Otras miradas

Esta noticia es falsa

Javier Padilla

Médico de Atención Primaria y diputado por Más Madrid en la Asamblea

Una digura que representa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la manifestación contra el desmantelamiento de la Atención Primaria en la Sanidad Pública, en Madrid. E.P./A. Pérez Meca
Una digura que representa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la manifestación contra el desmantelamiento de la Atención Primaria en la Sanidad Pública, en Madrid. E.P./A. Pérez Meca

"Esta noticia es falsa. Ese PAC sí tiene médico. Estaba de baja. El pequeño no murió en el centro, entró sin vida. Llegó sin constantes vitales, aparentemente desde hacía horas." (@Comunidadmadrid. 23/12/2022. 18.40).

"Esta noticia es falsa" es la forma en la que la Comunidad de Madrid acostumbra a señalar a medios de comunicación que publican información que no es de su agrado, convirtiéndose así en una especie de empresa de fact-checking con evidente conflicto de interés.

Ayer le tocó a un medio afín al gobierno, ABC, en relación con un trágico suceso ocurrido en Paracuellos, la muerte de un bebé de nueve meses que acudió a un Punto de Atención Continuada en el que no había médico, siendo atendido por el celador y el enfermero que habían trabajado allí esa noche.

Si en este equivalente tuitero del "sigan circulando, aquí no ha pasado nada" hay que publicar datos clínicos que vulneran la intimidad de una persona, se hace. Si hay que decir en la misma frase que es falso que no hubiera médico pero que éste estaba de baja, se hace. Si hay que insinuar que llevaron horas tarde al bebé, se hace. Si hay que mostrar un total desprecio por la vida humana para proteger la gestión de la Comunidad de Madrid, obviamente se hace. Todo por ejemplificar una especie de luz de gas social aplicada al conjunto de la Comunidad de Madrid: esto que sabes que ha pasado no ha pasado.

Esta estrategia de afear noticias por medio de Twitter no es nueva. Ocurrió con las comisiones del hermano de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, también durante la pandemia cuando se publicaron las órdenes de la Consejería de Sanidad a los empleados públicos de no criticar al Gobierno autonómico y, la más lamentable de todas, cuando negaron que las menores tuteladas por la Comunidad de Madrid que habían sido prostituidas estuvieran bajo su tutela, aunque luego se probara cierto.

No se pueden negar las cosas que ocurren, de modo que no se puede negar que hay centros de urgencias donde tendría que haber un equipo completo y que se mantienen abiertos con la mitad de los profesionales. Esto no quiere decir que si hubiera habido celador/a, enfermera/o y médica/o no hubiera pasado lo que pasó, y mucho menos eso supone atribuir culpas y responsabilidades; en la salud no se pueden garantizar resultados, pero sí hay una obligación de poner medios. Y, le guste o no a la Comunidad de Madrid, había menos de los que su Consejería había prometido.

Sin embargo, no es una estrategia que se limite a una red social, ocurre recurrentemente cuando el Partido Popular insiste en que ellos no eran los responsables de las residencias durante la pandemia, cuando el portavoz del Gobierno autonómico niega que existan pobres en la Comunidad de Madrid, cuando el consejero de Sanidad afirma en sede parlamentaria que los servicios de urgencias de Atención Primaria abrieron "a pleno rendimiento" y "sin incidencias" en las primeras semanas de caos sanitario en su intento de reapertura. El abono transporte no va a subir, sino que va a dejar de bajar, según el consejero de Transportes.

El Gobierno de Ayuso recuerda a la historia del caldero de Freud: Enrique le reclama una indemnización a Isabel porque el caldero que Isabel le había prestado a Enrique tenía un agujero, e Isabel le contesta: I) No me has prestado ningún caldero, II) El caldero ya tenía un agujero previamente y III) Te devolví el caldero en perfectas condiciones. Al contar este ejemplo, Freud representa que, en muchas ocasiones, en el proceso de engañar a los demás se constata una especie de autoengaño que hace coincidir lo que uno desea con lo que cree y lo que ha ocurrido. "No cogí prestado el caldero, ya tenía un agujero cuando lo cogí, yo lo devolví intacto" se convierte en "Sí había médico, el médico estaba de baja, el niño llevaba horas muerto, la noticia es falsa", y el proceso de autoengaño es en realidad una trumpización miserable de la política y del rol de velar por la salud de los ciudadanos.

"Esta noticia es falsa", son cuatro palabras que no pueden representar la respuesta de un Gobierno a un trágico suceso, pero tampoco la manera en la que se relaciona con medios de comunicación que deberían ser independientes y, sobre todo, deberían poder publicar información de lo que ocurre sin temer el dedo señalador del pagador de la publicidad institucional. En este caso concreto, se podían elegir mejor otras cuatro palabras: "Investigaremos lo que ocurrió", "pondremos todos los medios", "condolencias a la familia", son solo tres ejemplos. En todos los casos en general, trascender esas cuatro palabras, ser transparentes, rendir cuentas y no usar las redes sociales como elemento de amplificación trumpista contra la gente sería una práctica mejor.

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