Otras miradas

La moderación, esa gran desconocida

María Guijarro

Diputada del PSOE por Bizkaia

La moderación, esa gran desconocida
El exportavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, comparece tras ser elegido como portavoz del comité de campaña de la formación para las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo, a 9 de enero de 2023, en Madrid (España).- EUROPA PRESS

Nos vende el principal partido de la oposición que vuelven a la moderación a través de su nuevo portavoz de campaña. Cuando en enero de 2020 Borja Sémper anunció que se iba de la política, tras más de tres décadas en ella, explicaba que lo hacía porque "le incomodaba mucho el clima de confrontación permanente en la política" que consideraba "transitaba por un camino poco edificante".

Vaya, vaya. Pues no sé yo. No parece que la situación de su partido en cuanto a moderación sea mucho mejor que cuando se marchó. A ver si va a ser una cuestión de marketing y estética.

Por si Sémper y su partido se han despistado con algún detalle, paso a recordarles algunos.

Aunque se hable de diálogo y pactos sería interesante que aceptaran alguno porque llevamos unos cuantos en los últimos meses, años, que siempre es "no". Eso sí, los pactos con VOX, que ahí siguen, no parecen moderación pura.

Lo mismo que cuando se menciona constantemente la Constitución y pasan a los demás el algodón de "buenos constitucionalistas", pero no cumplen algunos artículos porque no les viene bien como la ya tan recurrente renovación del CGPJ.

Otro signo de moderación muy pero que muy cuestionable es el que vemos a diario en el Parlamento. Votar siempre en contra de todo, por sistema, no parece muy moderado. NO a la reforma laboral (aunque alguien se equivoque),  NO a la subida del SMI y a las pensiones no contirbutivas, NO a la rebaja en carburantes, al IVA de la luz o al bono social eléctrico y térmico. NO a la ayuda de 200 euros para familias vulnerables. NO al transporte público gratuito. Y podría seguir. Que la legislatura tiene muchas horas de votaciones y el "partido de la moderación" ha votado sistemáticamente en contra de los intereses de la ciudadanía.

Ser moderado no es tampoco hacer una oposición catastrofista y ceniza. Retorcer datos de empleo, de política fiscal o descalificar in situ el potente trabajo de posicionamiento en Europa y en el mundo de nuestro país. Tras años perdidos por el Gobierno de Rajoy, no puede decirse que sea ni edificante ni siquiera patriota.

Para mejorar en esto de la moderación también podría ser que el partido al que pertenece su nuevo portavoz electoral no incurriera permanentemente en la contradicción y fuera más coherente. Por ejemplo en aquello de que "gobierne la fuerza más votada", que para ellos y ellas solo aplica si es para Ayuso con sus pactos con VOX y Ciudadanos y no para el grupo socialista con 126 escaños frente a 66 en 2019.

Tampoco es respetuoso insultar a quien no piensa como ellos utilizando campañas personalizadas en redes sociales desde cuentas oficiales de su partido contra las y los componentes del partido adversario. Como tampoco es muy sano mantener un ambiente crispado en el Parlamento, usando el Hemiciclo de plató de TV para no perder votantes de la parte más ultra (incluidos los dos últimos fichajes procedentes de Navarra). Si cualquiera sigue los debates parlamentarios lo podrá comprobar.

En definitiva, hablar con tono "bajito" pero continuar diciendo y sobre todo haciendo, oposición destructiva, es hipocresía y sobre todo incoherencia. La credibilidad sobre ser moderado, riguroso y serio se gana con los hechos, en política y en la vida en general.  Por ahora, para el PP, la moderación sigue siendo "esa gran desconocida".

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