Otras miradas

Municipalismo versus 'ola contra Sánchez'

José Luis Morales García

El presidente valenciano, Ximo Puig, en el Palau de la Generalitat. E.P./Rober Solsona
El presidente valenciano, Ximo Puig, en el Palau de la Generalitat. E.P./Rober Solsona

El próximo 28 de mayo en la Comunitat Valenciana se celebrarán elecciones municipales y autonómicas, donde los valencianos y valencianas deberán elegir a quién quieran que les gobierne, tanto  en la Generalitat  como en los ayuntamientos. Y ahí está la batalla entre los principales aspirantes a dirigir los designios de los valencianos, el actual president, y líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, que ha sabido situar a su partido como primera fuerza de la Comunitat tras veinte años de oposición y guerrillas, y el actual presidente de la Diputación de Alicante, y presidente del PP-CV desde hace apenas un año, Carlos Mazón,  que ha conseguido transformar especialmente en Alicante su organización en una máquina política, y en Valencia aún le queda mucho trabajo para limpiar la organización de los ‘vicios adquiridos’ durante los gobiernos populares. Cada uno presenta estrategias radicalmente opuestas, y que son similares a las empleadas  allá por 2007 por su rival, algo que resulta curioso, pero que evidencia la realidad de cómo ha cambiado cada partido político.

Ello nos ha llevado a una campaña basada en las elecciones más próximas que se celebrarán el próximo 28 de mayo como son las municipales, donde los candidatos locales serán los protagonistas estrellas en el caso del socialismo valenciano, con Ximo Puig, como el alcalde de la Comunitat, por un lado. Mientras que, en el caso de los populares, se ha optado por lo contrario una campaña más general,  la ‘ola contra Sánchez’, donde da impresión por lo que dicen sus protagonistas lo que está en juego no es ni la Generalitat ni los ayuntamientos, sino España, y un modelo de país, diferente al actual,  donde todo gira alrededor de la meseta y de lo que sucede en Madrid.

La elección de estos dos modelos no es casual. Todo lo contrario. Está forzado por las circunstancias en que se encuentran ambas fuerzas políticas tras las últimas elecciones de 2015 y 2019, donde los socialistas consiguieron recuperar terreno político y convertirse en la fuerza hegemónica en la mayor parte del territorio valenciana, excepto en una parte de la provincia de Alicante, la más vinculada con el turismo, donde los populares tienen gran hegemonía desde principios de los años 90. Esa recuperación socialista no fue casual fue consecuencia de la llegada de una nueva generación de alcaldes, la denominada Generación Pelayo, -en recuerdo a la calle de Valencia donde estuvo durante años la sede las juventudes socialistas-, y que son jóvenes que adquirieron la condición adulta durante los gobiernos del PP-CV, y a las bases política de la sociodemocracia  y el estado de bienestar han sumado el modo de hacer más populista de dirigentes del PP-CV, lo que les ha convertido en sus municipios en grandes referentes. Son los casos de la propia ministra de Ciencia y Tecnología, y ex alcaldesa de Gandia, Diana Morant, que aún no deja de tener todas las semanas que puede acto público en la capital de La Safor,  su sucesor, José Manuel Prieto,  o Salgredo en Paterna, Fernández Bielsa en Mislata, el histórico Jesús Ros en Torrent, el novel Fran López en Rafelbunyol, que consiguió por primera vez la alcaldía para los socialistas en 2015, entre otros, es decir, todos los alcaldes del área metropolitana de Valencia, que había perdido a principios de este siglo ahora vuelve a ser socialista. De hecho, en estas poblaciones el protagonista secundario será el propio jefe del Consell, Ximo Puig, que irá a rueda del alcalde del turno, y será protagonista en aquellos lugares donde no haya alcalde socialista.

