Las carga el diablo

La web de Carmena y los periodistas censores

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Definitivamente, nos estamos volviendo locos. Nos pasamos la vida los periodistas defendiendo con uñas y dientes nuestro derecho a equivocarnos, a expresarnos en libertad sin que nadie ose insinuarnos cómo tenemos que contar las cosas, y nos empeñamos nosotros mismos en ponerle puertas al campo.

Probablemente "Versión Original", la web puesta en marcha este miércoles por el ayuntamiento de Madrid para puntualizar según qué informaciones periodísticas, no sea la mejor de las decisiones, pero lo que no tiene ningún sentido es que muchos "avezados" periodistas, ciertas asociaciones profesionales y hasta editoriales de periódicos otrora respetables se lancen a degüello, a las primeras de cambio, contra una iniciativa que, podrá estar todo lo equivocada que queramos (a mi juicio no lo está) pero a cuya difusión sus promotores tienen todo el derecho del mundo.

Probablemente Manuela Carmena no haya tomado la mejor de las decisiones; probablemente, como ella misma le ha reconocido a Antonio Miguel Carmona, desde un punto de vista político no haya sido un acierto pero... ¿por qué los periodistas nos entrometemos en este asunto y no les dejamos equivocarse en paz?

¿Por qué periódicos como "El País" tienen las santas narices de dedicarle un editorial al tema y acabar diciendo textualmente que "conviene que Manuela Carmena reconsidere la web lanzada por el Ayuntamiento madrileño y la reoriente seriamente o la retire"? ¿Por qué insistimos en querer privar de algo a quienes no les toleraríamos que nos privaran de nada?

Las reglas del juego de la comunicación no es que hayan cambiado, es que se están inventando cada día desde la aparición de internet sin que nadie se atreva a pronosticar, a fecha de hoy, dónde y cómo acabará todo esto. Y en ese mundo indefinido e impredecible tienen perfecta cabida iniciativas como "Versión Original", cuyos promotores están en su completo derecho de puntualizar informaciones que ellos creen inexactas, incompletas o sencillamente, les molestan y quieren responder valiéndose de las herramientas a su alcance, entre ellas una web en internet. En cualquiera de los casos, y por muy friki que pudiera parecernos, ¿quiénes somos los periodistas para prohibir esto?

¿Por qué nos molesta tanto que nos puntualicen, que nos corrijan, que nos enmienden la plana? ¿Por qué quienes más alzan la voz contra esto son los que más dispuestos están a fabricar primeras páginas de risa o informaciones claramente sesgadas? ¿Por qué a los periodistas que manipulan los tenemos en la misma asociación de la prensa que nunca los ha denunciado, pero que ahora se apresura a arremeter contra una triste web municipal?

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¿Por qué la FAPE (Federación de Asociaciones de la Prensa) se alinea con una señora como Esperanza Aguirre, todavía jefa de la oposición municipal madrileña, reina durante años de la manipulación y de la intromisión del poder político en la televisión pública, y que ahora tiene la caradura de promover un pleno urgente para debatir la conveniencia de que exista una web municipal como "Versión Original"?

Estoy hasta las narices de tanta hipocresía, de tanto personal rasgándose las vestiduras para provocar un ruido artificial ante algo que, si realmente está mal hecho, en el pecado llevarán la penitencia, ¿no?

¿Qué es lo que tememos de la web municipal del Ayuntamiento de Madrid? ¿Que tengan capacidad de réplica, que aporten datos...? ¿Y por qué no valoramos la parte positiva? Si ellos son una fuente, que lo son, usémosla, aprovechémonos de ella, verifiquemos lo que cuentan y si nos están engañando metámosles caña, pero dejémosles vivir, por favor ¿A dónde queremos llegar poniéndole, como decía más arriba, puertas imposibles al campo?

A la información libre solo le pueden temer sus enemigos. Y si la página web del ayuntamiento de Madrid no es información, ni es libre, ellos mismos acabarán quedando en evidencia más pronto que tarde ¿A qué viene esa prisa en cargárnosla antes de comprobar cuáles son sus verdaderas intenciones? Por lo visto, ya no se trata de matar solo al mensajero, sino también al caballo del mensajero.

Como periodista, me avergüenza que la organización profesional a la que pertenezco haya decidido tomar partido en clave sectaria y prohibicionista ante una iniciativa que, podrá ser más o menos afortunada, pero tiene legítimo derecho a existir. Quien así actúa, no me representa. Nadie tiene derecho a negar la existencia de un canal de información, y mucho menos que nadie los periodistas, que nos pasamos la vida defendiendo el derecho a expresarnos en libertad y nos dejamos literalmente la vida en ello.

Promoviendo acciones como el ataque a la web del ayuntamiento de Madrid estamos legitimando y dotando de autoridad moral a quienes, en un momento dado, decidan hacer con nosotros algo parecido, que ya lo hacen, dicho sea de paso. Si alimentamos la fiera, si contribuimos a labrar nuestra propia fosa es que, repito, nos hemos vuelto definitivamente locos.

J.T.

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