Otras miradas

Sumar y Podemos: el pacto necesario y justo

Ramón Soriano

Catedrático emérito de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide

El candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias y la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz durante el acto de cierre de campaña del partido en el anfiteatro de la Cuña Verde de Vicálvaro, a 2 de mayo de 2021, en Madrid (España). Foto: Isabel Infantes / Europa Press
El candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias y la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz durante el acto de cierre de campaña del partido en el anfiteatro de la Cuña Verde de Vicálvaro, a 2 de mayo de 2021, en Madrid (España). Foto: Isabel Infantes / Europa Press

El Gobierno -PSOE y Podemos- ha realizado y sigue desarrollando un amplísimo programa de leyes, como nunca se ha visto en la democracia española. Más de cien iniciativas legales aprobadas en lo que va de legislatura. Ahora a la vuelta de la esquina la ley de la vivienda. Pero este enorme capital de reformas legislativas está sentenciado a muerte al decir del jefe de la oposición, líder del PP, quien reitera que anulará este plantel de conquistas sociales, cuando gobierne. Las encuestas siguen dando como posible un Gobierno PP-Vox. Que será tanto más posible cuanto que la izquierda a la izquierda del PSOE vaya desunida a las elecciones generales de fin de este año. Como en todas las épocas históricas acecha un enemigo exterior y otro interior en el avance en la conquista de la democracia y los derechos. Enemigo exterior es hoy la ultraderecha europea y mundial, que incentiva y da alas a la ultraderecha española; ésta asiste a sus reuniones y manifestaciones y sigue sus estrategias y eslóganes. Enemigo interior es la derecha política, económica y mediática española, muy decidida a tumbar el Gobierno desde el mismo día de la investidura, al que ha llamado desde entonces un Gobierno ilegítimo.

Podemos y Sumar deben seguir y consolidar el interés general, que ahora es la unidad de la izquierda, la única manera de revalidar el Gobierno progresista de las próximas elecciones generales. De lo contrario, los enemigos interiores y exteriores harán que la todavía inestable democracia española sufra una involución y estos enemigos, encaramados en el poder tras las próximas elecciones, suprimirán los avances en la democracia y los derechos a duras penas conquistados. Es el momento de dar un paso al frente. Si Podemos y Sumar no lo hacen, la sociedad no lo entenderá y se reflejará en los resultados electorales.

En el pacto necesario Podemos, partido en el Gobierno, con indiscutibles y numerosas conquistas sociales, con treinta y tres escaños en el Congreso de los Diputados, con numerosos militantes ocupando cargos públicos en todo el territorio del Estado, las Comunidades autónomas, las Provincias y los Municipios, en funciones de gobierno o de representación política en órganos colegiados, claramente muestra una gran diferencia con las aportaciones de algunos partidos integrantes de Sumar, muchos de ellos sin representación parlamentaria. Sin embargo, a pesar de las enormes diferencias, lo único que ha pedido Podemos es la celebración de primarias, es decir, democracia en el acceso a las listas electorales. No ha pedido, como algunos comentaristas consideran plausible, ninguna reserva especial en función de sus méritos.

Por otro lado, son injustos quienes pretenden que Podemos se coloque en la misma línea de salida que cualquier partido político pequeño o regional o  recién llegado a la política o carente de pedigrí político adherido a Sumar, sin garantía alguna respecto a la consideración de su actual estatus y méritos aportados a la democracia española, sin seguridad alguna en relación a sus aspiraciones y su futuro, metido en un túnel del tiempo a ciegas y en la nebulosa de una organización de la que se desconocen programas y métodos.

Explico las razones, que me llevan a sostener mi análisis. En cada una de ellas primero la situación general y después su aplicación a las relaciones Sumar-Podemos.

Primera razón: el "café para todos" nunca es una regla de la política

En política nunca ha valido el "café para todos", sin más; en política se crece o decrece, se tiene más o menos, en función del currículo y méritos de un partido político, esto es, las conquistas conseguidas y los resultados electorales obtenidos. El café para todos no solamente no es una regla de medir de la competición de los partidos políticos, sino que no está presente: a) en nuestro ordenamiento jurídico, y b) en la práctica del mismo.

Un ejemplo del ordenamiento jurídico consta en nuestra carta magna, la Constitución española: la desigualdad del acceso de los partidos políticos a los medios de comunicación públicos en los periodos electorales. "La ley garantizará el acceso a los medios dependientes del Estado o de cualquier ente público de los grupos sociales y políticos significativos" (art. 20.3) "Significativos" quiere decir que unos partidos tendrán acceso y otros no. Sólo tienen acceso a los medios públicos en el periodo electoral los partidos políticos, que han obtenido representación en las pasadas elecciones y durante el tiempo correspondiente a su cuota de representación política. ¿Cuántos escaños tienes?... pues en función del número disfrutas de más o menos tiempo para difundir en los medios tus mensajes.

