Otras miradas

El cambio político pasa por el cambio económico

Iván H. Ayala

Economista de Podemos

Iván H. Ayala
Economista de Podemos

Merece la pena detenerse a explicar las tasas de crecimiento en España, pues aparentemente estamos creciendo por encima de la media de la zona euro. Esto tiene mucho que ver con datos que están fuera del control del gobierno, como es el precio del petróleo y la política de expansión cuantitativa del BCE. Ahora bien, otros países han disfrutado también de estos factores y no están generando tasas de crecimiento tan altas como en España, ¿dónde está la particularidad? En la brutal caída de gasto público que se produjo durante los años 2011-2013, los peores de la austeridad. Nunca en la historia de la democracia española ha habido una caída del gasto público tan espectacular y feroz como el aplicado por el PP durante esos años.

Esa drástica y premeditada reducción ha provocado la recesión más grave que ha sufrido la economía española desde 1978. Esta política de austeridad se ha concentrado en los primeros años de legislatura de forma que en el año electoral se detienen los recortes generando tasas de crecimiento espectaculares. La prueba es que el gobierno del PP únicamente con el hecho de no reducir el gasto público durante 2014 —ni tan siquiera aumentándolo— se han generado unas tasas de crecimiento por encima del 2%.

Pero además es importante la naturaleza de la actividad económica: ¿dónde estamos creciendo? Si desgranamos las cifras de crecimiento del último trimestre —sobre el que el gobierno basa todo su discurso—, España está creciendo sobre todo en el sector servicios (hostelería) y en el sector de la construcción, mientras que el sector industrial en su conjunto cae. Esto concuerda con los datos del leve incremento del crédito concedido —aunque el saldo vivo de crédito sigue cayendo— que está permitiendo la recuperación de la construcción. Es cierto que la evolución de la construcción puede ser utilizado como un indicador adelantado del ciclo debido a sus efectos arrastre, pero si es así solo podemos prever una recuperación incipiente, frágil y precaria que en cuanto interiorice la peor evolución del sector exterior se derrumbará una vez más.

Esta es la gran tragedia de la economía española, los factores externos que hoy le permiten crecer se están agotando, y los factores internos —la relajación de los recortes— se están haciendo a pesar del gobierno del PP, y exclusivamente por motivos electoralistas, poniendo además en peligro las cuentas públicas lo que implicará necesariamente recortes futuros si gestiona la política económica el PP.

¿Por qué ralentiza el PP las políticas de recortes en 2014? Nadie puede pensar que el gobierno se ha dado cuenta de lo pernicioso de los recortes y que por tanto los ha desterrado, pues las privatizaciones son un proceso afín al modelo del PP. El déficit tampoco se ha corregido y de hecho Bruselas ya le ha dicho a Rajoy que necesitará ampliar el plazo para la reducción del mismo. No, la única razón es que Rajoy pretendía generar tasas de crecimiento positivas, y evitar presentarse a las elecciones con los impopulares recortes.

Lo peor es que éstos continuarán si ganan las elecciones, y lo harán como mínimo, por un valor de 9.000 millones de euros, que es lo que Bruselas le ha dicho que el déficit se desviará respecto a la previsión de la Comisión. No hay razón alguna para pensar que Rajoy detendrá los recortes, y si hay muchas para pensar que implementará los recortes a principios de la legislatura.

El programa de Bienestar Social y Modernización económica de Podemos, que supone un estímulo para la economía similar en proporción al que se hizo en EEUU por Obama —país que hoy tiene unas perspectivas económicas mucho mejores que la eurozona— supondría 25.000 millones de euros adicionales a lo presupuestado por el PP. Esto  generaría un crecimiento con una rápida reducción del desempleo, una reducción del déficit público del 4,2% al 2,2%, y sobre todo, generaría un nuevo paradigma de crecimiento ofrecido por el Plan Nacional de Transición Energética. Este plan permitirá en primer lugar detener los recortes, en segundo lugar, revertir el efecto de los mismos en las instituciones del estado del bienestar (sanidad, educación, pensiones) y en tercero crear un nuevo paradigma de crecimiento.