Y aquí, Puig ha optado por tomar su primera decisión estratégica salir de su tradicional zona de confort, su provincia natal, Castellón, y presentarse por Valencia a Presidente de la Generalitat, consciente que su imagen centrada cocinada a fuego muy lento, con rebajas fiscales incluidas en los últimos meses, le puede dar un importante voto procedente  de Ciudadanos que puede ser definitivo para aumentar el poder territorial y político del PSPV-PSOE. Así, este arranque de fallas Puig rompió protocolos y empezó la fiesta en una falla popular de barrio, mientras que sus adversarios y rivales, incluido el presidente nacional del PP, Alberto Nuñez Feijoó, optaban por vivir el comienzo de la fiesta en la falla municipal.

En esta estrategia los socialistas apuestan por hablar  de gestión municipal y autonómica con una estrella que precisamente hoy viernes entra en campaña la gigafactoría de baterías de Volkswagen, cuya primera piedra su alteza real, Felipe VI, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los directivos de la multinacional, ponen en unas horas en Parc Sagunt, un proyecto que llevaba más quince años estancado por la crisis de 2008, y ahora ya no quedan parcelas industriales.

Frente a esta estrategia de proximidad, los populares conscientes de su situación en la Comunitat, y sus escasos recursos humanos, han optado por lo contrario. Centrarse en el discurso nacional, olvidando las peculiaridades y la historia de la Comunitat, es decir, abandonando aquello que les dio victoria en 2015, el denominado valencianismo político que, pese a no salir en las encuestas da y quita votos especialmente en la provincia de Valencia. En su lugar han apostado por seguir sumando efectivos a la ‘ola contra Sánchez’, como si lo que se jugara el  28 de mayor es quién ocupará la Moncloa. Y ahí, los populares tratan  buscar semejanzas entre Sánchez y Puig, algo bastante complicado, salvo su militancia en el PSOE, y tratan de ensuciar la imagen de Ximo Puig, con cualquier tipo de acusación contra su gestión, ya sea con fundamento o sin el mismo, tratando de judicializar la vida política.

Sentencia con uso político de las denuncias

Y así, sucede lo que  le ha pasado esta semana a la ex secretaria general del PP-CV, la oriolana, Eva Ortiz, que ha sido recriminada en una sentencia del TSJCV que inicialmente había ganado inicialmente por falta de documentación que el Consell del Botànic no le había concedido a su solicitud, pero que tras el recurso de los abogados de la Generalitat, el TSJCV le ha acusado de "tener un afán recaudatorio" con las costas de los juicios, pues, "las demandas antes de acaben los procedimientos", es decir, "antes de que sean incumplimientos", por lo que, según el auto del TSJCV, "las costas procesales no proceden", por lo que los populares tendrán que reintegrar al Consell los 700 euros correspondientes a los costas del citado procedimiento.

Cambios de papeles

Unas estrategias que curiosamente no son nuevas, pues, ya se emplearon en hace algunos años allá en 2007, pero, por sus respectivos adversarios. La estrategia municipalista en aquel entonces la uso el entonces president de la Generalitat, Francisco Camps, aprovechando que, por primera vez, en la historia popular habían conseguido ocupar espacios tradicionalmente socialistas como el área metropolitana de Valencia, y que le sirvió para afianzar el mayor poder la historia de la Comunitat por parte del PP-CV que consiguió en Les Corts alcanzar el 51% de los votos, hecho nadie antes había conseguido, y alcanzar alcaldía como la de Torrent, con la desconocía María José Catalá, que ahora aspira gobernar el municipio de al lado, Valencia, por lo que sorprende aún más que los populares hayan abandonado esta estrategia, incluso los mensajes actuales de euforia Catalá, pese a las dudas de algunas encuestas.

Por el contrario, los socialistas, cuyo poder local se reducía a algunos cuantos ayuntamientos, y una gran ciudad, Elche, optaron por subirse a la ‘ola a favor de Rodríguez Zapatero’, junto al resto de fuerzas de izquierdas. Una ola que llevo a los socialistas a repartirse los cargos antes de tiempo, como sucedió en puertas de la antigua sede socialista Blanquerías el día que arrancaba la campaña, lo que en la noche electoral provocó un hundimiento generalizado de la izquierda valenciana que duró dos años, y aún está sufriendo algunas de las consecuencias que provocó aquel estado de apatía generalizado.

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