Un ejemplo de la práctica del derecho:  la capacidad también desigual de los partidos políticos en el nombramiento de los principales cargos públicos del país. La realidad política nos ofrece un día sí y el otro también cómo los partidos políticos se reparten los puestos en las instituciones públicas, inclusive los poderes del Estado, en función de la citada cuota de representación en el Parlamento.

Corolario:

El café para todos no es una moneda de intercambio en política. Nunca lo ha sido. ¿Y ahora se pretende una excepción con Podemos en el proyecto político Sumar? ¿Por qué razón? ¿Cómo se justifica que Podemos tenga que desprenderse de sus alforjas repletas, como antes se ha indicado, y se ponga en la misma línea de salida junto a partidos políticos aglutinados en Sumar, que ni siquiera tienen representación política y algunos han nacido ayer? ¿Cómo se justifica, si lo único que pretende Podemos es que en el seno de Sumar exista democracia, es decir, elecciones en la configuración de las listas electorales? Cualquier partido en la situación de Podemos exigiría más garantías y derechos, y lo único que ha pedido es que haya primarias abiertas en el seno de Sumar. Y se le ha dicho que no.

Segunda razón: la condición perversa de la naturaleza humana en la lucha política

Son muchos los expertos politólogos, que se refieren a la política como el ámbito profesional más duro. Y tienen a su alcance numerosos episodios para justificar su opinión. Sin ir más lejos, la forma como los barones del PP defenestraron al presidente y líder del partido, Pablo Casado, en un santiamén. Por cierto sin ni siquiera una mirada a las bases del partido, que asistieron al holocausto cual convidados de piedra. Digo "ámbito profesional", porque muchos políticos han convertido a la política en una profesión de por vida, lo que acentúa todavía más la dureza de la política, ya que no hay cargos para todos. Nadie ha reflejado mejor la crudeza de la política y la maldad de los políticos, esto es, de las personas en la política, que los escritos de Maquiavelo, al que se le atribuye -realmente no le pertenece- la regla política máxima: "el fin justifica los medios". El Príncipe del autor florentino era tan certero y sabio para Napoleón, que existe una versión comentada con las reflexiones del emperador francés colocadas en el margen de las páginas de la obra del filósofo-sociólogo de Florencia. Hoy se puede leer a Maquiavelo poniendo nombres y circunstancias de la política actual sustituyendo a los que aparecen en sus escritos, porque Maquiavelo es un autor de rabiosa actualidad: lo que dice vale para nuestro tiempo y sus actores políticos, porque la política no ha dejado de ser dura y la naturaleza humana no ha dejado de ser malvada. Hagan una prueba: lean los numerosos ejemplos históricos de las obras de Maquiavelo y verán cómo pueden poner en su lugar coincidentes nombres y acciones de políticos de la España de nuestros días.

Corolario:

Pero algunos en Sumar parecen no conocer o han olvidado las enseñanzas del sabio florentino y pretenden que Podemos se ponga una venda en los ojos y se adhiera a Sumar sin la más mínima garantía de qué pasará en el futuro. Que participe en el juego de la "gallinita ciega" y si se desploma por un precipicio... ah!, se siente. Cuando se invita a participar en un nuevo proyecto político colectivo es de rigor conocer unas mínimas reglas de organización para que el invitado sepa a qué se expone. Lo contrario es firmar un contrato en blanco. Me viene a la mente el sabio consejo de mi padre: "Ramón, los contratos y acuerdos con detalles y por escrito... que las palabras se las lleva el viento". Y terminaba apenado y nostálgico: "Ya la palabra de honor no vale nada". Recuerden la frase de Voltaire, que nada tienen que envidiar a las de Maquiavelo: "! Dios mío, líbrame de mis amigos! De los enemigos ya me encargo yo" ¡Cuantas veces aparece en la prensa la referencia al fuego amigo como causa de algunos acontecimientos en principio inexplicables!

Tercera razón: las cautelas razonables tras los pasos y las palabras de la lideresa de Sumar

La lideresa de Sumar, Yolanda Díaz, nada ha dicho de reconocimiento del papel de Podemos. Más bien lo contrario en unas desafortunadas palabras nada propicias al entendimiento y a la unidad de la izquierda: "Sumar será un éxito incluso sin Podemos". El trato dispensado es el de un partido más de Sumar. Es más, cuando se le habla de partidos, ella afirma que Sumar "no es una cosa de partidos", si bien son partidos lo que forman Sumar y no creo que estos partidos estén dispuestos a perder su propia identidad. Con estas lagunas es explicable los temores de Podemos. Algunos miembros destacados del partido han opinado que quizás componentes de Sumar -y entre ellos la lideresa- prefieren esperar a las elecciones de mayo, para ver si Podemos se hunde y así poder ganar posiciones. La sospecha de la falacia de quienes atacan a Podemos, porque no se adhiere a Sumar, cuando realmente prefieren que no esté, se extiende cada vez más tras los últimos acontecimientos.

Pero hay algo más que no se ha puesto en liza y que me haría reflexionar, si yo fuera militante de Podemos: ¿dónde reside la legitimidad democrática de Yolanda Díaz para autoproclamarse, sin más, candidata a la presidencia del Gobierno?