No solo es posible sino que es necesario. La eurozona es un sistema deflacionario sin mecanismos para la corrección de déficits estructurales que se dan de manera natural como consecuencia de las diferentes estructuras productivas. En este contexto, en una crisis solo queda deprimir la demanda agregada y desmantelar la negociación colectiva para provocar una caída salarial.

Expansión cuantitativa

Para compensar la caída de la demanda agregada consecuencia de los recortes y caídas salariales, el Banco Central Europeo (BCE), pone en marcha la llamada expansión cuantitativa. Pero los más de 60.000 millones de euros al mes del BCE con este programa se estrellan delante de una política fiscal de recortes —con España a la cabeza— dominada por la reducción del déficit y una política laboral que ha reducido el salario hasta su nivel más bajo desde 2007, según datos de la Agencia Tributaria. Es decir, mientras en los estados miembros exista la política aplicada por el PP en España, la política monetaria de la zona euro, seguirá siendo completamente inútil, o lo que es peor, generará burbujas financieras fuera de la esfera productiva. Por ello están surgiendo tensiones en el seno de la eurozona dado que el BCE no está consiguiendo eliminar los procesos deflacionarios por el muro de contención de la austeridad fiscal.

En Europa durante los años 1945-1973 se generó el mayor crecimiento debido a dos motivos. Una fue el Plan Marshall que supuso un plan de inversiones masivas en toda Europa, y otra fue la quita a la deuda de Alemania. Esto permitió generar el mayor crecimiento experimentado en Europa, incrementado los salarios y por tanto reduciendo las desigualdades —como muestran los trabajos de Piketty y Saez—, permitió construir las instituciones asociadas al estado de bienestar (Sanidad Pública, Vacaciones, Educación Pública, etc.)... Permitió en definitiva mejorar las condiciones de vida de la población. Ese nuevo paradigma de crecimiento no hubiera podido hacerse sin el concurso del Sector Público que fue promotor, financiador, inversor y creador de instituciones.

Si queda algo en el proceso de construcción europeo de progreso que recuerde a este periodo dorado, es el programa de Bienestar Social y Modernización económica de Podemos. Hay que alejarse de las interpretaciones interesadas que pretenden poner en el sector público el adjetivo de ineficiente, frente al innovador sector privado. En la realidad no existe dicotomía alguna entre sector privado y público, ya que ambos son complementarios y concomitantes, es decir, el uno no existe sin el otro.

El Sector Público ha sido por ejemplo protagonista en la financiación e inversión relacionada con todo aquello que hace que un teléfono sea 'inteligente' (internet, GPS, pantalla táctil...), y ello ha permitido al sector privado explotar esos nuevos paradigmas y generar empleos. El éxito de Apple no se basa por tanto únicamente en el genio emprendedor de Steve Jobs, también se basa en la financiación prematura por parte del Sector Público de la tecnología que posteriormente hizo que Apple pudiera generar su famoso terminal.

El Plan de Bienestar Social y Modernización Económica pretende crear ese nuevo paradigma basado en una economía más verde, menos contaminante, más democrática y que genere un crecimiento más inclusivo. Esta transformación no se puede acometer sin el impulso del sector público y el apoyo del sector privado.

Había y hay espacio para la negociación con Bruselas para relajar las consecuencias del ajuste sobre la población española pero ni Zapatero ni Rajoy lo han utilizado. El Procedimiento de Déficit Excesivo que desde el 2009 afecta a España obliga a reducir el déficit a un ritmo determinado. No obstante este procedimiento es un mecanismo de negociación que se abre entre el gobierno del estado miembro y la Comisión Europea, y como en toda negociación siempre hay margen.

En este caso el PP cumplió a rajatabla los objetivos de austeridad de Bruselas sirviendo de cadena de transmisión de la política económica que se diseñaba fuera de España, y generando la mayor recesión que hemos conocido en democracia. Podemos propone utilizar este margen pero no para poner en peligro las cuentas de la economía española con fines electoralistas como el PP, sino para generar un nuevo paradigma de crecimiento más verde, más inclusivo, que nos permita una transición energética, y un modelo económico más democrático.

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