Tierra de nadie

Zapatero es budista

El asunto de los principios es una cuestión tan espinosa que uno le saca el tema a un político y es como si le mentara a la madre. Se puede cambiar de piso, de pareja y hasta de partido pero jamás de principios, que son como el ADN en pdf. A Zapatero se lo preguntaron ayer en la Ser y el presidente no dudó en proclamar que cualquier parecido entre él y Groucho Marx es pura coincidencia. " No he traicionado mis principios", dijo en referencia a la reforma laboral que abarata el despido y contra la que hay convocada una huelga general.

Con Rajoy, que es de piñón fijo, no habría problemas para confirmar el aserto porque sabemos que sigue en el mismo lugar en el que estaba hace veinte años, esto es, en un interminable viaje hacia el centro, que si llega a saber lo lejos que queda a lo mejor ni lo emprende. Pero con Zapatero la cosa se complica extraordinariamente ya que el de León se nos ha vuelto Bruce Lee en el anuncio de Be water. Se ha licuado de tal forma que puede ser botella en la botella y tetera en la tetera. Y con tal capacidad para el polimorfismo no sabe uno si es carne o es pescado, lo que nos complica la dieta una barbaridad.

Zapatero no rectifica sino que se adapta, y así cualquiera le pilla en un renuncio. "Abaratar el despido –afirmaba en enero de este año al mismo grupo de comunicación- no es el camino para crear empleo; sólo provocaría más desigualdades sociales y menos protección a los trabajadores, sobre todo en un país donde todavía nos queda por avanzar en materia de protección social". ¿Que qué ha pasado en este tiempo? Pues que el presidente no se obceca como los sindicatos, que no asumen que si tenemos el doble de paro que Europa y más temporales que todo el continente junto es porque el despido era caro. Esto es evolución y no lo de Darwin.

No se trata, por tanto, de que Zapatero traicione su ideario. El despido puede ser barato o caro, los impuestos, de derechas o de izquierdas, la crisis puede ser crisis o desaceleración, lo peor puede haber pasado o no, pero ninguna opción contradice el principio de que nada es inmutable. Creíamos que lo suyo era republicanismo y, en realidad, es budismo. Para llevarnos al nirvana toma "las decisiones que España necesita". Un día será una y al siguiente la contraria. En eso consiste la iluminación.

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