Otras miradas

Los papeles del Pentágono, soldados OTAN en Ucrania y la Tercera Guerra Mundial

Pablo del Amo

Coordinador de Descifrando la guerra

Soldados ucranianos participan en un simulacro militar de entrenamiento de combate psicológico en un lugar no revelado cerca de la frontera con Bielorrusia, el 11/03/2023. - Violeta Santos Moura / REUTERS
Soldados ucranianos participan en un simulacro militar de entrenamiento de combate psicológico en un lugar no revelado cerca de la frontera con Bielorrusia, el 11/03/2023. - Violeta Santos Moura / REUTERS

En los últimos días la filtración de multitud de documentos clasificados del Pentágono ha sacudido el mundo debido a la importancia de la información revelada. Una de las cuestiones que más ha levantado polémica ha sido el hallazgo de la presencia de fuerzas especiales de países de la OTAN en Ucrania. Es decir, la intervención de la OTAN en Ucrania no se limita al envío de armas y dinero, sino que también ha puesto botas sobre el terreno.

A pesar de lo impactante de la cuestión, lo cierto es que esta información no sorprende. La guerra de Ucrania, además de ser un conflicto civil y una confrontación entre Rusia y Ucrania, es una guerra proxy o subsidiaria entre Moscú y la OTAN. Ambos bloques están librando de manera indirecta una batalla en suelo ucraniano cuyo desenlace marcará el devenir del sistema de seguridad europeo. En ese sentido, el despliegue de fuerzas especiales en un territorio proxy es un modus operandi característico de este tipo de conflictos. Igualmente, la importancia de esta revelación radica en que el gran público puede ser conocedor del grado de intervención que puede tener su país en la guerra de Ucrania.

¿Qué tipo de labores pueden estar llevando a cabo estas fuerzas especiales OTAN? Lo más probable es que estén dedicándose al adiestramiento de soldados ucranianos y a la fijación de objetivos rusos. Las fuerzas especiales desplegadas en Ucrania también podrían estar realizando labores de inteligencia mediante la infiltración, con la posibilidad de que estén llevando a cabo acciones de mando e incluso hayan entrado en combate. No es descartable que Rusia hubiese sido consciente de la presencia de tropas OTAN en Ucrania, lo cual nos hace indicar que esto no es motivo suficiente para desencadenar una Tercera Guerra Mundial, pero claro está que está acción puede no quedar sin respuesta. En ese sentido, Moscú podría a su vez realizar lo que se conoce como estrategia de zona gris, es decir, operaciones que no desencadenen un conflicto directo como sabotajes o desinformación.

Unido a estas revelaciones sobre el nivel de implicación de la OTAN en Ucrania, la líder del ultraderechista Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, ha asegurado en una entrevista que la victoria de Ucrania podría desembocar en una Tercera Guerra Mundial. Le Pen basa su argumento en la imposibilidad de Kiev de poder ganar al ejército ruso sin una intervención directa de la Alianza Atlántica en el conflicto. Lo cierto es que cuanto más se prolongue la guerra, más aumentan las posibilidades de que ocurra un incidente que pueda provocar una guerra total. Sin embargo, ninguno de los bandos tiene la intención de desencadenar un conflicto de este tipo debido a la masiva destrucción que causaría.

La cuestión es que Occidente se ha implicado tanto en su apoyo a Kiev que no tiene incentivos para detener su intervención, por ahora. Ha apostado demasiado en Ucrania como para echarse atrás ¿esto quiere decir que en caso de que el ejército ucraniano esté a punto de ser derrotado podría intervenir directamente? Es poco probable, pero no es descartable. Hay que destacar que actualmente, el objetivo de la OTAN pasa por dotar a Ucrania de los medios para realizar una ofensiva que le dé ventaja para una futurible mesa de negociaciones. La otra cara de la moneda es que, si fracasa la ofensiva ucraniana, puede que desde Occidente se decida reducir el apoyo a Kiev debido a los enormes costes de una guerra de desgaste de esta magnitud.

Por el otro lado, otra de las acciones que podría llevar a la OTAN a intervenir directamente en Ucrania, sería el uso de un arma nuclear por parte de Rusia. Ante el escenario de una derrota, Vladimir Putin podría decidir usar dicha arma debido a la amenaza que supondría para su supervivencia fracasar en Ucrania. Como consecuencia, la OTAN podría responder atacando directamente al ejército ruso de una manera devastadora por la ruptura del tabú nuclear. La situación es tan excepcional que las consecuencias de dichos actos son muy complicadas de prever. En todo caso, aunque nunca hay que descartar por completo nada, es ciertamente muy poco probable que se dé este escenario.

De momento, la incertidumbre es lo que caracteriza el futuro de la guerra de Ucrania. Es pronto para saber qué tipo de éxito tendrá la futura ofensiva ucraniana y si el ejército ruso será capaz de obtener grandes éxitos en el campo de batalla. Lo que sí sabemos es que ambos bandos no tienen voluntad de parar los combates, ya que consideran que pueden conseguir sus objetivos mediante la lucha. Prever las consecuencias es imposible, pero no hay que despreciar el azar de los acontecimientos ni la capacidad de destrucción de una guerra de alta intensidad.

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