Otras miradas

La democracia europea es la auténtica amenaza que tiene Rusia

Francisco Aldecoa Luzárraga

Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, Catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y Representante de los Eventos Nacionales y la Sociedad Civil en la Conferencia sobre el Futuro de Europa

La democracia europea es la auténtica amenaza que tiene Rusia
Vladimir Putin en videoconferencia.- Kremlin / dpa

¿Por qué Rusia, en la actualidad, amenaza a Ucrania y realiza un movimiento de tropas? A mi juicio, Rusia se siente amenazada no por consecuencias de posibles ataques de fuerzas militares, bien sean de la OTAN o de otros actores internacionales, sino que se siente amenazada por Ucrania y los países de su vecindad, con la excepción de Bielorrusia, ya que estos países se están transformando lentamente, pero cada vez más, en democracias aún sin consolidar, pero que tienden a parecerse a las europeas.

La auténtica preocupación no está en posibles despliegues de la OTAN en Ucrania o en los países vecinos, sino que se encuentra en que Ucrania, Georgia, Moldavia, e incluso Armenia y Azerbaiyán se vayan acercando a un sistema democrático equivalente al existente en el resto de los países europeos. Lo que supondrá, al mismo tiempo, unas relaciones más estrechas entre estos países y los estados europeos, de carácter económico, social y también de libre circulación de mercancías, capitales y personas.

Tampoco les gusta el acercamiento de los Balcanes a la Unión Europea, concretamente, el que se incorporen a la Unión Europea alguno de ellos como puede ser, por ejemplo, Serbia y Montenegro, lo cual es probable que ocurra más pronto que tarde. E incluso que se resuelva el enfrentamiento entre Serbia y Kosovo. Asimismo, están apoyando, en gran medida, al Gobierno húngaro de Viktor Orban, con objeto de mantener una tensión añadida en el seno de la Unión Europea.

Es decir, el problema no es que se sientan amenazados militarmente, no hay ninguna razón para pensar que Ucrania u otros países vecinos, o los Balcanes o desde luego ningún país europeo, amenace militarmente a Rusia. No está en ningún orden de ideas esta posibilidad, la auténtica amenaza que supone la Unión Europea es el hecho de que, para un régimen autocrático como Rusia, sus estados vecinos se acerquen a la democracia. Por eso, ellos quieren mantener el viejo sistema de la Guerra Fría de la política de bloques y las "áreas de influencia" que ahora está fuera de lugar y, por lo tanto, cada estado soberano puede adoptar el régimen político y la política exterior que considere oportuno.

Por ello, el lenguaje de Rusia es un lenguaje que recuerda a la Guerra Fría y al sistema de bloques ya que, en esta lógica, se sienten mucho más cómodos. En este sentido, ellos quieren la confrontación, y así lo están buscando en los últimos días, con Estados Unidos y con la OTAN, con el fin de plantearlo en términos de una lógica de enfrentamiento militar, donde, formalmente, mantienen que se sienten amenazados ante la posible expansión militar de la OTAN en Ucrania y otros de los países de su vecindario.

A mi juicio, esta no es la auténtica razón, ellos no tienen una preocupación real en materia de seguridad o en materia defensiva. Están seguros de que los países democráticos no van a hacer uso de la fuerza, ni van a poner en cuestión las fronteras mantenidas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y, desde luego, en ningún supuesto está la posibilidad de hacer uso de la fuerza ni contra Rusia ni contra ningún otro país del mundo, por parte de la Unión Europea ni por parte de ninguno de los Estados miembros que son democracias consolidadas.

Rusia, en esta situación de tensión, no busca la interlocución de la Unión Europea ni de los Estados miembros. Únicamente busca una relación de tensión y conflicto con Estados Unidos y la OTAN a sabiendas que este no es el principal problema. En todo caso, para llegar a una situación de desescalada y de cooperación e incluso de una búsqueda del levantamiento de las sanciones que tiene la Unión Europea contra Rusia, será imprescindible que mantengan un diálogo con la Unión Europea y sus Estados miembros.

El Consejo de Asuntos Exteriores celebrado el pasado 24 de enero, en el que participaron los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros bajo la Presidencia del Alto Representante, Josep Borrell, contó con la novedad de que se incorporó el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, por vía telemática. En este Consejo, de acuerdo con las conclusiones publicadas, hubo completa unidad entre los presentes, concretamente se afirma que "el Consejo reafirma la unidad de aproximación de la Unión Europea y el fortalecimiento de la cooperación y coordinación de la UE con los Estados Unidos, OTAN, Ucrania y el resto de los socios".

El Consejo reiteró, al mismo tiempo, su compromiso con la continuidad con la OTAN, a la vez que invita a que el Alto Representante continúe con la coordinación de las acciones de la Unión Europea con el resto de los actores. Asimismo, en el anexo sobre la situación de seguridad manifiestan con claridad que condenan las continuas acciones agresivas y las amenazas de Rusia contra Ucrania, y llaman a Rusia a la desescalada para hacer posible la aplicación del derecho internacional, y establecer un dialogo constructivo a través de mecanismos de estabilidad internacional.

Es importante resaltar que en la Unión Europea de 27 Estados miembros existe un fuerte consenso en relación a esta crisis con Rusia y que la Comisión Europea ha reforzado su ayuda económica a Ucrania donde, desde el año 2014, se ha aportado una ayuda de 17.000 millones de euros a los que hay que sumar una ayuda adicional, que se ha concedido este mes de enero, de 1.700 millones de euros. Es decir, hay un compromiso serio con Ucrania.

El Alto Representante reafirmó ayer que "no es necesario dramatizar la situación, las negociaciones continúan, y creo que no debemos abandonar las embajadas en Ucrania", es decir, la posición de la Unión Europea y sus Estados miembros es distinta de la de los Estados Unidos o la del Reino Unido que, ante esta situación, han decidido abandonar las sedes diplomáticas.

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