Otras miradas

Elly Schlein: vientos de cambio en la izquierda italiana

Daniel V. Guisado y Jaime Bordel

Autores de 'Salvini & Meloni: Hijos de la misma rabia'

Elly Schlein: vientos de cambio en la izquierda italiana
Imagen de 26 de febrero de Elly Schlein. EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

"Lo hemos conseguido. Juntas hemos hecho una pequeña gran revolución". Así comenzaba la rueda de prensa de Elly Schlein después de haberse impuesto a las encuestas, a los medios de comunicación, a la organización del partido y al favorito, Stefano Bonaccini, en las primarias que elegían el nuevo liderazgo del Partido Democrático (PD). El PD es la principal formación de una oposición en declive y el segundo partido en el parlamento más ultraderechista de los últimos cien años. Por tanto, los efectos de este resultado no se sentirán únicamente en el seno de la izquierda, sino que tendrá una gran repercusión en toda la política italiana.

Hasta hace poco, era extraño encontrar a ciudadanos por las calles de Italia que conocieran a Schlein. Eurodiputada en la anterior legislatura y vicegobernadora de Emilia-Romaña, la figura de la nueva secretaria del PD era desconocida para el gran público hasta que decidió dar la batalla por hacerse con el control de un partido que, como veremos a continuación, sigue regido por hombres mayores aferrados a redes de poder y clientelismo. La nueva secretaria del PD no venció únicamente al establishment de su partido, sino que se impuso a los pronósticos de los medios de comunicación, que estuvieron semanas tratando su candidatura con un tono condescendiente y paternalista. Bonitas ideas irrealizables, desconocimiento general, demasiado joven y sin apoyos, puro marketing o comparaciones perezosas con figuras internacionales como "la Alexandra Ocasio-Cortés italiana". De las 14 encuestas publicadas en medios y redes, solo una veía posible la victoria de Schlein. La gente se ha vuelto a rebelar contra el statu quo en Italia, esta vez para darle a una outsider el mando del principal partido de la oposición.

Su victoria no solo supone una gran sorpresa, sino que representa una triple ruptura –formal, organizativa y sustantiva- con el estado actual de las cosas en el centroizquierda italiano. A nivel formal, Schlein es la primera mujer y la persona más joven de la historia en liderar el PD. Un giro de 180º para una formación a la que desde hace tiempo le cuesta llegar a los jóvenes y sobre la que pesa el estereotipo de ser un partido de señores mayores y altos funcionarios. Schlein representa todo lo contrario a sus predecesores, una mujer de 37 años, bisexual, que se define como feminista y ecologista, y que hasta el momento ha sido capaz de gestionar con soltura los ataques que ha recibido. Cuando fue acusada por la extrema derecha de provenir de una familia de ricos judíos habló con naturalidad de los orígenes judíos de su familia paterna, y también ha sabido salir airosa de los ataques homófobos y por su juventud que ha recibido.

Tampoco ha escondido sus diferencias con el giro neoliberal del PD de Renzi a partir del año 2015, tras el cual abandonó el partido. La entonces eurodiputada no retomaría su afiliación hasta hace tan solo 3 meses, cuando decidió volver para ganar las primarias del que fuera su partido. Si conseguirá imprimirle el rumbo que considera adecuado lo veremos los próximos meses.

El liderazgo de Schlein también va a suponer un punto de ruptura a nivel organizativo. Tras más de 15 años de pérdida de militancia, simpatizantes y votos, la líder del PD ha vencido a un establishment fuertemente imbricado en redes clientelares tras años en las instituciones. Así es el caso de regiones como Campania o Puglia, donde sus gobernadores activaron la maquinaria de favores y asistencialismo para apoyar a Bonaccini en las primarias. No es casualidad que únicamente en el sur venciera el que era hasta el domingo el favorito Bonaccini.

Aunque la nueva secretaria del PD haya recibido el apoyo de varios ex-secretarios como Bersani o Zingaretti, hay una parte importante del aparato del partido que no la ha apoyado, lo que se refleja en lo ajustados que han sido los resultados finales para tratarse de unas primarias, 53,8% vs 46,2%. Schlein tendrá por tanto que gobernar una formación en la que no todo el mundo está con ella, y en la que perdió el voto de la militancia, que apoyó mayoritariamente a Bonaccini en la 1ª vuelta donde solo votaron los afiliados. La nueva líder tendrá que saber tejer sus alianzas a nivel interno para vencer las resistencias que surjan e implementar la renovación que el partido necesita. Como decía Andreotti, hay veces que los compañeros de partido pueden ser más peligrosos que los peores enemigos.

