Las carga el diablo

Primeras navidades sin Alicia

Primeras navidades sin Alicia Fue morirte tú y cambiar el mundo. Por los días en que te despedimos en aquella colina navarra empezábamos a tener noticia de un extraño virus que andaba, allá por la China, maltratando pulmones humanos. Ni por asomos podíamos imaginar que pronto lo tendríamos sembrando el caos por todas partes sin dejar un solo rincón terrenal a salvo. Y en esas seguimos a día de hoy, cariño.

La pandemia parece un cabreo del destino por tu marcha. Te fuiste y se lió. Se lió parda. Tres largos meses, entre marzo y junio, estuvimos encerrados en nuestras casas, saliendo con mascarilla solo a comprar lo imprescindible, mientras veíamos en la tele ataúdes sin parar y nos negábamos a darle crédito a las cifras de contagiados, hospitalizados, fallecidos... No se cabía en los hospitales, se hizo triaje y murieron decenas de miles de ancianos, muchos de ellos en residencias de las que no les dejaron salir para ser atendidos.

Amigos tuyos y míos muy queridos estuvieron en la UCI entre la vida y la muerte, y gente a la que le teníamos mucho cariño se marchó porque se contagió y no hubo manera de conseguir que sus pulmones volvieran a funcionar en condiciones. COVID-19 (COrona VIrus Desease) es el nombre que le han puesto a este maldito virus que, a día de hoy, se ha cobrado ya casi cincuenta mil vidas en España y cerca de dos millones en el resto del mundo. Desde la primavera pasada, anda extendido por los cinco continentes sin que nadie haya sido capaz de combatirlo. Laboratorios del mundo entero han trabajado duro y rápido para conseguir cuanto antes una vacuna eficaz. Ya te contaré, porque por estos días empiezan a vacunarnos en un operativo que durará meses y cuyo éxito es una incógnita.

¿Sabes que buena parte de nosotros andamos teletrabajando en casa, que las reuniones de trabajo son por videconferencia? ¿Sabes que este año no hemos tenido ni Fallas, ni Semana Santa, ni feria de abril, ni Sanfermines, y puede que en 2021 ocurra igual? Como no se permiten aglomeraciones, todas las fiestas han sido suspendidas, y los conciertos, y los congresos, las conferencias, las presentaciones de libros... Los cines y los teatros funcionan desde el verano en parte, pero con restricciones de aforo, igual que los espectáculos deportivos, que se celebran sin público y una vez que los deportistas han pasado los controles reglamentarios para verificar que no están infectados.

Fue marcharte tú y se apagó todo. Aquí y en sitios que tú recordabas con afecto como Roma, Nueva York o San Francisco, de pronto empezaron a morir por centenares, sin nadie al lado, sin funerales y con la presencia solo de tres personas, las más allegadas, en el momento del entierro.

¿Sabes que llevamos desde que te fuiste sin abrazarnos los unos a los otros, que no podemos celebrar ni los premios que te siguen dando? Fíjate, a tu reportaje de las "Mil mujeres asesinadas" le han concedido varios premios más este año, incluido el Ondas ¿Sabes que no nos besamos, y que apenas nos tocamos? ¿Sabes que no podemos quedar a cenar como tanto te gustaba a ti y, si lo hacemos, tenemos que ser como mucho media docena, pero no solo en los restaurantes, ¡también en casa! ¿Sabes que no paramos de lavarnos las manos como posesos, que para entrar y salir de los sitios hay que desinfectarlas con gel alcohólico? ¿Sabes que no tenemos ni idea de hasta cuándo seguiremos así? Por cierto, cotilleo: ¿sabes que el rey emérito ha huido de España por "irregularidades fiscales"? Está en Abu Dhabi, sí has leído bien, "Abu Dhabi", desde primeros de agosto, ¿qué te parece?

A veces juego a imaginar las maldades que estarías soltando por tu boca si aún continuaras a mi lado. Y se me ocurren verdaderas burradas, claro, pero nunca tan brillantes ni tan divertidas como serían las tuyas en estos momentos de desconcierto y ansiedad colectiva.

Fíjate, nos reíamos de los chinos que venían de vacaciones y no se quitaban la mascarilla nunca, y ahora vamos aquí todos igual que ellos. Como te puedes imaginar, se ha hecho mucha política con lo de la pandemia y peligrosos elementos como Trump o Bolsonaro se han dedicado a ir de negacionistas sin importarle que en los países donde ellos gobiernan, los ciudadanos estén muriendo como chinches. Por cierto, una alegría, amor, Trump ha perdido las elecciones. Y otra: aquí el Gobierno de coalición cumple ya su primer año y parece que puede ir para largo. De Televisión Española, mejor ni hablamos. Con tu permiso, mejor lo dejamos para otro día.

A veces me da por pensar que lo del coronavirus nos ha pasado por haber permitido que te fueras, por no haber sido capaces de retenerte. Que alguna fuerza sobrenatural nos está castigando por haberte perdido. Si no fue así, al menos tuvo el detalle de impedir que te enteraras de todo esto y permitió que te marcharas en un momento en el que pudiste aún exhibir músculo reuniendo en tu despedida a centenares de personas que te queríamos. Sigo sin acabar de hacerme a la idea de que ya no estás aquí.

J.T.

P.D. Alicia Gómez Montano murió el pasado 18 de enero en Madrid. Era firme candidata a presidir RTVE tras haber obtenido el número uno en el concurso para constituir el Consejo de Administración de la Corporación, algo que, a fecha de hoy, aún continúa pendiente.

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