La Ley de Educación Catalana se aprobó el miércoles tras un intenso debate en el que la lengua nunca fue tema. Sólo el PP y Ciudadanos, 17 de los 135 diputados del Parlament, cuestionaron consolidar por ley un modelo con 25 años de vigencia: el que hace del catalán la lengua de la escuela. Una apuesta que, datos en mano, funciona. Pero ayer la derecha mediática resucitó el fantasma de la persecución del castellano, una lengua con buena salud. También en Catalunya.
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