Otras miradas

Los retos pendientes de Yolanda Díaz

Naiara Davó

Diputada de Unides Podem en Les Corts Valencianes

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, interviene durante un acto de escucha de Sumar, a 4 de marzo de 2023, en Santander, Cantabria (España). Foto: Juanma Serrano / Europa Press
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, interviene durante un acto de escucha de Sumar, a 4 de marzo de 2023, en Santander, Cantabria (España). Foto: Juanma Serrano / Europa Press

Yolanda Díaz está a punto de terminar su proceso de escucha y, por lo tanto, de anunciar próximamente la constitución del nuevo espacio de Sumar.

Se cumplen ahora dos años desde que Pablo Iglesias dimitió por sorpresa de la vicepresidencia para presentarse a la Comunidad de Madrid, entronando a Yolanda Díaz como sucesora tanto al cargo como a liderar el espacio de Unidas Podemos. Han sido dos largos años, en los que se han arrastrado numerosos déficits de la etapa 2015-2021 en el plano organizativo, pero también numerosos problemas de la nueva coyuntura política.

Comienza la puesta de largo de Sumar y el primer gran obstáculo que se ha tenido que sortear ha sido la dilatación de los tiempos. Quedan todavía muchos retos pendientes para que el espacio pueda recuperar el impulso popular que empujó en volandas a Podemos hace casi una década. España ha cambiado profundamente, pero todavía sigue latente un sentimiento de ruptura democrática. Ahora, este sentimiento se expresa a través de la desafección política y de la profunda decepción con el conjunto de políticos de nuestro país. Salvo una parte reactiva de la derecha, nadie está muy convencido de sus liderazgos y vota casi más a la contra del otro que apostando de forma convencida por un proyecto propio.

Yolanda Díaz es el mejor activo del que dispone el espacio del cambio, pero para que la apuesta pueda recoger parte del hartazgo ciudadano y volver a ilusionar a un país es necesario poner sobre la mesa cuestiones políticas y organizativas que se han quedado apartadas durante los últimos años.

El primer gran reto es la apuesta por construir un bloque popular. Yolanda Díaz ha apostado por un proceso de escucha en su primera etapa al frente de Sumar. Es una línea de apertura necesaria hacia la sociedad civil, aunque el protagonismo principal no sea exactamente de la gente. Por ello, continúa siendo imprescindible trabajar para generar nuevas herramientas para que la gente (la gente normal, pero también las organizaciones sociales, sindicales, los movimientos ciudadanos) pueda sentirse partícipe del proceso de construcción del nuevo sujeto político. Esta tarea es prioritaria para crear un sentimiento de pertenencia que sea la antesala de un nuevo reimpulso popular. Si la gente se siente parte protagonista de la nueva herramienta, estará más movilizada y permitirá un desborde posterior.

Es necesario recordar aquí que gran parte de la decepción con Podemos y de su desconexión con el tejido social y popular vino dado por el cierre orgánico. Las disputas internas y la incapacidad para crear instrumentos de participación transparentes que se sostuvieran en el tiempo alejaron definitivamente a mucha gente del partido. La reproducción de viejas dinámicas de los partidos clásicos acabó por generar una sensación de desilusión a muchísima gente anónima que se había acercado a los círculos y participaba en las asambleas ciudadanas de forma desinteresada.

Dejar atrás esa etapa de cierre parece una condición de posibilidad para que el nuevo espacio pueda volver a reconectar con la gente.

El segundo gran reto de Sumar es la definición de un proyecto político nítido. Muchas veces se confunde programa político con proyecto político. El programa es lo que aterriza a nivel concreto, en formato de medidas, un proyecto político. El proyecto es el que define los horizontes (qué país queremos), los valores del espacio y el sujeto político al que interpela (quiénes somos, quiénes son los otros). Durante estos meses, todavía no ha quedado del todo definido el proyecto. La gestión de Yolanda es sin duda su mejor activo político, pero una gestión no es capaz por sí sola de ganar elecciones. Hay que emocionar, convencer y construir una idea que movilice esperanzas, anhelos y también que canalice los malestares existentes.

En este sentido, cuestiones como el modelo territorial son estructurales. No tanto por el modelo en sí, sino por ¿qué España encarna Yolanda Díaz? (si la plurinacional y democrática que apuesta por su diversidad, si la normativa, es decir, la simplemente legal, o si se abre el debate a un nuevo modelo). Del mismo modo, es necesario saber si Yolanda Díaz es la candidata de las clases medias y trabajadoras (modelo laborista) de España o si cabe algo más (u otra cosa). Por último, es necesario definir un horizonte de país que supere el marco de "gobierno de coalición". Es urgente empezar a dibujar un puerto de llegada; cómo sería la España de Yolanda Díaz más allá de la apuesta táctica del gobierno con el PSOE.

El tercer gran reto es generar hambre de más. Ni la unidad política, ni la gestión pueden ser finalidades en sí mismas. Son instrumentos tácticos para lograr los objetivos estratégicos de un espacio de transformación social con capacidad de penetrar en nuestra sociedad. Hay que construir herramientas y proyectos con capacidad de generar legados, tareas para los que vengan después. Una de las grandes fortalezas de IU que le permitió mantenerse a flote en los momentos de mayores derrotas electorales, fue su capacidad de generar estructuras estables organizativas gracias a su tradición histórica, pero también por la definición de sus ideales. Cabe recordarlo para innovar y crear estructuras que puedan perdurar en el tiempo generando siempre hambre de más, además de memoria.

Queda mucho camino por delante cuando el reto es marcarle el paso a una década. Para ello toca seguir siendo ambiciosas, ganar capacidad de capilaridad social y, sobre todo, abrir nuevos horizontes que permitan a la gente movilizarse en torno a objetivos, ofreciendo un rumbo claro para el conjunto de la acción política.

Más Noticias