Otras miradas

No es ruido, es música

Roberto Sotomayor

Candidato de Podemos a la Alcaldía de Madrid

Instrumentos en una sala de conciertos. -Pixabay
Instrumentos en una sala de conciertos. -Pixabay

Una de las cosas que más diferencian a unas ciudades de otras es su diversidad cultural y su potencial para generar diferentes alternativas en los barrios. Madrid tiene recursos para hacerlo. Cuando hablamos de potenciar la cultura en Madrid no debemos hablar y quedarnos solo con los macroeventos culturales como el Mad Cool, que se pretende llevar ahora a Villaverde y transformar el distrito en una "ciudad de la música". ¿Alguien ha preguntado a los vecinos y vecinas de la Colonia Marconi si quieren tener todos los años festivales de música en lugar de potenciar de verdad el Polígono El Gato y la Factoría Industrial de Villaverde para crear y generar trabajo estable para muchos jóvenes del distrito? La respuesta es no.

Devolver la cultura al pueblo ha sido y debe ser uno de los principales baluartes de la izquierda. No deben ser frases hechas, sino un verdadero desafío dentro un gran proyecto que tenga en cuenta la opinión de los profesionales del sector. Desde los músicos callejeros, pasando por las artes plásticas y salas de conciertos, y terminando por las librerías que hoy están en peligro de extinción. Y es que la cultura en Madrid está en serio riesgo en estos momentos.

De las diferentes reuniones que he mantenido con los diferentes sectores en las últimas semanas, el diagnóstico es realmente preocupante. La cultura está desapareciendo de las calles de Madrid, de los barrios, porque tenemos un alcalde y un Partido Popular enemigos de la cultura de barrio. Así de simple. Desde 1991 y con el breve paréntesis del gobierno de Ahora Madrid, Madrid es una ciudad en la que la cultura es percibida y entendida meramente como una "cultura de escaparate", es decir, los macroeventos, los espectáculos del sector empresarial privado. "La cultura de la foto", como dice mi buen amigo Mariano Minuesa, una de las personas que mejor conoce la situación en estos momentos y que pretendo sea el gran baluarte de la recuperación de nuestra cultura en la ciudad cuando lleguemos al Gobierno de la ciudad de Madrid. Nadie mejor que él.

Se ha perdido a nivel ciudadano la concepción de que la cultura es un auténtico patrimonio de nuestra sociedad y cuya importancia es capital como instrumento de integración social y como impulsor de la actividad económica. Recuperar esta concepción debe ser un objetivo irrenunciable. Es y será una de nuestras prioridades cuando gobernemos en Madrid.

Los diferentes gobiernos del PP han cerrado espacios de creación y producción alternativos como La Higuera, La Ingobernable, Media Lab, poniendo todo tipo de trabas administrativas posibles al desarrollo de espacios de creación de cultura popular e incluso con el cierre de medios públicos como M21 Radio, frenando todo tipo de crecimiento de esa nueva conciencia cultural que viene desde la base, desde los barrios.

Y, ¿por qué ocurre esto? Porque la cultura no es inofensiva. La cultura, como el debate, favorece mentalidades críticas, crea masa crítica que, al poseer más visiones de una realidad diversa y plural, cuestiona lo que se le trata de vender como una supuesta verdad oficial. La cultura en un medio de lucha política y social vital, y es por esta razón que la derecha trata de perseguirla. La defensa de la cultura implica defensa de libertad de expresión, frente a las agresiones de la derecha que, como ejemplo, negó actuar a Luis Pastor, un cantautor del pueblo vallecano, en las fiestas populares municipales.

La aportación que la inmigración ha traído (sobre todo con ciudadanos y ciudadanas del Magreb, del África Subsahariana, de China, América Latina, o Europa del Este) a nuestra sociedad es, desde el punto de vista cultural, de una inmensa riqueza. La fusión, el mestizaje, y el intercambio cultural es siempre positivo, y siempre genera lazos de solidaridad haciendo crecer la variedad cultural de la ciudad. La interculturalidad es un elemento fundamental de progreso y de apertura de la sociedad a mayores y mejores cotas de paz, convivencia y bienestar. Madrid no puede renunciar a ese objetivo.

En Madrid tenemos una enorme cantidad de espacios infrautilizados que podrían tener un maravilloso uso cultural. Ello nos está privando de habilitar magníficos espacios para actividades culturales que la propia ciudadanía madrileña nos está demandando y que además pueden favorecer la creación de un tejido socioeconómico capaz de generar empleo en el sector.

La recuperación de una programación cultural mucho más abierta en las fiestas de los distritos, la reactivación y difusión de las actividades de los centros culturales, la visibilidad de un Madrid vivo, alegre, abierto, siempre traerá el interés de la inversión y con ello, el crecimiento de la ciudad a través de las actividades culturales.

Salas de conciertos vacías. Talentos que se pierden en el tiempo. Artistas desahuciados, galerías cerradas. La casa de Vicente Aleixandre olvidada por las administraciones por un pasado lleno de luz y belleza. Librerías que cierran, frente a grandes superficies que devoran todo a su paso. Feriales a punto de desaparecer, artistas callejeros criminalizados por crear arte urbano. Músicos callejeros señalizados porque dicen que hacen ruido cuando en realidad hacen música.

Madrid no puede permitirse ni un día más esta vergüenza. En mayo las madrileñas y los madrileños tenemos una oportunidad histórica para devolver la cultura a los barrios. Para hacer de Madrid la ciudad que muchos soñamos. Hagámoslo posible.

Decía García Lorca que "no solo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos".

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