Pero la victoria de Schlein también representa una ruptura a nivel sustantivo en una fuerza política que aunque surgió de la fusión de un alma democristiana y otra excomunista, vive anclado desde hace una década en programas liberales y dirigentes grises. Schlein no es la "Alexandria Ocasio-Cortéz italiana", como muchos medios rápidamente intentaron venderla. Tampoco representa un movimiento popular como el de Sanders o Corbyn, aunque este último también llegara al liderazgo Laborista prometiendo un giro radical. Las propuestas de la nueva secretaria del PD tienen más que ver con un ideario socialdemócrata que quiere poner el trabajo, el medio ambiente y los derechos civiles en el centro del programa político del PD. Schlein se ha mostrado en numerosas ocasiones seguidora de la reforma laboral de Yolanda Díaz y de la fijación de un Salario Mínimo legal (Italia es de los pocos países sin tenerlo en Europa).

El acento en el ecologismo, el feminismo, los derechos laborales, junto al abandono de las políticas socioliberales serán el objetivo primordial del liderazgo de Schlein, pero hay un punto a nivel estratégico muy relevante para el futuro de la oposición italiana. La alianza del PD y el Movimento 5 Stelle (M5S) será una de las grandes claves de cara al próximo ciclo electoral, ya que, con las tres derechas unidas, ninguna fórmula que no pase por esta alianza conseguirá sacar a Meloni del Palazzo Chigi. En este sentido, el liderazgo de Schlein puede ser un soplo de aire fresco para la relación del PD con el nuevo M5S de Conte. La última campaña estuvo marcada por un giro social del M5S, que se erigió como el principal defensor de la Renta Ciudadana en el sur del país y reforzó su acento más progresista y ecologista, el cual se había ensombrecido desde que entrara a gobernar con Salvini en 2018.

La victoria de Schlein, a priori, implica tener un PD más orientado a entenderse con un M5S progresista (como ya ocurre en algunas regiones) que con las fuerzas del centro político.  Este tercer polo centrista liderado por Renzi y Calenda no quiere saber nada del M5S, y defiende a ultranza el socioliberalismo que llevó a Schlein a abandonar el PD en 2015. Salvo que haya sorpresas, el nuevo PD se inclinará definitivamente hacia los de Conte y no hacia sus ex-miembros Renzi y Calenda, lo que a tenor de algunos datos postelectorales de las pasadas elecciones sería la opción más coherente. La fortaleza del M5S en el sur y el arraigo del PD en el centro y norte del país podría hacer que la alianza de ambas fuerzas fuese muy provechosa, a lo que se suma que hasta un tercio de los abstencionistas en septiembre de 2022 se declaraban de izquierdas. Las reacciones de los líderes también dan pistas sobre esta futura alianza, ya que mientras Carlo Calenda (Tercer Polo) afirmaba  que el PD se ha posicionado con los "populistas radicales", Giuseppe Conte (M5S) ha deseado la mejor suerte para quien ha escuchado los deseos de cambio en el PD.

Pero más allá de las diferencias con sus potenciales aliados, a quien de verdad deberá enfrentar Schlein es a Giorgia Meloni, que por el momento lidera cómodamente las encuestas y cabalga sin demasiados problemas las contradicciones del gobierno. En este aspecto, la nueva candidata del PD puede suponer un cambio importante para una oposición que se encontraba descabezada y era incapaz de poner en aprietos a la actual Primera Ministra.

Schlein no solo es una persona mucho más carismática que Enrico Letta, sino que además ya se ha demostrado capaz de contrarrestar el discurso de Giorgia Meloni sobre las mujeres, uno de los puntos fuertes de la líder de la derecha radical. Aquí Letta era incapaz de hacer daño a Meloni, que continuamente le respondía acusándole de explicar a las mujeres como debían de pensar. Sin embargo, ahora Meloni lo tendrá más complicado, pues tendrá en frente a otra mujer que le podrá disputar el terreno desde el feminismo. La semana pasada, Meloni declaró que el "feminismo era una gran mentira que quería acabar con las mujeres como madres". Una frase que a partir de ahora no le saldrá tan barata de decir, ya que ahora sí tiene a alguien capaz de contrarrestarla.

Los próximos meses veremos poco a poco como se empieza a fraguar una batalla política que ha pasado de estar protagonizada por dos partidos encabezados por dos hombres de más de 50 años, a ser llevada por dos mujeres de 37 y 46. Meloni seguirá acusando a la izquierda de "radical chic" ya que Schlein, nacida en Suiza e hija de profesores universitarios, sigue encarnando este estereotipo de la izquierda procedente de las clases acomodadas. Pero su discurso de única defensora de las madres y las mujeres se puede ir terminando si Schlein sabe cómo contrarrestarlo.

La victoria de la nueva líder del PD es otro golpe al establishment italiano orquestado por quienes anhelan una alternativa progresista a la Italia de Meloni. Schlein tiene un enorme trabajo por hacer, pero por el momento, ya ha dado el primer paso para revivir a un centroizquierda que hasta ayer se encontraba en fase terminal.

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