La revuelta de las neuronas

CIU: Cree el ladrón que todos son de su condición

I us puc assegurar que aquests reaccionaris que s’autoanomenen catalanistes, el que més temen es el redreçament nacional de caixalunyaCatalunya, en el cas que Catalunya no els restés sotmesa.

Discurso de Salvador Seguí, el Noi del Sucre, el 1 de Octubre de 1919 en el Ateneo de Madrid.

 

A Catalunya no hi cap tothom, (en Catalunya no entra todo el mundo), ese era el lema de campaña de CIU hace años que me tenía que tragar en el metro, cada vez que volvía de trabajar  a mi casa ubicada en la calle Conca de Tremp, en el Carmel. ¿Quién necesita a PXC con esos slogans? Escuchamos ahora a CIU acusar a Podemos, que defiende el derecho a decidir, de ser "el Caballo de Troya" contra el soberanismo catalán reeditando al lerrouxismo.  Lo ha dicho Josep Rull, el mismo que firmaba en 2011 un manifiesto a favor de ponerle el nombre a una calle con los nombres de los dos hermanos Badia, pistoleros al servicio de la patronal contra el sindicalismo que fueron abatidos en 1936. En la esquina de las calles Muntaner y Diputació, suele haber un ramo de flores pegado a un árbol colocado por un grupúsculo de extrema derecha en su honor.

Cree el ladrón  que todos son de su condición. CIU, partido sin el cual el régimen del 78 no puede entenderse, el pilar clave del sostenimiento territorial del Reino de España. ¿Recuerdan al inefable Jordi Pujol ser nombrado español del año por el periódico ABC en 1984? Ahora se llenan la boca de Catalunya, pero bien que  pactaban con el PP presupuestos e inversiones en la ciudad de Barcelona. Soberanía lo llaman, pero para impulsar proyectos propios de una colonia ocupada como el Barcelona World parece ser que con Salou no era suficiente.

¿Recuerdan al que fue Conseller d’empresa y ocupació, Françesc Xavier Mena, cuando recomendaba a los jóvenes tomar el primer vuelo a Londres y a servir café? El mismo que lanzó esa audaz iniciativa para acabar con el paro juvenil en 2012: utilizar el Servicio de Ocupación de Catalunya (SOC) para vender a las empresas contratos en prácticas de hasta 40 horas semanales, destinado a jóvenes licenciados o con FP entre 18 y 25 años al insultante precio de 426 euros mensuales. Otro patriota. Ahora su puesto lo ocupa Felip Puig, el antiguo encargado de interior que limpiaba a porrazos la Plaça Catalunya. Yo estaba ahí y el único animal era quien daba las órdenes contra los demócratas en la plaza. Ester Quintana, que perdió un ojo en la huelga del 14N,  está todavía esperando a que Puig le mire a la cara y le niegue que  se dispararan balas de goma.

Patriotas de hojalata, poco importa que su lema de campaña fuera la nostra força, CIU es la castalunya que ha convertido a Catalunya en Caixalunya: soberanía es todo lo contrario a encabezar el recorte del gasto sanitario en un 19% entre 2010 y 2014, cuando la media de española de las comunidades es del 10%. Eso se traduce en más precariedad, menos medios, peor servicio y bajos salarios entre los y las trabajadoras que se encargan de garantizar nuestra salud. Soberanía es ejercer el derecho a decidir, el mismo que CIU impidió con la iniciativa del Multireferèndum y envió a los mossos d’esquadra a levantar las urnas puestas en las calles, en mayo de este mismo año. Soberanía es no hacer de la Universidad un departamento de selección de personal regido por las empresas, soberanía es que un recurso común como es el agua, esté en manos  de los municipios y no cederlo a contratas que empeoran el servicio y aumentan las tarifas. ¿Saben cuál es el verdadero problema que tiene CIU? Que de repente aparece una opción que no insulta a la ciudadanía catalana, que respeta el derecho a decidir y aboga por un país de países, que en lugar de tratar como enemiga a la gente, forma parte de la gente. CIU y PP son pura dialéctica que se retroalimentan: el primero trata de aprovecharse y capitanear  una demanda impulsada por la sociedad civil, el segundo alimenta la idea de la anti-españa, pero ambos viajan en primera clase, destino Suiza.

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