Otras miradas

Hacia una fase más destructiva de la Guerra de Ucrania

Pablo del Amo

Coordinador de 'Descifrando la guerra'

Hacia una fase más destructiva de la Guerra de Ucrania
Los trabajadores reparan la parte superior de un apartamento quemado en la ciudad recientemente recuperada de Izyum, en la región de Donetsk, el 10 de octubre de 2022, en medio de la invasión rusa de Ucrania.
Yasuyoshi CHIBA / AFP

Las guerras se saben cómo empiezan, pero no como acaban. Esta máxima es la que podría estar retumbando ahora mismo en Moscú. Rusia está enfangada en Ucrania. Lo que prometía ser una victoria de unos pocos días, se ha convertido en un conflicto de alta intensidad con miles de muertos y con el cierre de filas de Occidente a Kiev. En las últimas semanas, los reveses para Moscú solo han ido en aumento, al colapso ruso en Jarkov, se le ha unido la rotura del frente en Jersón por parte de las fuerzas ucranianas. Mientras, en el plano internacional, la amenaza nuclear ocupa todas las portadas. Ante las derrotas, Moscú ha elegido un camino claro; la escalada general en la guerra.

La situación actual es crítica, ante la imposibilidad de conseguir alcanzar los objetivos militares, Moscú ha empezado a movilizar más reservistas, 300.000 es la cifra inicial. Pero si de verdad el ejército ruso quiere darle la vuelta a la situación necesitarán más tropas. Por otro lado, está la cuestión de la anexión de los territorios ucranianos, otro nuevo paso en la escalada en Ucrania. Parece que el Kremlin ha puesto su línea roja a la negociación, no aceptarán menos que Donestk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Sin embargo, de momento quien lleva la iniciativa militar es Ucrania, que ahora mismo no está dispuesta a negociar, lógico, cuando el momentum es suyo, Kiev está convencida de que puede ganar la guerra y volver a las fronteras de 1991. De hecho, el propio Presidente ucraniano Zelenski ha firmado un decreto por el cual se prohíbe negociar con Rusia mientras sea Presidente Vladimir Putin. El mensaje es inequívoco en ambos bandos, no hay negociación posible, el destino de la guerra se decidirá en el campo de batalla.

El problema de esto último es que el conflicto se intensificará en los próximos meses. La retórica de amenazas rusas sobre el uso del arma nuclear deja muchas preguntas en el aire: ¿De verdad Moscú está dispuesta a romper el tabú del uso de un arma nuclear? Según Joe Biden "no hay que tomarse a broma" las amenazas del Kremlin, avisando de que el "armagedón nuclear" está más cerca que nunca desde la crisis de los misiles de Cuba. En ese sentido, el propio Zelenski, en un foro informal, pidió a la OTAN un "ataque preventivo" contra Rusia para evitar el uso del arma nuclear. Posteriormente, el líder ucraniano se desdijo, afirmando que hablaba de sanciones y no ataques convencionales. En cualquier caso, la retórica belicista no para de aumentar, con las consecuencias que ello pueda acarrear.

Volviendo a la situación sobre el terreno, el 8 de octubre, nos despertamos con la noticia de que se había producido un ataque al puente de Kerch, uno de los principales símbolos de la anexión rusa de la península de Crimea. La importancia del acontecimiento no puede ser subestimada, este puente era, antes de la invasión rusa de febrero, la única vía terrestre que unía a Crimea con Rusia. Es decir, no es solo el valor simbólico del ataque, sino su gran valor estratégico para el reabastecimiento y logística del ejército ruso. Todo esto recordemos, se produce en un contexto de empuje ucraniano en el sur de Ucrania. Las regiones ocupadas de Jersón y Zaporiyia son vitales para establecer el corredor terrestre Crimea-Rusia.

Esto evidentemente se ha unido a los reveses militares rusos ya comentados, las críticas sobre el desarrollo de la guerra arrecian en Moscú. El ala dura rusa pide cabezas, el líder checheno Ramzán Kadírov y el "presunto líder" del Grupo Wagner Yevgeny Prigozhin, se han erigido como cabezas visibles de estas críticas. El Kremlin ha reaccionado y ha nombrado a Serguéi Surovikin como líder de las fuerzas armadas rusas. Kadírov y Prigozhin han bendecido el nombramiento. Surovikin es conocido por haber tenido un rol militar relevante en Siria (conocido por liderar la intensa campaña aérea rusa) y también en Chechenia. Como detalle, en el intento de golpe de Estado en Moscú en 1991, se conoce que Surovikin fue responsable de la muerte de tres manifestantes. Posteriormente sería juzgado y amnistiado por Boris Yeltsin alegando que "cumplía órdenes". La elección de Surovikin señala que Moscú está dispuesta a aumentar la apuesta en Ucrania, no pueden permitirse perder la guerra.

La primera decisión de Surovikin como líder militar en Ucrania ha sido bombardear masivamente el país. Se ha hablado de más de cien misiles y drones. Las principales ciudades ucranianas han sido atacadas por Rusia, tanto la infraestructura crítica, como centrales térmicas, como zonas civiles, han sido objetivo del ejército ruso. Se podría tratar del mayor ataque por parte de Rusia desde el primer día de la invasión. Por una parte, podría ser una respuesta al ataque sobre el puente de Crimea, o por otra, la forma que tiene Moscú de anunciar una nueva fase en la guerra, una fase aún más destructiva. La primera oleada de ataques ha causado apagones masivos, la pérdida del suministro del agua y caídas de internet. Es previsible que el mando militar mundo siga con esta estrategia destructiva con el objetivo de minar las capacidades ucranianas, tanto militares, como morales. La guerra de Ucrania continúa.

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