Uno de los últimos libros de Stephen King (saca tantos que decir "el último" no suele ser ajustado) es una historia breve llamada Elevación. En Elevación, Scott Carey pierde peso de manera progresiva sin que eso suponga que su salud merme. Al contrario, cada vez se encuentra mejor, y ese encontrarse mejor le lleva a hacer algo por sus vecinas, una pareja de mujeres lesbianas que regentan un restaurante mexicano. Se publicó en 2018 y habla de cómo el amor y el encuentro con quien es diferente a uno mismo hace la vida posible. Que es la generosidad lo que nos salva de la tristeza y hace posible la vida, es exactamente lo que nos hace humanos. No es una historia de miedo, no todas las historias de King lo son.
En Hogfather (Papa Puerco en España) Terry Pratchett cuenta una historia navideña. La noche de La Vigilia de los Cerdos, cuando Papá Puerco debe salir a repartir sus regalos... algo ha salido mal. Papá Puerco ha sido secuestrado. Sin regalos no habrá Vigilia y sin Vigilia el tejido mítico de la realidad misma podría terminar por destruirse. Así que la MUERTE (La muerte habla en mayúsculas y sin guiones en los libros de Terry Pratchett) y su nieta Susan tienen que ponerse en marcha y cumplir la función de Papá Puerco. El secuestro lo ha llevado a cabo un asesino psicópata incapaz de entender (y soportar) nada que se salga de la pura literalidad. Por eso es contratado por 'Los Auditores', unas entidades cuya intención es convertir toda la existencia en un informe contable. Reducir, por tanto, toda pasión a la literalidad. Cuantificarla y ordenarla. Un poder supremo para deshacer el misterio, el azar, la sorpresa, la imaginación... La vida.
Hay quien ha definido a Pratchett como un satirista, pero nada más lejos. Hogfather no es una novela contra la navidad, ni que parta de la navidad para satirizarla. Al contrario, es una historia sobre su importancia. En concreto, es una novela sobre las importancia de las creencias compartidas. Tanto en el texto como en la adaptación televisiva del misma se explica que la creencia es fundamental para que vuelva a salir el sol, pero esas creencias no se pueden mantener si no son actualizadas permanentemente. La navidad se puede amar u odiar, eso es menos importante que entender su importancia. Una importancia que siempre querrán secuestrar quienes intentan encerrarla en algún tipo de esencialismo o reducirla a su literalidad. A un mito tecnificado.
Las películas de navidad son siempre diversas. Hay quién apuesta por Qué Bello es Vivir. Hay quien apuesta por Gremlins, Plácido, o La Jungla de Cristal. Hay quien se ve una y otra vez Princesa por Sorpresa y quién necesita volver a cantar las canciones de Frozen o ver de vuelta las películas de Harry Potter o La trilogía de El Señor de los anillos, etc, etc. Y hay quien no ve nada, o prefiere leer un libro o comprar churros. No importa. No es lo importante. Lo importante es la mezcla entre repetición y variación. Fijar un punto en el año y darles un sentido. El momento a partir del cual volvía la luz e iba haciendo calor y pronto se podría volver a cultivar, el día que vemos a la abuela, cuando comemos cordero, o sopa o.... cuando somos una comunidad. Un rato en el que nos obligamos a encontrarnos con otros.
No siempre sale bien, muchas veces es estresante, hay quien lo pasa realmente mal en ese encuentro. Tiene derecho a vivirlo desde otro lugar, o a no participar en absoluto. Tendrá, seguramente, sus propias formas de echar cuentas con el año, de encontrarse con "su gente". Y entendedme, "su gente" aquí son una multitud alegre y jubilosa de opciones distintas y pronombres variados. Una mezcla explosiva como lo son todas las comunidades de gentes. Una alegría muy rara y mestiza.
Hay muchas cenas de nochebuena que estarán sembradas de odio, ese infierno que crece cuando, como decía Terry Pratchett "empiezas a pensar en las personas cómo si fueran cosas". A veces ese odio se volverá contra gente que está en la propia mesa y a veces será contra fuera. En los casos en los que sea hacia dentro defendamos que no hay mayor pasión alegre que huir. Huir, escapar romper los lazos del odio y componer lazos nuevos. Como hacían las comunidades LGTBIQ y refleja tan bien "It’s a Sin", la miniserie sobre los primeros años del SIDA creada por Russell T. Davies. Como explica Leslie Feinberg en su maravilloso "Stone Butch Blues". O Como cuenta Pose, la serie de Ryan Murphy.
Una navidad de pasiones alegres, de fugas del odio, de encuentros inesperados, de esperanza en medio del horror. Una navidad en la que no "esperemos lo mejor", porque esperar nunca trae nada bueno, pero que no "desespere en lo peor". Una navidad de pasiones alegres, que no de buenos sentimientos. Una navidad dOnde quepa la rabia, pero produzca potencia y no desesperación. Una navidad llena de la posibilidad de que cuando salga el sol el mundo sea a la vez igual y distinto.
Ho... Ho... Ho...
Comentarios
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