajo control. Para colmo, la tangana que le costó la segunda amarilla a Khedira por empujar a Ballesteros, un habitual y experto en estas lides, le obligó a jugar con uno menos toda la segunda parte. Pero ni siquiera esto sirve de excusa. El Ciutat ya fue un campo de batalla la temporada pasada. Los blancos empataron en Liga (0-0) y cayeron en Copa (2-0). Avisados estaban y no dieron la talla.
El partido se llegó a embarullar tanto, con alocadas idas y venidas de uno a otro lado, que si no es porque uno de los contendientes era el Madrid (reconocible por el blanco), parecería un enfrentamiento entre dos equipos que luchan por no bajar. Y, claro, en tales circunstancias el Levante tiró de experiencia. Normal que el Ciutat despidiera al Madrid al grito de "¡a Segunda, a Segunda!". Es lo que siembra Mou, a quien la ironía le salió por la culata.

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