Una vez terminada las dos temporadas de los documentales de Rocío Carrasco podemos recopilar bulos y erróneas interpretaciones y que han circulado no solo del caso de Rocío Carrasco, sino de aquellos otros casos muy similares al de ella, el de las otras Rocíos, anónimas, que no tendrán un documental pero que cada día se han identificado con ella.
1. Es una relación de pareja y nada más, no conviene remover ni denunciar eso. Falso. Por esa regla de tres no podría, por ejemplo, condenarse ni siquiera cualquier violencia intrafamiliar, para no buscar conflictos familiares. La violencia de género existe, con reconocimiento legal y respaldada por el Tribunal Constitucional. Denunciar no es enturbiar: es proteger a la víctima y a sus hijos e hijas. Mandar mensajes de "no denunciar" provoca un efecto disuasorio peligroso, cuando aún el 80% de las víctimas no denuncian.
2. Rocío denunció por rencor. Ellas denuncian cuando pueden y el Tribunal Supremo ya indicó que no supone una merma en la credibilidad de la víctima. Rocío tomó conciencia de su situación (según ella relata) no cuando es ella la agredida sino cuando detecta un daño hacia sus hijos, al igual que es cuando muchas mujeres dan el paso.
3. Rocío Carrasco es culpable porque la Justicia no le dio la razón. Ella no es culpable porque no ha sido condenada ni denunciada por denuncia falsa. Y no hay ninguna condena por ninguna parte porque no ha habido juicio, que fue negado a pesar de los indicios del Juzgado de Violencia contra la Mujer. Lo que sí hay por ahora son informes psicosociales, no de parte, que respaldan a Rocío, de forma independiente. Su caso, de seguir un curso normal, hubiese sido o ampliar instrucción (donde se valora si hay indicios) o ya a juicio a presentar las pruebas. Justo el fiscal valora pruebas en la fase donde no corresponde. A Rocío, como a otras mujeres, las silencia el sobreseimiento provisional, que se da en un 39% de los casos, según los últimos datos del CGPJ.
4. Las buenas madres perdonan todo. Las buenas madres protegen a sus hijos por encima de todo incluso cediendo en custodias compartidas, como fue el caso de Rocío, y que fue el punto de inicio de todo lo que vino después. Que alguien te agreda, aunque sea tu hijo o hija, es un delito y no puede tolerarse. Es peligroso lanzar mensajes de perdonar todo cuando corre peligro la vida de los padres o madres, porque la violencia filioparental existe. Rocío y otras muchas madres tienen sentencias a favor de haber sido maltratadas por sus hijos e hijas, a pesar de que ellas mismas nunca lo hayan denunciado justo por proteger a sus hijos, siendo sus padres (para culpar a las madres) u otras instituciones de oficio (para protegerlas) quienes abrieron esos procedimientos. Ningún informe psicosocial ataca ni cuestiona el trato de Rocío Carrasco a sus hijos. Ni a ella ni a su pareja actual, también evaluada. En cambio sí se apunta en algunos de esos informes psicosociales el riesgo de "desvinculación materna" tras la "implantación de la custodia paterna". (noviembre, 2012).
5. La familia está por encima de todo. La familia y el entorno puede suponer un lastre para las víctimas, que incluso pueden respaldar al maltratador, favoreciendo un clima de "aislamiento" y de "silencio y acoso cómplice", según sentencia del Supremo de 2019 . Solo el 0,16% de las familias, según datos del CGPJ, denuncian de forma directa la violencia de género, un 2% cuando hay atestado policial.
6. No tener trabajo o distanciarse de la familia no acreditan lesiones. Uno de los argumentos del fiscal de Rocío que provocó el sobreseimiento de su caso. Ese argumento del fiscal no tiene respaldo ni lo usan en otros delitos. Cuando alguien nos roba, somos víctimas independientemente de que tengamos trabajo o no. Si la familia no ayuda, sino que daña en el proceso, hay que apartarse de ella para evitar más perjuicios sobre la víctima. Un fiscal o juez debe, en casos de violencia de género, valorar más si justo la falta de apoyo familiar o la falta de trabajo es consecuencia del maltrato que sufre la víctima y no culparla de una situación que ella no ha provocado.
7. Las feministas están en contra de la Justicia. Falso. Al revés, muchas juezas, fiscales o abogadas están dentro de la Justicia esforzándose para que la perspectiva de género se tenga en cuenta. Pedimos eso porque es un derecho de garantía constitucional y los ordenamientos internacionales como la CEDAW, firmado por el Estado, que advierte: "los estereotipos pueden hacer que los jueces interpreten erróneamente las leyes o las apliquen en forma defectuosa. Esto tiene consecuencias de gran alcance, por ejemplo, en el derecho penal, ya que dan por resultado que los perpetradores no sean considerados jurídicamente responsables de las violaciones de los derechos de la mujer, manteniendo de esta forma una cultura de la impunidad."
8. Hacéis feminismo selectivo. Las leyes feministas no marginan a ninguna mujer, que siempre se puede acoger a ellas en caso de violencia. Pero el feminismo no es carta blanca para que asesinas, acosadoras, difamadoras... tengan vía libre y por eso deben ser advertidas. Las mujeres no son seres de luz y si alguna daña a otras mujeres previamente y, aún más, si dañan a víctimas de violencia de género con sus acciones o palabras, esas víctimas pueden defenderse y decir en voz alta que están siendo atacadas. Ser mujer no es patente de corso para todo.
9. Ha habido un juicio mediático. De todos los casos mediáticos podemos decir que hay un juicio, desde el Rey a cualquier trama de corrupción. En todas las tertulias de cualquier tema surgen dos bandos porque el periodismo va de eso, de confrontar opiniones. Recuerda mucho al planteamiento usado por la defensa de 'La Manada', al que el Tribunal Supremo sentenció: "el fallo haya coincidido con un cierto estado previo de opinión resulta intrascendente". Quien ha soportado un juicio mediático durante 20 años en los medios fue Rocío Carrasco, así como todas las víctimas cuyos casos llegan a los medios y son revictimizadas.
10. Estar "muy alegre" para ser víctima. Esto ha sido siempre muy señalado a Rocío como a todas las víctimas. Desde culparlas de sonreír con sus nuevas parejas, porque al parecer no tienen derecho a reiniciar sus vidas, como a decir cómo deben comportarse para ser consideradas como tales. Todos los equipos psicológicos ayudan a las víctimas en sus procesos de recuperación a gestionar sus traumas para hacerlo menos doloroso y eso pasa por relacionarse, reír y disfrutar. Las víctimas se transforman en supervivientes. Y al final, haya o no un juicio, esa es la mayor victoria sobre el machismo: que ellas sigan vivas y puedan sonreír sin miedo. Ese es el mayor derecho de su conquista.
Comentarios
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