Hace ya más de un siglo que el filósofo-sociólogo Max Weber en su monumental Economía y Sociedad describiera tres modelos de legitimidad: la legitimidad por el carisma, la legitimidad por la tradición y la legitimidad por el procedimiento. Aludía a esta última como la propia de las sociedades modernas.

En una sociedad avanzada democrática, como es la nuestra, el procedimiento democrático está siempre presente en la Constitución, en las instituciones públicas y en la política. Estamos constantemente eligiendo a nuestros representantes en todos los niveles del territorio del Estado. Frecuentemente votamos a quienes nos representan, como comisionados de nuestra voluntad política. Votamos a nuestros representantes en el Congreso de los Diputados para que ellos voten a nuestro presidente del Gobierno. Por eso nos sorprende y enfada cuando se produce una designación y no una elección de alguien para representar o gobernar a una comunidad. La elección y los votos forman ya parte de nuestra esencia como demócratas. Hemos desterrado como métodos de decisiones políticas el carisma, la tradición y la dedocracia.

Corolario:

¿Va a seguir la lideresa de Sumar -y con ella los partidos del proyecto- la legitimidad democrática procedimental señalada por Weber? ¿Va a someter su candidatura a las bases de Sumar? Su legitimidad procede de quien, siendo secretario general de Podemos y vicepresidente del Gobierno, la designó vicepresidenta del Gobierno, ocupando el lugar que él abandonaba, y futura candidata a la presidencia del Gobierno ¿Le basta para sentirse legitimada la designación del secretario general de un único partido político? ¿O el apoyo de los líderes/lideresas de los partidos políticos de Sumar? La candidatura de Yolanda está asegurada. Hasta miembros destacados de Podemos han dicho públicamente que ella es su candidata a la presidencia del Gobierno. Así se ha pronunciado en la televisión pública, 24 horas, el portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados. Yolanda tiene el camino fácil y expedito. Pero hay que cumplir con el procedimiento democrático de una sociedad democrática, como la nuestra. Ya sabemos que la derecha política y mediática es muy rápida en la proclamación a los cuatro vientos que los Gobiernos (los de izquierda, obviamente, no los suyos) son ilegítimos con la mayor de las falsedades.

En su largo discurso Yolanda nada dijo sobre primarias ni elecciones en el seno de Sumar, lo único que pide Podemos -insisto- para formar parte de Sumar. Lo que pronunció bien alto fue que ella "presentaba su candidatura a la presidencia del Gobierno". Es, por lo tanto, razonable que Podemos tenga sus cautelas, porque en un acto de puesta de largo de Sumar todo se redujo a aplausos, congratulaciones y besos a los líderes de los partidos políticos, que estaban entre el público y no en la tribuna. Tampoco estos líderes han dicho algo más que el tópico en el que todos estamos de acuerdo: que es necesaria la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE. Cualquier observador externo no perteneciente a "la casa" habría advertido un sesgo personalista en el proyecto, que reconocen no sólo la ministra Robles, asegurando que estos proyectos están llamados al fracaso, sino también algunos comentaristas. ¿Hasta dónde va a extenderse ese personalismo? No se sabe. Luego es lógico que Podemos mantenga sus precauciones y no se tire al agua sin saber si hay fondo suficiente y que no aguardan cocodrilos en la orilla; especialmente los cocodrilos que sigilosamente esperan la caída de Podemos en las elecciones próximas.

El pacto necesario y justo y la ética de la deliberación

En la construcción del pacto todos tienen que poner de su parte. Es necesario negociar sin prisas y sin pausa y llegar a un acuerdo a cambio de la supervivencia política. ¿O van a reinventar las elecciones de Andalucía? ¿Y colocar a Feijoo en la presidencia del Gobierno? La culpa será entonces de todos.

Creo que el camino más seguro es seguir los pasos de la ética de la deliberación, que se ha convertido en un instrumento adecuado para la toma de decisiones de las instituciones públicas. Sobre ella se ha escrito ríos de tinta. No puedo dedicarle mi atención, porque ya va bien servido mi artículo en extensión. La ética de la deliberación se desglosa en una serie de reglas lógicas elementales aplicadas al procedimiento discursivo, siendo la observancia de las reglas la que presta legitimidad al acuerdo obtenido por consenso. Los expertos -desde Habermas a Barber- estiman que el respeto a la ética de la deliberación es el método más eficaz para llegar a acuerdos estables. Ahora bien, antes del discurso ético tiene que producirse un reconocimiento de los errores cometidos en el caso de miembros con previos conflictos, en lo que tanto Podemos como Sumar son concernidos.

Lamentablemente el pacto necesario se va alejando debido a nuevas experiencias negativas de cara a las elecciones de mayo de 2023. Podemos no pacta la unidad en Cádiz y Rivas, y Más Madrid y Compromís tampoco pactan la unidad en Madrid y Valencia, respectivamente. Los intereses políticos particulares se imponen al interés general de la unión de la izquierda. No se reconocen los errores y aumentan las distancias. Así no.

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