Entre leones

La ola de Vox

El éxito de Vox se cimentó en el desgaste del resto de partidos democráticos; es decir, todos, incluido algún puñado de votantes de Adelante Andalucía, trasvasaron votos en dirección a la extrema derecha.

Transversalmente, los cazadores, que se sintieron amenazados por las pretensiones de animalistas y podemitas de prohibir la caza, votaron en bloque a Vox, que es lo más cercano a la Asociación de Amigos de Rifle yanqui que tenemos en territorio patrio y comanche.

Y no es ninguna broma lo de las 200.000 escopetas andaluzas, tiro arriba, tiro abajo.

Pero el gran caldo de cultivo sobre el que ha rebrotado la extrema derecha en España ha sido el independentismo catalán. Tanto desafío, tanta república de cuarto y mitad, tanto Puigdemont allende nuestras fronteras y tanto Torra en manteca, tanto a por ellos, ha acabado resucitando los fantasmas de nuestro pasado.

Cuando la moderación y el diálogo son, sin ningún género, el único camino posible para salir del atolladero territorial catalán, Vox ha ganado adeptos con leña al ‘independe’ que es de goma, que viene a ser a efectos prácticos el artículo 155 pero con la cabra de la Legión desfilando por la Diagonal, y que, además, es lo que quieren los secesionistas más radicales: cuanto peor, mejor.

Así, si añadimos el machaque a las clases media y trabajadora durante la crisis, la exhumación de Franco que ha resucitado al facherío militante refugiado en el PP, la Luna llena de los licántropos y la confluencia de Venus con Saturno o algo por el estilo de la literatura de los horóscopos, Vox no para de crecer en las redes sociales.

Cuanto mayor es la cafrada, mayor número de adeptos salen a cara descubierta a festejar el aquelarre.

¿Cómo se para esta ola regresiva?

Muy fácil, poniendo en valor todo lo que nuestra democracia ha conseguido en estos 40 años y pico. Sí, defendiendo las conquistas del régimen del 78 sin complejos, con valentía, sobre todo entre los jóvenes, y erradicando todas las mierdas que generó, principalmente la corrupción y las desigualdades.

La Carta a los Reyes Magos de Vox en sus negociaciones con el PP para respaldar el cambio en Andalucía es un buen punto de partida. En ella, se incluyen 19 medidas, entre las que destacan la expulsión de 52.000 inmigrantes; fijar el 2 de enero, día de la reconquista, como la fiesta de la comunidad autónoma; derogar leyes contra la violencia de género o de igualdad de trato de las personas LGTBI, implantar el ‘pin’ parental para que los padres puedan controlar los temarios de sus hijos, y devolver al Estado las competencias de educación, sanidad, justicia y orden público. Es un punto y final al régimen del 78 en toda regla y una vuelta a las esencias de España aquella que era una, grande, libre, además de una grandísima hija de puta con la mayoría de los españoles; sí, la que empuñó Franco contra los derrotados, persiguiéndolos hasta el exterminio.

La primera reacción del PP ha sido de libro: es inaceptable. Pero, en el fondo, en Génova la música no les suena mal. De hecho, muchos de los parroquianos de Vox vienen de sus filas, y no me cabe ninguna duda de que se entenderán para mandar a los socialistas por tabaco y sentar en el primer sillón de San Telmo a Juanma Moreno.

Tras los últimos acontecimientos, más trabajo me cuesta entender un eventual apoyo de Ciudadanos. Está muy bien eso de que era necesario el cambio en Andalucía –no les falta razón en términos democráticos-, pero no es menos cierto que asociarse con Vox para consumarlo está poniendo en riesgo toda su apuesta centrista, todo su europeísmo, todo el respaldo de los Macrones y cía., etc.

¿Ciudadanos va a meterse en ese jardín con la extrema derecha más recalcitrante a cambio de una presidencia de la Junta para el PP? ¿Por cuatro consejerías en Andalucía va Rivera a renunciar a sus aspiraciones a ganar las próximas elecciones? ¿Por una vicepresidencia para Juan Marín y dos ratitos más en Canal Sur van a renunciar a su constitucionalismo de pura cepa y a sus principios liberales nacidos en la luz de La riqueza de las naciones?

Se me hace muy cuesta arriba creer que Ciudadanos esté dispuesto a pegarse un tiro en cada pie sin más.

 

PD: En una entrevista en la agencia EFE, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a decir lo que resulta más que evidente: en Andalucía "se ha cerrado un ciclo político", sobre todo en el PSOE-A. Pero se equivoca de nuevo al decirlo públicamente. Debería haber esperado a que los alcaldes socialistas andaluces se lo dijeran a la propia Susana Díaz, que, se mire como se mire, se ha convertido en un lastre para las expectativas electorales del PSOE-A. Por cierto, el pedrismo andaluz tampoco está para tirar cohetes. O sea, la renovación debe ser larga, ancha y profunda, empezando por el ombligo.

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